El precio que ves en los VTC no siempre es el que pagas: el mito del ‘precio cerrado’ de Uber, Cabify y Bolt

Las empresas pueden modificar el costo del viaje incluso después de iniciar el trayecto

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El mito del “precio cerrado”
El mito del “precio cerrado” de Uber, Cabify y Bolt. (Europa Press)

Los VTC se han convertido en ese comodín con el que la gente cuenta para ir y venir desde cualquier sitio. Un coche de confianza en el que el viaje que están a punto de solicitar tendrá el precio que estipula en la pantalla. Para muchos, ese número se ha convertido en sinónimo de tranquilidad frente a lo que pueda pasar en el trayecto. Nada más lejos de la realidad. Desde 2011, miles de personas contratan los servicios de un Uber, Cabify o Bolt.

Estas compañías son las tres más conocidas: las tres tienen sus apps por la que se piden los viajes, se selecciona el método de pago, se puede ver el historial y se contacta con el soporte. Al descargártelas por primera vez y crear una cuenta, piden aceptar los términos y condiciones de uso. Ese texto amplio y pequeño que muchos deslizan hasta toparse con el botón para saltárselo.

Pues bien. Ahí aparece el salvoconducto, legal y explícito, de estas empresas para cobrar más si el inconveniente lo exige y está recogido en aquel texto inmenso que al principio decidimos aceptar sin leer.

El mito del ‘precio cerrado’ es importante porque la gran mayoría de los usuarios de VTC desconoce que el precio que aparece al pedir un viaje no es definitivo. Las apps muestran un precio inicial, pero esa cifra no es un precio fijo, sino una estimación basada en la ruta prevista y en un tráfico hipotético que calcula la propia aplicación.

Élite Taxi critica que los VTC trabajan "ilegalmente" y defiende la futura ley del sector.

Uber: “El importe final puede ser diferente de la estimación”

En la documentación oficial de Uber, la compañía reconoce explícitamente que el precio mostrado previamente no garantiza lo que se pagará al final del trayecto. En su política de precios, Uber explica que antes de pedir un viaje muestra “una estimación del precio del recorrido”. “Tengan en cuenta que el importe final que se le cobre puede ser diferente de la estimación”, advierte.

La variación puede deberse al tráfico, desvíos, cambios de destino, paradas o condiciones de demanda.

Política de precios de Uber
Política de precios de Uber explicada en su página de ayuda. (Página Web Uber)

Cabify: “Te mostramos un precio estimado… el importe final podrá variar”

Cabify es aún más directa en su página de ayuda, donde reconoce claramente que el precio que se muestra no es fijo: “Cuando solicitas un viaje con Cabify, te mostramos un precio estimado del viaje, sin embargo, el importe final a cobrar podrá variar si se dan alguna de las siguientes situaciones”.

Entre esas situaciones que enumera la empresa se encuentran: cambio de destino, paradas adicionales, tiempos de espera, peajes o costes no previstos y tráfico más lento de lo calculado.

Además, recuerda que la estimación inicial se basa en “la ruta más rápida” y en “el tiempo estimado según tráfico real”, lo que implica que cualquier contratiempo frente a ese escenario inicial puede modificar el precio final.

Política de precios de Cabify.
Política de precios de Cabify. (Página Web Cabify)

Bolt: “La tarifa adelantada no se aplica si cambias el destino o el trayecto dura más”

Bolt también advierte de forma explícita que el precio anticipado puede variar. En sus condiciones se lee: “La tarifa por adelantado no será aplicada si cambias de destino durante el trayecto, el trayecto dura más de lo estimado debido al tráfico u otros factores, etc.”

La empresa detalla además que su sistema de tarifas depende de tiempo, distancia y posibles suplementos, incluidos los ajustes por alta demanda: “Cuando la demanda es alta… la tarifa aumenta”, señalan. Es decir, la llamada tarifa dinámica también puede alterar el precio final del viaje.

Política de precios de Bolt.
Política de precios de Bolt. (Página Web Bolt)

Las tarifas dinámicas: el método legal de las compañías VTC

Los tres operadores de VTC emplean modelos algorítmicos que recalculan tarifas en función de la demanda, el tráfico, el tiempo real del recorrido y la saturación de la ciudad. Este mecanismo permite que un mismo trayecto, por la mañana, pueda costar más por la tarde o más después de varios días si está lloviendo.

Así, incluso sin cambios en la ruta, el precio inicial que ve el usuario no garantiza lo que acabará pagando, porque el sistema puede revaluar el coste durante el trayecto.