
Los gatos son la mascota favorita de al menos un millón de hogares en España. Estos animales, conocidos por su agilidad, vitalidad y carácter independiente, requieren el cuidado y el cariño de sus dueños, pero estos pueden tener dificultades para detectar las necesidades del felino. Justamente su naturaleza cazadora les lleva a ocultar instintivamente cualquier signo de dolor o enfermedad, una habilidad que termina por complicar la tarea a sus cuidadores.
Así, es bastante fácil terminar ignorando pequeños problemas que escalan y se convierten en verdaderos riesgos para su salud. Para prevenirlo, los veterinarios recomiendan realizar visitas periódicas a las clínicas, pero también observar con atención cómo actúa el felino. “Cualquier cambio en el comportamiento o en las rutinas de un gato debe ser considerado como una posible señal de alerta. Actuar con rapidez ante estos indicios puede ser determinante para el diagnóstico precoz y el tratamiento eficaz de diversas afecciones”, explica Gemma Baciero, veterinaria colaboradora con Royal Canin.
La especialista ha explicado las cinco señales de alarma que, aunque sean sutiles, pueden avisar a los dueños de que su gato tiene problemas y debe acudir a un veterinario.
Comida, aseo y apatía

Baciero pide a los dueños que se fijen en el uso que hace su mascota de la bandeja de arena. Según la experta, si el gato empieza a orinar fuera de su bandeja, lo hace con más frecuencia de lo normal, maúlla de dolor al hacerlo o pasa mucho tiempo en el arenero sin conseguir nada, pueden ser síntomas de problemas urinarios. “Estas afecciones pueden ser graves y requieren atención veterinaria inmediata”, indica en un comunicado.
Las alteraciones en el apetito y la sed también pueden ser un indicador de peligro. Tanto la pérdida de interés por la comida y la bebida como un aumento drástico en la misma “puede estar relacionado con diversas condiciones de salud que necesitan ser evaluadas por un profesional”, explica.
Además, hay que fijarse en las actitudes del gato. Si el animal empieza a mostrarse más apático, a esconderse más de lo habitual o pierde el interés en relacionarse o en jugar, puede ser un primer síntoma de que sufre fiebre o dolor.
El aseo personal es otro indicador importante. “Los gatos son animales extremadamente limpios. Un pelaje descuidado o sucio indica que el gato ha dejado de asearse, un comportamiento que suele estar ligado al malestar o a la enfermedad”, asegura la veterinaria.
Hay otras señales más fáciles de notar, como los maullidos. Un aumento repentino de las veces que maúlla el animal, o un cambio en su tono, puede ser una forma de comunicar que no se encuentra bien. “Es una llamada de atención que merece ser escuchada”, advierte.
“Los cuidadores son la primera línea de defensa para la salud de los gatos”, recuerda Baciero. “Conocer el comportamiento normal de su gatito es lo que les permitirá detectar estas sutiles, pero cruciales desviaciones”, añade. Si se notan estas señales, lo mejor es no esperar y consultar con el veterinario, concluye.
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