La prensa francesa señala al príncipe Guillermo como “un niño mimado que tiene rabietas y se irrita si las cosas no se hacen a su gusto”

El medio galo ‘Paris Match’ ha señalado al heredero de la Corona británica como una persona errática y caprichosa

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El príncipe Guillermo, el príncipe
El príncipe Guillermo, el príncipe de Gales, e el London Air Ambulance Charity en The OWO, 2024. (Daniel Leal/Pool Photo via AP)

Como heredero al trono, el príncipe Guillermo siempre ha intentado transmitir una imagen progresista y más humana que Isabel II o su propio padre, Carlos III. Su esposa, Kate Middleton es una de las figuras más queridas de la realeza mundial y su reciente diagnóstico de cáncer ha hecho al matrimonio conectar mucho más con las nuevas generaciones. Sin embargo, detrás de la sonrisa del hijo de Lady Di podría encontrarse una faceta que pocos conocen.

Según un reportaje del medio francés Paris Match, el futuro rey podría tener comportamientos que contrastan con la imagen pública impecable que siempre se ha cultivado. Con 43 años, Guillermo ha recorrido el Reino Unido de norte a sur, participando en actos oficiales, visitas a residencias de ancianos, festivales de flores y galas benéficas en Londres. Sus viajes no se limitan a las fronteras del país: la Commonwealth, querida por su madre, la difunta Isabel II, siempre ha formado parte de su agenda. No obstante, aunque su calendario parece intenso, comparado con otros miembros de la familia real su actividad ha sido menor de lo esperado.

Su carácter tampoco escapa a la controversia. Paris Match describe a Guillermo como alguien propenso a ataques de ira repentinos, comparables a las rabietas de un niño, especialmente cuando las cosas no ocurren según su voluntad. Según el reportaje, esta actitud se remonta a su infancia, cuando sus deseos eran atendidos casi siempre sin cuestionamientos.

Se relatan episodios como el uso de un mini Jaguar descapotable en los pasillos del Palacio de Kensington o juegos con pistolas de agua que alteraban a su personal de seguridad. Incluso sus primeras experiencias con sus cuidadoras parecen haber sido motivadas por la necesidad de moderar su carácter dominante, conociéndolo como “Guillermo el terrible”.

El príncipe es un niño mimado por el que siempre han hecho todo los demás, aun así, es menos mimado que su padre”, explica el artículo. Y añaden las citas del experto en realeza británica, Tom Quinn, quien afirma que “Guillermo tiene rabietas y se irrita si las cosas no se hacen a su gusto”. Además, el periodista Ian Pelham Turner indica que “es imposible trabajar con él, es inagotable su afán por triunfar y tiene intolerancia por todo aquel a quien considera necio”.

El hijo de Carlos III se está encontrando con diferentes problemas que están derivando en una crisis de popularidad

Sus causas sociales, en duda

Por otro lado, ponen en duda su postura frente a temas que promueve públicamente. Aunque el hijo de Carlos III se presenta como un defensor de la sostenibilidad y la protección animal, en la práctica ha viajado en helicóptero por placer y negocio y, en los años 2000, se opuso a la prohibición de la caza del zorro impulsada por el gobierno de Tony Blair.

Este retrato más complejo del príncipe heredero contrasta con la narrativa tradicional sobre los hijos de Lady Di: Guillermo, el hijo responsable; Harry, el rebelde. La prensa británica ha explotado durante años esta dicotomía, contribuyendo a consolidar la imagen del pequeño como el problemático y de mayor como el modelo a seguir. Sin embargo, estas revelaciones muestran que el futuro monarca también tiene facetas que podrían decepcionar a quienes esperan un heredero impecable.

Por último, señalan que “Guillermo es tacaño. Incluso más que su padre. Supuestamente cuenta cada céntimo y no es de los que colman a su esposa de regalos extravagantes“. Explican que su gestión del Ducado de Cornualles, que incluye decisiones económicas estrictas y la negativa a condonar ciertos pagos, también es muy cuestionable. Afirmando así que la percepción de que su imagen progresista no siempre coincide con sus actos.