La herencia millonaria de Joaquín Torres y sus hermanos que deja fuera a uno de ellos en plena guerra familiar

Juan Torres falleció habiendo dejado a tres de los cuatro hermanos las riendas de su grupo empresarial, que llegó a tener un valor de 400 millones de euros

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Joaquín Torres, abatido tras el
Joaquín Torres, abatido tras el fallecimiento de su padre (Europa Press)

El pasado domingo 23 de noviembre, Joaquín Torres tuvo que enfrentarse a la muerte de su padre, el empresario Juan Torres Piñón. En el tanatorio, el arquitecto fue arropado por sus familiares y amigos y se reencontró con su reciente expareja, Raúl Prieto. Torres deja como legado un patrimonio cuya gestión estará en disputa.

El empresario contaba con un extenso currículum a sus espaldas. Fue fundador de ACS junto a Florentino Pérez, también presidente del Metro de Madrid y vicepresidente de Hispano Química. Era doctor ingeniero de caminos y profesor emérito del IESE y pasó muchos años dedicándose a la docencia.

Por otro lado, también dedicó su tiempo a la cultura: coleccionaba arte y llegó a ser miembro de honor del museo Guggenheim Bilbao o vocal del Patronato del Reina Sofía. Otro de sus cargos en su innumerable lista era el de director de Cartera Kairos, la empresa matriz del grupo empresarial familiar de Torres.

Los más de 20 años de Florentino Pérez como presidente del Real Madrid: del fracaso de los “galácticos” a los audios contra Casillas y Raúl o la Superliga.

Poco a poco la empresa fue recayendo en manos de sus hijos, pero ahora su muerte deja muchas dudas sobre el futuro de su patrimonio. Lo normal sería que quedase repartido entre sus cuatro hijos: Joaquín, Andrés, Julio y Maite. Sin embargo, hay por medio una batalla legal y familiar que dificultará la gestión.

El valor de la herencia de Juan Torres

El jugoso valor patrimonial que llegó a alcanzar el imperio empresarial era de 400 millones de euros, pese a que a día de hoy ha descendido considerablemente hasta 31 millones. En diciembre de 2024, el holding familiar compuesto por más de 30 sociedades pasó a repartirse por partes iguales de un 33,33% a tres de los hijos del empresario: Joaquín, Andrés y Maite. Esto deja a Julio como el cabo suelto de la herencia.

Los cimientos del millonario entramado se tambalean, puesto que arrastra pérdidas de 27 millones de euros, con un fondo de maniobra negativo de 976.131 euros. También acumula deudas con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social o préstamos bancarios con impagos de hasta 2,84 millones de euros.

Joaquín Torres durante el entierro
Joaquín Torres durante el entierro de su padre, Juan Torres Piñón (Europa Press)

El origen de la disputa

En el año 2006, la situación era completamente opuesta, Juan Torres y Joaquina Vélez, la madre de la familia que falleció en 2024, confiaron en Julio para darle plenos poderes en las empresas. Fue a partir de aquí que el patrimonio familiar comenzó a caer, aunque el tiempo pasó sin que pudieran remontarlo y así comenzó la disputa familiar.

El empresario Juan Torres tuvo que dar un giro completo en sus últimos años de vida cortando sus gastos de raíz. Además, vendió las joyas de su mujer y sus obras de arte, poniendo a precios reducidos cuadros de Picasso, Miró o Warhol. “No tengo nada, lo único que me queda es una buena biblioteca”, se sinceró en su última entrevista para ABC.

En la misma entrevista participaron los otros dos hermanos de Joaquín Torres, que aprovecharon para arremeter contra Julio. Maite describió a su hermano como “un manipulador, muy simpático, un trabajador incansable en el mal”.

Familiares y amigos despiden a
Familiares y amigos despiden a Juan Torres Piñón (Europa Press)

La “traición” de Julio Torres

Por su parte, el arquitecto también habló sobre lo sucedido con Julio para Vanitatis: “Te aseguro que no hay nada más devastador para unos padres que vivir la traición de un hijo al que depositaron toda su confianza. Ellos han visto con sus propios ojos por justificantes bancarios cómo desviaba su patrimonio a sus cuentas y sus sociedades y a las de su mujer”.

Los tres hermanos tomaron las riendas con la misión de sanear las cuentas y, de la misma manera, Juan Torres dejó como voluntad que fueran ellos quienes se repartiesen su herencia. “No quiero hablar ni verle, es un fraude”, dijo el empresario sobre Julio, que tan solo debería recibir lo establecido en sus derechos legítimos.