Quién es Teresa Peramato, la candidata para fiscal general que ha centrado su carrera en la lucha contra la violencia de género

Nacida el 12 de noviembre de 1962 en Salamanca, ingresó en la carrera fiscal a finales de los años ochenta, lo que ha permitido que acumule más de tres décadas de experiencia

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Teresa Peramato Martín durante el
Teresa Peramato Martín durante el acto de toma de posesión como Fiscal de Sala Jefa de la Sección Penal de la Fiscalía del Tribunal Supremo (Fiscalía General del Estado)

Tras la renuncia de Álvaro García Ortiz como fiscal general del Estado, el Ejecutivo ha decidido en tiempo récord a su sustituta. Este martes, coincidiendo con el 25N ‘Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer‘, han anunciado su elección: Teresa Peramato.

Es relevante la elección del día, porque esta fiscal ha centrado gran parte de su trayectoria en la lucha contra la violencia de género y, según el Ministerio de Justicia, “es considerada una de las grandes impulsoras de la especialización judicial en esta materia”.

Peramato nació el 12 de noviembre de 1962 en Salamanca y se licenció en Derecho por la Universidad de Salamanca, ingresando en la carrera fiscal a finales de los años ochenta, lo que ha permitido que acumule más de tres décadas de experiencia en el ejercicio de la fiscalía.

El compromiso contra la violencia de género

Su trayectoria profesional la ha llevado por diversas fiscalías provinciales —como Tenerife y Valladolid— y por los Tribunales Superiores de Justicia de Cataluña y Madrid. En mayo de 2005, asumió el cargo de fiscal delegada de la Sección de Violencia sobre la Mujer en la Fiscalía Provincial de Madrid, comenzando así un camino marcado por su compromiso con la especialización en esta materia.

Con el tiempo, Peramato pasó a desempeñar funciones a nivel superior: fue adscrita a la Fiscalía de Sala contra la Violencia sobre la Mujer y, entre 2021 y principios de 2025, ejerció como Fiscal de Sala Delegada para esa misma sección. En enero de 2025 fue nombrada Fiscal de Sala Jefa de la Sección Penal de la Fiscalía del Tribunal Supremo, asumiendo también la responsabilidad de velar por la protección y tutela de las víctimas en los procesos penales.

Teresa Peramato Martín durante el
Teresa Peramato Martín durante el acto de toma de posesión como Fiscal de Sala Jefa de la Sección Penal de la Fiscalía del Tribunal Supremo (Fiscalía General del Estado)

A parte de su trabajo, sus declaraciones también han dejado claro la necesidad de reforzar la protección de las víctimas. Ha defendido que la ley debe adaptarse para que las mujeres que han sufrido agresiones sexuales no siempre estén obligadas a declarar en el juicio, una medida con la que aspira a evitar la revictimización.

La “crueldad y maldad” de la violencia vicaria

También ha alertado sobre el repunte de la violencia vicaria —cuando un agresor daña a los hijos para herir a la madre— calificándola como un acto de “crueldad y maldad” y no atribuible a una enfermedad mental, sino al control y la dominación. En una entrevista para RTVE, sostuvo con firmeza que “un maltratador nunca puede ser un buen padre” y pidió recursos y formación especializada —en perspectiva de género y trauma— para gestionar mejor los riesgos en los regímenes de visita.

Peramato ha defendido también la idea de que la perspectiva de género no es opcional para los fiscales, sino un principio ineludible en la acción del Ministerio Público. En enero de 2023, hizo un llamamiento para un mayor uso de medidas cautelares a favor de las víctimas, incluso cuando ellas no pidan estas protecciones explícitamente, además de promover dispositivos tecnológicos para prevenir acercamientos peligrosos.

Su trabajo ha sido reconocido con premios en el ámbito de la igualdad: en 2024 recibió los IV Premios Igualdad de la Abogacía por su esfuerzo constante para erradicar la discriminación por razón de sexo. Además, ha participado en foros académicos y jurídicos sobre violencia de género; por ejemplo, es autora del texto “La violencia de género, una realidad internacional”, en el que reflexiona sobre el femicidio y su dimensión estructural.