
¿Alguna vez te has puesto una camiseta nueva y, apenas después de unas horas, has notado mal olor en la zona de las axilas, mientras que con otras prendas puedes pasar el día entero sin oler mal? Aunque mucha gente piensa que se debe al desodorante o a una sudoración excesiva, la realidad es que no siempre es culpa de la higiene personal, sino del tipo de tejido que estamos utilizando.
La dermatóloga española Ana Molina, conocida en redes sociales por su divulgación sanitaria, ha explicado la relación entre sudor, olor y ropa en un vídeo en TikTok. Según la experta, “la ciencia lo tiene clarísimo, el tipo de tejido que llevas influye en cómo hueles”.
Por tanto, no basta con ducharse o usar un buen desodorante: la elección de la ropa también es fundamental.
Lana: el tejido que menos huele, incluso sin lavarse a diario

Molina otorga “la medalla de oro” a la lana, ya que posee propiedades antibacterianas naturales. Esto significa que no permite que proliferen las bacterias responsables del mal olor, por lo que puede usarse durante horas ,e incluso varios días consecutivos, sin necesidad de lavarse tras cada uso.
Este efecto se debe a una característica natural de la fibra. Además, es aislante, transpirable y regula la humedad, lo que la convierte en un material ideal tanto para el frío como para temporadas intermedias. Su ventaja clave es simple: si quieres oler mejor, la lana es el tejido más fiable.
El lino: transpirable, fresco y apto para climas cálidos
El lino recibe la “medalla de plata”. Este material, de origen vegetal, es especialmente adecuado para el calor, ya que absorbe la humedad con rapidez y permite que el sudor se evapore. Al mantener la piel más seca, evita la proliferación bacteriana que provoca el olor.
Su principal desventaja es que se arruga con facilidad, pero su capacidad para mantener el cuerpo fresco y libre de malos olores lo convierte en una excelente opción para el verano o para personas con sudoración abundante.
El algodón: cómodo, pero no siempre el mejor aliado

El algodón, un material común y económico, ocupa el tercer puesto. Es cómodo y adecuado para el día a día, pero tiene un problema: tarda en secarse cuando se humedece. Si sudamos mucho mientras lo usamos ,por ejemplo, al hacer deporte o caminar en un día caluroso, la humedad queda atrapada y favorece la aparición del mal olor.
Por eso, aunque el algodón sea recomendable, la experta aconseja evitarlo durante actividades físicas intensas y optar por materiales más transpirables.
Poliéster y nylon: los grandes culpables del mal olor
Molina designa al poliéster como el “rey del mal olor”, seguido del nylon. Ambos son tejidos sintéticos muy extendidos en la industria textil, especialmente en ropa deportiva. Aunque son ligeros y se secan rápido, retienen bacterias en sus fibras, lo que hace que el olor aparezca con más rapidez y sea difícil de eliminar incluso tras varios lavados.
La dermatóloga advierte que estas prendas deben lavarse después de cada uso, aunque aparentemente no huelan.
Conclusión: lavar bien, elegir fibras naturales y desinfectar
Para reducir el mal olor en la ropa, la especialista recomienda: Priorizar fibras naturales como la lana, lino y algodón, lavar las prendas sintéticas siempre después de usarlas y utilizar desinfectante textil en la colada cuando se trate de poliéster o nylon.
Elegir un tejido adecuado no solo mejora la comodidad, sino que también puede ayudarnos a evitar el mal olor a lo largo del día.
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