Damian Tuset, jurista y exprofesor de oposiciones: “Lo que se aprende de uno mismo vale más que cualquier temario”

El experto habla con ‘Infobae España’ sobre el auge en el número de opositores, su sistema, los errores más comunes y las diferencias entre generaciones

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“Lo que se aprende de
“Lo que se aprende de uno mismo vale más que cualquier temario”. (Imagen Composición Infobae)

En un país donde la incertidumbre laboral se ha convertido casi en norma, las oposiciones llaman a la puerta como sinónimo de estabilidad. Los datos lo confirman. También lo afirma Damián Tusdet Varela, jurista, abogado, doctor en Derecho y profesional con una larga trayectoria en diversas administraciones. Su mirada es distinta: menos técnica y más humana. Para él, opositar es “un rito de paso”, una forma de “auto-gobierno”, un proceso en el que el estudio “no solo ordena la mente, sino el alma”.

Tuset guio durante más de cinco años a aspirantes en su camino hacia la función pública. En conversación con Infobae España, el exprofesor de oposiciones explica que estamos viviendo un boom de opositores, pero no uno superficial. Lo describe como “una respuesta colectiva al vértigo de los tiempos”. La precariedad, la inmediatez o la inestabilidad empujan a miles de personas a intentar encontrar empleo en la Administración Pública, convencidas que pueden encontrar estabilidad y propósito.

La oposición es una forma de volver a lo esencial: el esfuerzo, la disciplina, la superación”, explica Tuset. Pero advierte: no debería convertirse en un refugio ante el miedo, sino en “una afirmación de propósito”.

“La oposición es una forma
“La oposición es una forma de volver a lo esencial". (Efe)

El opositor del siglo XXI

Las redes sociales, plataformas de preparación, vídeos explicativos y formación online han democratizado el acceso al conocimiento como nunca antes. Pero también han traído nuevos desafíos. Según el jurista, el principal enemigo del opositor actual no es la falta de recurso, sino el “ruido”: comparaciones constantes, presión por acelerar el proceso, saturación de métodos y técnicas. “La oposición es una experiencia de lentitud en una cultura que idolatra la inmediatez”, resume.

El reto, dice, es aprender a gestionar la dispersión y usar la tecnología como aliada, no como distracción. “Hoy hay más información que nunca, pero menos silencio”, sentencia. Además, reconoce que “más horas no significa más progreso”, aludiendo a los tres errores más comunes entre los que estudian una oposición:

  • Creer que estudiar más es estudiar mejor: la sobrecarga lleva a la frustración y no garantiza resultados.
  • Olvidar el descanso: “Sin pausa no hay claridad”, afirma Tuset.
  • Estudiar para aprobar, no para comprender: Para él, memorizar sin alma genera conocimiento fugaz; comprender genera conocimiento fértil.

“Una buena preparación requiere buenos guías”, agrega, subrayando el papel de academias y preparadores que acompañan no solo el rendimiento, sino la dimensión emocional del proceso. Esto se debe a que el mismo método ya no sirve para todos. La importancia de la personalización en el proceso, con ritmos, miedos y capacidades diferentes “es un acto de respeto hacia la complejidad humana”.

Por ello, preparar a alguien implica adaptarse a su forma de pensar y sentir, no imponer una metodología rígida. “El verdadero maestro no te dice por dónde ir, te enseña a escuchar tu propio paso”, sentencia Tuset. “El estudio no es una fábrica de resultados, sino un proceso íntimo”, destaca.

Consejos para elegir oposiciones

Millennials y Gen Z: ¿una nueva forma de opositar?

Los jóvenes de entre 20 y 35 años han irrumpido con fuerza en las listas de opositores. Su perfil, según Tuset, es muy diferente al de décadas anteriores:

Millennials y Gen Z:

  • Más sensibilidad emocional.
  • Más conciencia de propósito.
  • Mayor flexibilidad y capacidad de adaptación.
  • Deseo de que el trabajo tenga impacto real.

Generaciones anteriores:

  • Mayor resistencia.
  • Más inclinación hacia la estabilidad y el esfuerzo continuado.

Tuset considera que el futuro ideal estaría en unir ambos mundos: “La perseverancia de antes con la lucidez de ahora”.

Tuset considera que el futuro
Tuset considera que el futuro ideal estaría en unir ambos mundos. (Freepik)

El sistema de oposiciones: sólido, pero perfectible

Frente a las críticas habituales al modelo memorístico, Tuset defiende una postura a contracorriente. Para él, la memoria no es un obstáculo, sino “una escuela de atención, disciplina y resistencia mental”. Aun así, reconoce la necesidad de mejorar la objetividad de ciertos procesos, especialmente en pruebas de desarrollo y exámenes orales. Entre sus propuestas:

  • Plantillas de corrección más precisas.
  • Grabación de los exámenes orales como garantía y herramienta pedagógica.
  • Mayor formación para los tribunales.

En el plano de la inteligencia artificial, admite que puede ayudar en tareas administrativas, pero “no debe sustituir el juicio humano”. Las oposiciones “son un encuentro entre vocación y servicio; eso no se puede automatizar”, concluye.

Gestionar la frustración y el miedo al suspenso o al fallo

Para Tuset, la frustración es “una vieja maestra disfrazada”, un aviso para ajustarse, descansar o redirigir el camino. Cree que gran parte del sufrimiento procede de confundir el resultado con el propósito. “Tu propósito no se suspende”, afirma. Por eso defiende abrazar el miedo, no combatirlo: “El miedo al suspenso es, en el fondo, miedo a que algo te importe”.

Más allá de la técnica, el estudio es un acto de libertad y transformación. “El conocimiento es el único poder que no oprime: libera. Libera de la ignorancia, del miedo, de la dependencia. Liberar te hace dueño de tu destino”, reafirma. “Si ese camino te acerca a tu propósito, recórrelo. Si no, no te fuerces”, resume. Y recuerda que aprobar es una posibilidad, no una obligación vital: servir a la sociedad puede tomar muchas formas.