Así era la economía española en 1975: un país entre la escasez y los bajos salarios en el final de la dictadura

Un recorrido por los ingresos, los precios, el empleo y las condiciones de vida muestran una España marcada por la austeridad, pero que empezaba a dar sus primeros pasos hacia la modernización

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Así era la economía de
Así era la economía de un hogar medio en 1975. (Montaje Infobae España)

En 1975, España estaba a punto de sufrir una transformación histórica. Tras casi cuatro décadas bajo la dictadura de Francisco Franco, el país comenzaba a vislumbrar un futuro de libertades y una vida democrática que, con el paso del tiempo, acabaría por redefinir su posición en Europa y en el mundo. Medio siglo después, en 2025, aquella España que se preparaba para despedir un régimen autoritario queda muy lejos, casi como si hubiera sido un espejismo del que ya muchos no se acuerdan. Y no se acuerdan hasta el punto de que muchos, sobre todo los jóvenes, dicen echarlo de menos.

Las diferencias entre aquel país en blanco y negro y la España del siglo XXI son más que evidentes. Desde los derechos de las mujeres, que por primera vez pudieron abrir una cuenta bancaria sin permiso de sus padres o maridos, hasta la libertad cultural, la llegada de nuevos movimientos sociales o el fin de la censura que había condicionado la vida artística y audiovisual.

En las calles, las protestas sindicales y los primeros signos de apertura de fronteras convivían con una población de apenas 35,3 millones de habitantes, muy lejos de los 49,3 millones actuales, y con una esperanza de vida que, según datos recogidos por EFE, ha pasado de los 73 a los 84 años, una de las más altas del mundo.

Estas transformaciones demográficas no solo han cambiado el peso generacional o la estructura familiar, sino que explican en gran parte la metamorfosis económica del país. El paso de una sociedad joven y homogénea a otra más plural y envejecida, donde el 20,5% supera los 65 años frente al 10% de entonces, ha reconfigurado las prioridades públicas, el modelo productivo y la forma en que los hogares se relacionan con el consumo y el trabajo.

Una economía en retroceso que exigía reformas profundas

Desde el punto de vista económico, la España de 1975 era un país con muchos retos. Así lo recuerda el economista Jordi Sevilla en un artículo para el Foro Económico Mundial (WEF), donde subraya que la llegada de la democracia se produjo en plena crisis del petróleo y con un aparato productivo atrasado respecto al resto de Europa.

Los Pactos de la Moncloa de 1977, la apertura comercial y, posteriormente, la entrada en la Comunidad Económica Europea en 1986 fueron determinantes para modernizar la economía y permitir que el PIB se multiplicara durante las décadas siguientes. Pero en 1975, el escenario era todavía muy distinto. Aquel año, la renta por habitante distaba mucho de los niveles actuales. Según datos de la Cámara de Comercio de España recogidos por Maldita, la renta per cápita rondaba los 1.010,50 euros mensuales en valores de la época. Esa cantidad equivaldría hoy a algo más de 14.000 euros anuales, muy por debajo de los estándares actuales.

Esta referencia demuestra, en primer lugar, que el nivel de ingresos era muy bajo, que el poder adquisitivo de las familias era reducido y que la economía española estaba menos desarrollada. Y es que, actualmente, la renta per cápita se sitúa en torno a los 30.000 euros al año.

Un mercado laboral rígido y desigual que marcaba la vida de los españoles

La estructura laboral también era otra. La industria y el campo tenían un peso mucho mayor, mientras que los servicios, que hoy emplean a más del 75% de los trabajadores, ocupaban entonces a cuatro de cada diez personas. La estabilidad laboral coexistía con salarios bajos, escasa movilidad social y una presencia desigual entre hombres y mujeres en el empleo. Por su parte, el desempleo rondaba el 5%, pero este dato, que a primera vista podría parecer positivo, reflejaba una economía cerrada con un mercado laboral poco flexible y una participación femenina muy reducida.

El golpe de la crisis del petróleo de 1973 encareció notablemente la vida de las familias. Aunque los precios de hoy pueden parecer irrisorios, lo destacable no es el valor absoluto, sino la proporción respecto a unos ingresos mucho más bajos. El Salario Mínimo Interprofesional apenas alcanzaba las 8.400 pesetas mensuales, lo que equivale a unos 51 euros.

Una persona muestra varios billetes
Una persona muestra varios billetes de las antiguas pesetas. (Ricardo Rubio/Europa Press)

Con ese sueldo, un hogar medio debía afrontar precios como un periódico a 8 pesetas, una barra de pan a 9, un billete de metro a 6 o un litro de leche a 21. La gasolina, por su parte, se pagaba a 24 pesetas el litro. Eran cifras que, comparadas con las actuales, dibujan un abismo entre ambas formas de vida.

Asimismo, el consumo estaba marcado por una oferta limitada, una menor presencia de productos importados y la inexistencia de grandes superficies comerciales. La televisión ofrecía la 1 y la 2, internet era inimaginable y el ocio digital no existía. La vida familiar se articulaba alrededor de rutinas más domésticas, compras en tiendas de barrio y una economía mucho más contenida.

Así, la economía de un hogar medio en 1975 era el claro reflejo de un país que aspiraba a la modernidad, pero que todavía vivía con limitaciones materiales, educativas y sociales. El proceso democrático, la integración europea, la globalización y el desarrollo del Estado de bienestar transformaron profundamente ese escenario.