
Awad Talodi Azrag decidió abandonar su país natal con 35 años, atravesando por el periodo más complicado que ha tenido en su vida. Ahora, con 67 años, con los últimos 29 residiendo en España, se posiciona como uno de los candidatos en las listas para las elecciones autonómicas de Extremadura para el próximo 21 de diciembre. El ingeniero aeronáutico, residente del pequeño municipio de Medina de las Torres, en Badajoz, donde residen poco más de mil personas, tomó la decisión de irse por una cuestión muy simple: “Aquí hay democracia y yo soy ciudadano español, tengo derechos y voy a trabajar duro para ayudar donde haga falta”, sostiene para EFE desde su vivienda, donde vive junto con su esposa y cuatro hijos.
Nacido en 1958, Talodi pertenece a los Nuba, una tribu históricamente marginada en el territorio sudanés. Trabajó durante once años para el ejército de Sudán, encargado de la reparación de aviones, hasta que el estallido del conflicto interno del país lo puso frente a un dilema ético insalvable: “Me fui porque no podía ayudar a bombardear a mi gente, eso no le gustó al gobierno y tuve que salir porque no me dejaban en paz”, afirma en la entrevista. De esta forma, en 1996, tras tres años de desplazamiento forzado por diferentes países africanos y asiáticos, logró llegar a España.
“Cuando iba al pueblo les hablaba de sus derechos... y me arrestaron”
Tal y como ha pregonado en la entrevista con EFE, esa huida lo llevó en primer lugar a Libia, a la que llegó “en camión pasando siete días en el desierto”. Posteriormente, el viaje incluyó escalas en Siria y Líbano, hasta que obtuvo un visado de Cuba –por entonces, la única alternativa posible para un ciudadano sudanés– y viajó rumbo a la península ibérica. Al aterrizar en el aeropuerto de Madrid, Talodi pasó 17 días retenido y recurrió a la huelga de hambre para forzar su liberación.
Después de todo lo que había pasado, la llegada a España supuso el inicio de una nueva etapa. Talodi permaneció seis meses en un albergue, aprendió español y desempeñó distintos empleos hasta adquirir la residencia y, posteriormente, la nacionalidad en 2005. “En España si trabajas puedes vivir bien, si hay dinero no hay problema, depende de uno mismo y de cómo quieras integrarte”, apunta.
Pese a la forma en la que tuvo que salir de allí, el vínculo con Sudán nunca se rompió. El ingeniero impulsó proyectos comunitarios en su tierra natal y denunció las condiciones de vida de su aldea, con consecuencias directas sobre su seguridad personal. “Cuando iba al pueblo les hablaba de sus derechos, les explicaba que podían participar y mejorar su vida, pero eso no gustó al Gobierno y me arrestaron en 2011; estuve quince días encarcelado”, afirma.
Esta detención ilegal, producida en el mes de junio por la policía secreta sudanesa, tuvo lugar justo cuando Talodi trataba regresar a territorio español, un episodio que generó inquietud en la comunidad diplomática y motivó gestiones de la Embajada de España en Jartum para conocer su paradero, según documentó en ese momento Asturiamundial.
Además, la ONG Acavie (Asociación por la Calidad de Vida y Equidad), presidida por el propio Talodi, denunció que el arresto ocurrió después de que participara en actividades humanitarias y en labores asociadas al Movimiento por la Paz y la Liberación de Sudán. De hecho, algunos cooperantes y entidades como Paso a Paso y el equipo de la productora Lacomuna Vertical pidieron públicamente la liberación del activista, alegando que la persecución obedecía a motivos políticos vinculados a la represión del gobierno sudanés frente a las reivindicaciones de los Nuba.
“Mi hijo de tres años lloró al ver a la policía”
El año pasado logró traer a su esposa y a sus cuatro hijos menores, que permanecían en Sudán en situación de peligro. “La situación era tremenda: violaciones, matanzas, niñas de 12 años secuestradas, la edad de una de mis hijas”, detalla para EFE. No obstante, el miedo no se quedó en Sudán, sino que a su llegada a España han pasado por episodios de terror. “Mi hijo de tres años lloró en la feria de Zafra al ver a la policía y sus armas, el miedo viene de allí”, dice Talodi, satisfecho ahora de que sus hijos puedan vivir en un entorno seguro.
PUM+J (Por Un Mundo Más Justo), partido por el que participa como candidato, constituye para Talodi un espacio acorde con sus principios humanistas: “El nombre del partido ya lo dice todo”, resume. Asimismo, el ingeniero considera que la inmigración enriquece al país receptor y defiende la importancia de la integración: “La inmigración no es mala, España necesita inmigrantes, hay trabajos que deben hacerse y nosotros también pagamos a la Seguridad Social. Si un inmigrante trabaja y respeta, no hay problema”.
La familia Talodi se encuentra plenamente instalada en Medina de las Torres, acostumbrándose a una vida alejada de la violencia y de los controles militares, cumpliendo su deseo de estabilidad y participación activa en la comunidad.
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