Tienes un objeto por toda la casa que te mata el WiFi: apártalo y la conexión volará

Esto causa más interferencias que otros electrodomésticos, ya que sus componentes metálicos actúan como barrera y dispersan la señal

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Un hombre frustrado por los
Un hombre frustrado por los problemas de conexión WiFi. (Imagen Ilustrativa Infobae)

En ocasiones en las que el internet va lento o sufre cortes constantes, se puede llegar a pensar que hay algunos aparatos en el domicilio que provocan esa situación, ya sea el microondas encendido o porque simplemente hay muchos dispositivos móviles conectados.

Sin embargo, el verdadero causante de esos problemas se encuentra en el baño, en el pasillo o junto al router. En este caso son los espejos, ya que si el router ve su propio reflejo, la señal se dispersa, rebota y pierde fuerza antes de llegar a sus dispositivos.

El Wifi funciona mediante ondas de radio de alta frecuencia, generalmente por los canales de 2,4 y 5 GHz, que se propagan en línea recta por el aire. Así, cualquier obstáculo sólido o conductor, como una puerta metálica o un cuerpo humano, puede atenuar la señal.

En el caso de la conexión inalámbrica, su mejor rendimiento depende de que el recorrido por donde viajan los datos esté lo más despejado posible. Es por ello que funcionan mejor los routers que están en espacios abiertos y elevados.

Espejos y cristales

Los espejos y cristales tratados son especialmente dañinos porque combinan dos propiedades que no benefician al WiFi. Contienen metal y reflejan las ondas. En lugar de dejar pasar la señal, la devuelven en direcciones aleatorias, creando interferencias que debilitan la red en todo el entorno.

Bajo los espejos, más allá del vidrio, hay una capa metálica que les da su capacidad reflectante. Esa capa también actúa como una barrera electromagnética, impidiendo que las ondas de radio del router atraviesen el material.

Espejos decorativos en una casa.
Espejos decorativos en una casa. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Una vez que el router emite su señal hacia un espejo grande o una pared decorada con cristal, el resultado es un rebote constante que distorsiona la cobertura y, a su vez, rompe la estabilidad de la conexión. En este sentido, cuanto más cerca esté del espejo, más pronunciado será el efecto. En casas donde el router se sitúa frente a uno de ellos, se puede perder hasta un 50% de potencia.

Existen otros factores que también interfieren en la señal además de los espejos. Por ejemplo, los microondas, ya que emiten ondas en una frecuencia muy cercana a la del WiFi (2,45 GHz).

Un microondas. (Shutterstock)
Un microondas. (Shutterstock)

Cuando están ambos en funcionamiento, pueden generar un denominado “ruido” electromagnético que provoca pequeños cortes, sobre todo si el router está cerca, al igual sucede con altavoces Bluetooth, mandos inalámbricos o televisores conectados.

En cambio, los espejos están ‘activos’ las 24 horas, ya que no dependen de su uso, sino de su posición. Otros elementos como acuarios o peceras también absorben parte de la señal, pues el agua actúa como una esponja electromagnética.

Optimizar el WiFi

Basta con entender cómo viaja la señal y eliminar los obstáculos invisibles para mejorar la conexión. Para ello es recomendable colocar el router en una zona central y elevada, alejado de grandes espejos. Además, si es una casa con muchos de estos, se pueden utilizar repetidores o redes Mesh para ampliar la señal y aplicaciones gratuitas, como WiFi Analyzer o NetSpot, para comprobar su potencia.

Dormir con el wifi encendido (TikTok)

Cuanto más moderna es una vivienda, más obstáculos presenta para la conectividad, porque los materiales reflectantes y las estructuras metálicas, que dan un aspecto sofisticado, convierten la señal del router en un laberinto. Por ello, simples gestos como mover un espejo o el propio router de lugar pueden marcar la diferencia para mejorar la conexión.