“Si tu perro está sufriendo un ataque, tu instinto de protección puede provocar que le hagan más daño”: un adiestrador canino explica los motivos

Un especialista en conducta canina advierte que intervenir de forma impulsiva agrava el conflicto y explica cómo actuar

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El entrenador canino Alan Peiró
El entrenador canino Alan Peiró en su cuenta de TikTok. (@adiestramiento_n.humedas)

Cuando un perro es atacado durante un paseo, la reacción del acompañante suele ser inmediata y emocional. Ese impulso puede aumentar el riesgo tanto para el animal como para la persona que intenta protegerlo. La recomendación de varios especialistas es mantener la distancia, evaluar el tipo de temperamento del perro afectado y actuar según esa información. La escena suele desarrollarse en segundos y exige una respuesta clara para reducir daños.

La información procede del divulgador canino @adiestramiento_n.humedas, que explicó en su perfil de TikTok que muchos incidentes empeoran porque la persona intenta cubrir al perro con el cuerpo, levantarlo o abrazarlo. Según su criterio, esa conducta limita la movilidad del animal, lo deja sin vía de escape y puede convertir al humano en un nuevo objetivo.

Un perro durante el paseo.
Un perro durante el paseo. (Crédito: Freepik)

El especialista propone un análisis rápido antes de intervenir. Si el perro es sociable y tiende a evitar conflictos, lo más eficaz es darle espacio para huir. Si el perro es reactivo y responde de forma intensa ante otros animales, no conviene soltar la correa. En ese caso, el acompañante debe ofrecer distancia y gestionar la interacción con el perro atacante para que el propio animal no incremente la tensión.

El consejo central es evitar entrar en medio del forcejeo. El motivo es doble. Por un lado, aumenta el riesgo de mordidas accidentales. Por otro, interfiere en los canales naturales de comunicación entre los perros. La prioridad es crear un margen de seguridad para que la situación se desactive por sí misma o para redirigir la atención del perro agresor sin aumentar la confrontación.

Sobre el comportamiento animal

Los expertos en comportamiento animal coinciden en que las tensiones entre perros se desencadenan por una combinación de distancia, lenguaje corporal y estado emocional previo. Por ello, una intervención eficaz se basa en modificar el entorno más que en bloquear físicamente a los animales. Ese gesto reduce la presión entre los perros y facilita que uno de ellos se retire.

El adiestrador indica que cada situación es distinta. Un perro confiado puede salir del alcance del agresor si se le permite moverse. Un perro inseguro, en cambio, puede quedar paralizado. En ambos casos, la recomendación es evitar los tirones bruscos. Un tirón puede aumentar la tensión muscular del perro afectado y provocar que el atacante interprete el gesto como un desafío. Diversas guías sobre conducta canina apoyan este enfoque. La distancia es la herramienta principal para gestionar conflictos entre perros.

El especialista también subraya la importancia de la preparación. Reconocer señales tempranas, como la rigidez corporal o la mirada fija, da margen para evitar el encuentro directo. En zonas urbanas, donde el espacio es limitado, anticiparse a la trayectoria del otro perro puede ser decisivo. La gestión previa del paseo reduce la probabilidad de un incidente.

Otro punto clave es asumir que no es posible controlar a todos los perros del entorno. Cada dueño debe asumir la responsabilidad y el control de su perro para que no ataque a otros animales. El acompañante debe actuar como guía y reaccionar rápidamente. En este sentido, no se puede evitar cada encuentro inesperado, pero sí se puede mejorar la manera de responder. Una reacción adecuada minimiza daños y sostiene el vínculo con el animal.