La jubilación, la profesión de riesgo, la entrega de medallas o los suicidios son algunas de las polémicas que actualmente rodean a la Policía Nacional. Desde el Sindicato Profesional de Policía (SPP), el de mayor representación entre los mandos, conocen de cerca todos estos temas. Actualmente están viviendo un cambio de liderazgo, en la que Adolfo Medina ha terminado su legislatura de cuatro años y ha sido sustituido por el inspector jefe Daniel López como nuevo presidente, que hasta ahora asumía el cargo de vicepresidente y portavoz.
“Ha sido un periodo complejo el que hemos vivido durante estos últimos cuatro años. No hemos tenido presupuestos generales del Estado y, en consecuencia, la paralización de la Administración incide en negativo”, reconoce Medina. Pese a ello, destaca que el sindicato “ha procurado siempre ser apolítico y creo que lo hemos conseguido”, subrayando que “la clave ha sido siempre la protección jurídica de los mandos y del resto del colectivo”.
Con el relevo en la presidencia, López asume el liderazgo con el reto de modernizar la estructura normativa que rige el trabajo policial. “Tenemos leyes muy anticuadas que no se adecúan a la realidad policial del siglo XXI ni a la realidad delincuencial”, explica. Su principal objetivo será “actualizar toda la normativa que regula la Policía Nacional”, una tarea que considera esencial para facilitar la labor de los mandos y mejorar la gestión de los servicios. En una entrevista con Infobae España, han repasado algunos de los retos y los problemas a los que se enfrenta actualmente la Policía Nacional.
La jubilación y la profesión de riesgo
Pregunta: Una polémica que se arrastra desde hace años es la jubilación dentro de la Policía Nacional. ¿Consideráis que se debería equiparar a la de policías locales?
Respuesta (Adolfo): Sí, desde luego que sí, pero también es cierto que nosotros nos podemos jubilar a los 60 años con 30 años de servicio y algunas policías no estatales lo pueden hacer a los 59 años. Nosotros, insisto, tenemos esa posibilidad, pero luego tenemos en esa jubilación una penalización importante a la hora de la retribución, que es un poco lo que sí que tenemos que adecuar, en la misma línea que las policías autónomas, la Ertzaintza, los Mossos d’Esquadra o las policías locales.
Respuesta (Daniel): Aquí nosotros lo que tenemos que saber es, sí se abre la mesa de la jubilación, en qué situación van a dejar a los mandos policiales o a la gente que llevamos cotizando en el grupo A1 de la Administración prácticamente desde que entramos, o más de quince años, que prácticamente es llegar a la pensión máxima. Lo que queremos saber es si llega un Ministerio del Interior el día de mañana o la Dirección General de la Policía y pone un montante de dinero importante para mejorar todas las jubilaciones, ¿Qué pasa con aquellos que ya por el mero hecho de cotizar lo máximo vamos a llegar a la máxima? ¿Vamos a percibir parte de ese dinero? Porque si no percibimos parte de ese dinero, no sería justo el reparto.
P: ¿Cuál es la posición del sindicato sobre el reconocimiento de la Policía Nacional como profesión de riesgo?

R (Adolfo): La profesión de riesgo es un trabajo en condiciones de peligro. En nuestro caso, la profesión de riesgo lo que hace es que cada cinco años cotizados reales se cotizan seis. En definitiva, nosotros no lo tenemos reconocido como tal, como otras organizaciones como bomberos, toreros, los Mossos d’Esquadra, la Ertzaintza o policías locales. Nosotros, en realidad, lo teníamos que tener en la misma línea. Pero sí que es cierto que nosotros sí que tenemos ya lo de poder jubilarnos a los 60 años. Que es un poco lo que nosotros también buscamos al igual que el resto de las organizaciones. Pero volveríamos a lo mismo, a la penalización a la hora de la jubilación. La línea sería que sea reconocido para todos en igualdad de condiciones. No es razonable que unas fuerzas de seguridad lo tengan y otras no.
El principio de autoridad
P: ¿Consideráis que actualmente se respeta el principio de autoridad? ¿En estos cuatro años habéis visto una evolución para mejor o para peor en este ámbito?
R (Adolfo): Ni para mejor ni para peor, se ha dado la vuelta. Si se hubiese aprobado la modificación de la Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana, como afortunadamente no se aprobó, se habría modificado poco en relación con lo que había antes. Pero es cierto que la calle está cada vez más polarizada, hay más violencia en contra de los policías y eso ya se escapa un poco de nuestras manos. Al final tenemos que pasar la pelota a los juzgados, que son los que tienen que valorar con más o con menos dureza cuál es la actuación de las personas que atacan a las distintas policías.
R (Daniel): Sí, es un término que se está perdiendo, no solamente en la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, se está perdiendo en Sanidad, donde los médicos cada vez son agredidos y se está perdiendo en el mundo de la educación, donde los profesores son agredidos, ya no solamente por los alumnos, sino por los padres de esos alumnos. Pues evidentemente, la policía, por desgracia, también estamos padeciendo ese deterioro. Pero incluso hablando con compañeros de otras policías de Europa, es algo que está pasando en Europa en general, donde las policías están perdiendo ese principio de autoridad. La forma de recuperarlo no es endureciendo ni metiendo más penas o más multas o más sanciones. No sabemos si es un modelo educativo que tiene que partir de una política del Gobierno central, pero igualmente sería muy interesante quizá llevarlo a Europa y tratar esa problemática que tenemos actualmente todos los policías.

P: ¿Planteáis desde el sindicato exigir al Gobierno o al Ministerio del Interior reformas específicas sobre el principio de autoridad?
R (Daniel): Sí, claro. Hay que reforzar el principio de autoridad, pero no es aumentando las penas en el Código Penal ni es aumentando las multas en la Ley Orgánica 4/2015. Al final, el principio de autoridad requiere de otras cosas, de un apoyo de toda la administración en el tema de las actuaciones policiales, no solamente en las detenciones, en las garantías de los policías cuando somos agredidos. En la calle Ferraz recibimos pedradas. En cada manifestación, raro es que no haya una revuelta en contra de los compañeros de las unidades de intervención. En el fútbol exactamente igual. Los ultras a quién agreden primero es a las fuerzas del orden. Entonces, es cierto que estamos padeciendo más violencia, incluso en la propia calle, una detención rutinaria muchas veces acaba con policías lesionados. Es algo que no va a cambiar por modificar unas penas del Código Penal. Es algo que requiere de un trabajo de más calado, por lo que nos gustaría sentarnos a tratar este tema.
P: ¿Cómo valoráis desde el sindicato la llamada ‘Ley Mordaza’, que arrastra bastante polémica? ¿Consideráis que es correcta o debería reformarse?

R (Daniel): Lo primero es que no es ‘Ley Mordaza’, es ley de protección de la seguridad ciudadana. Esta ley evidentemente tiene que ser un texto vivo. Es ley orgánica porque obviamente implica que se toquen derechos fundamentales y tiene que estar viva. Me refiero a que hay nuevas modalidades delictivas, hay tensiones en la calle, hay cambios a la hora de utilizar determinados medios, cambios administrativos para entrar a registrar locales. Entonces tiene que adaptarse a lo que los policías vivimos, no que me vengan determinados partidos políticos y que por interés partidista me quieran modificar una ley que beneficie la labor policial y en general beneficie a la seguridad ciudadana. Eso es lo que no debemos consentir como se ha tratado de hacer, simplemente restringir más derechos, meter más presión a los policías a la hora de trabajar y solo por intereses partidistas. Es una ley que si hay que modificarla catorce veces, se modifica catorce veces, pero porque de verdad la labor policial tiene que adaptarse a los tiempos. Que puede ser mejorable, sí, pero podría ser mucho peor.
Las medallas y el problema con los suicidios
P: Otro tema, es la concesión de medallas. Desde sindicatos como el SUP o JUPOL se ha criticado, porque dicen que funciona como una especie de premio a la jubilación, al ser solo entregadas a agentes jubilados. ¿Cuál es vuestra posición sobre el tema?
R (Adolfo): Nosotros no podemos estar de acuerdo en que es un premio a la jubilación. Es verdad que es una ley de 1964 preconstitucional y nosotros abogamos por modificarla y modernizarla. Pero conforme a esa norma, hay que reconocer el trabajo de las personas, aunque sea a lo largo de 40, 30 o 25 años. En los últimos años se han concedido medallas de plata, en nuestra opinión, en un número muy bajo y es verdad que en muchos casos, pero no en todos, ha coincidido con gente que se jubilaba. Es un premio a una carrera profesional. Nosotros estamos de acuerdo en que hay que premiar esa carrera profesional. También es cierto que entendemos que son muy pocas. Si se dan seis u ocho, nosotros entenderíamos que habría que dar entre 60 y 80 y a todas las escalas, no solo a los mandos, que son, digamos, a los que nosotros representamos. Nosotros estamos de acuerdo en que hay que continuar en esta línea.

R (Daniel): Exacto. Igual que lo que dice Adolfo, es una ley absolutamente arcaica, con una forma de premiar antiquísima y que muchas veces es imposible cumplir los parámetros. Y hemos encontrado en el tema de las medallas de plata un reconocimiento a una trayectoria profesional. Ojo, que estar 40-42 años al servicio en la Policía Nacional no lo hace todo el mundo. Pero ahí sí que reconocemos que no solamente tienen que ser gente que está o ha acabado su carrera personal en la junta de gobierno, también hay grandísimos policías que han prestado 42 años de su vida a la Policía Nacional y han hecho un servicio maravilloso. Oye, prémiese, pero a todo el mundo. La clave es que hay que cambiar una ley del año 64, no podemos seguir rigiéndonos por una ley franquista.
P: Ya entrando en el último tema. Según los datos, entre 2001 y 2025, 190 agentes de la Policía Nacional se han suicidado. ¿Consideráis que el hecho de trabajar en este cuerpo es un factor de riesgo para el suicidio? y dentro de la profesión, ¿Cuáles son los factores que están contribuyendo a que ocurra?
R (Adolfo): En realidad estamos en la media o, si me lo permites, por debajo de la media de la sociedad en cuestión de suicidios. Es verdad que en nuestro caso, si vemos cómo se suicidan unas personas fuera del ámbito policial, cada uno tiene al final los medios que tiene y quizá llama más la atención en nuestro caso, pero estamos por debajo de la media. Sea como fuere, un solo suicidio ya es un fracaso para la institución. Hay que abundar y en esa dirección se ha avanzado muchísimo, en medidas y medios para intentar que esto desaparezca, no solo para la policía, para toda la sociedad. Es casi imposible, pero en la policía sí que se está trabajando mucho en ese sentido, e insisto, va en buena dirección.
R (Daniel): Sí, se ha reconocido, afortunadamente, el suicidio como una enfermedad profesional, pero no solamente dentro de la policía, en todos los ámbitos. En el momento en el que el suicidio es reconocido como una enfermedad, hay que tratarla como tal. Un compañero o una compañera que se da de baja psicológica, tiene que tener un seguimiento para que eso no vaya a más. Y no nos vayamos a engañar, al final nosotros tenemos una herramienta que es un arma de fuego, que cuando una persona decide que algo sea rápido e indoloro, la tiene a mano, cosa que cualquier persona que no sea policía y quiera suicidarse, tiene que utilizar otro método que no es tan rápido. Entonces, ese es el principal hándicap que tenemos con los suicidios las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
P: ¿Qué medidas concretas consideráis necesarias para mejorar esta situación?
R (Daniel): Pues las medidas que nos dictan desde prevención de riesgos laborales (PRL), donde tenemos un comité de salud laboral que hace los seguimientos, que yo creo que eso es importante, que los mandos policiales hagamos el seguimiento de toda la gente que tenemos a nuestro cargo sobre bajas psicológicas o bajas de cualquier tipo. Nosotros estamos totalmente de acuerdo que se haga un seguimiento del funcionario y vayamos viendo una evolución en positivo, incluso una retirada temporal del arma de fuego, me parece una medida más que acertada. Hay que ir mejorando, como todo. Un solo suicidio es muchísimo, ya no solo dentro de este colectivo, de cualquier otro, pero de este especialmente. Es seguir trabajando por una salud mental en condiciones.
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