Qué significan los tapones verdes en las ruedas de los coches: va más allá de la parte decorativa

No son muy habituales y sirven para indicar cómo está inflado el neumático

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Tapón verde de un neumático
Tapón verde de un neumático (iStock)

La mayoría de vehículos circula con los típicos tapones negros de plástico, discretos y baratos. Algunos conductores los sustituyen por tapones metálicos, que por resultar más vistosos, suelen ser objeto de hurtos, ya que son fáciles de deseroscar y no necesitan forzar nada del vehículo.

Sin embargo, hay otros tapones que resultan llamativos por lo raros que son: los tapones verdes de las ruedas. Es probable que los conductores no los hayan visto de manera recurrente y cuando lo hayan hecho piensen que es un elemento de personalización más.

Pero nada más lejos de la realidad, ya que estos elementos de color verde tienen una función, pues indican cómo está inflado un neumático.

El tapón verde

Estas ruedas están rellenas con oxígeno, pero han sido infladas con nitrógeno, una práctica no muy extendida aún, pero que presenta sus ventajas e inconvenientes al inflado tradicional. Este ejercicio es relativamente común en sectores como la aviación o la competición, pero ha ido llegando poco a poco a talleres y centros de mantenimiento para turismos.

En cuanto a sus ventajas se puede considerar en primer lugar que el nitrógeno se ve menos afectado por los cambios de temperatura. Eso significa que la presión del neumático varía menos cuando el coche pasa de estar parado en condiciones de frío a rodar varios kilómetros por autovía. Esto se traduce en mayor estabilidad, mejor agarre y un desgaste más uniforme de la banda de rodadura.

Hombre inflando un neumático (Freepik)
Hombre inflando un neumático (Freepik)

El desinflado de las ruedas es más lento, ya que las moléculas de nitrógeno son algo más grandes que las de oxígeno, por lo que les cuesta más atravesar las poroidades del neumático. Mientras están en uso, la pérdida de presión es más lenta, lo que reduce la frecuencia con la que hay que revisar e inflar los neumáticos.

A su vez, con esta práctica se produce una menor oxidación y menor riesgo de combustión. Al inflar con nitrógeno se reduce la presencia de oxígeno y humedad en el interior del neumático. Esto ayuda a limitar la oxidación de la goma y de los posibles componentes metálicos internos.

Parte negativa

Como cualquier actividad, esta también tiene sus inconvenientes, y el primero de ellos es que no se pueden rellenar los neumáticos en cualquier lugar. Mientras que el aire comprimido está disponible en cualquier gasolinera, el nitrógeno necesita unos equipos específicos. Para inflar o reajustar la presión hay que acudir a un taller o centro que ofrezca este servicio.

De igual forma, este método ofrece otra diferencia clara que se ve en su coste. El inflado de aire suele ser gratuito o muy barato en las estaciones de servicio, mientras que el nitrógeno por su parte, se cobra como un servicio adicional. Su precio puede rondar entre los 3 y 5 euros por rueda, ya sea para el primer llenado como para posteriores ajustes, dependiendo del taller.

Las ventas de coches en Europa crecen un 0,8% en 2024, hasta las 10,6 millones de unidades.

El inflado con nitrógeno puede tener sentido en aquellos vehículos que trabajan con cargas elevadas, recorren muchos kilómetros al año o necesitan una estabilidad máxima de prestaciones. En un coche de uso cotidiano, las ventajas están presentes, pero no siempre van a compensar la menor disponibilidad del servicio y su elevado coste respecto al tradicional aire comprimido.

Además, desde perfiles expertos como el Real Automóvil Club de España (RACE), recomiendan seguir hinchando las ruedas del turismo con aire, ya que para los usuarios promedio el nitrógeno no va a suponer grandes cambios.