La Justicia de Madrid reconoce la incapacidad permanente absoluta a un capataz por el empeoramiento de su salud y le concede una pensión vitalicia de 2.280 euros

El fallo judicial pone fin a un largo conflicto y garantiza seguridad económica a un trabajador cuya salud se vio gravemente afectada por su labor

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La Justicia de Madrid reconoce
La Justicia de Madrid reconoce la incapacidad permanente absoluta a un capataz por el empeoramiento de su salud. (Canva)

En la vida de don Félix, cada jornada suponía un desafío físico. Como capataz, dedicó décadas a tareas que machacaron su cuerpo, hasta que el deterioro de su salud lo dejó sin fuerzas para continuar. La noticia de que la Justicia de Madrid le reconoce la incapacidad permanente absoluta y le concede una pensión vitalicia de 2.280 euros mensuales marca el inicio de una nueva etapa.

El fallo del tribunal resuelve un conflicto que llevaba años gestándose. Don Félix, tras varios informes médicos y un largo proceso en el que el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) denegó su solicitud, ve ahora reconocido judicialmente que su situación física le impide ejercer cualquier ocupación laboral. La concesión de la pensión vitalicia supone el reconocimiento de la gravedad de las limitaciones funcionales que padece y ofrece una garantía económica que le permitirá afrontar el futuro lejos de la incertidumbre. Para el trabajador, representa la validación de un sufrimiento prolongado y la tranquilidad de una cobertura financiera acorde al daño sufrido.

De la fatiga laboral a la batalla judicial

Las vicisitudes que llevaron a don Félix ante los tribunales comenzaron con los primeros signos de agotamiento y dolor persistente en su labor de capataz. Durante años, su rutina estuvo marcada por esfuerzos físicos exigentes, exposiciones a condiciones adversas y una carga muscular que fue minando de manera lenta y constante su salud. Los informes médicos incorporados al procedimiento detallan la evolución de las dolencias: limitaciones para movimientos cotidianos, dolores articulares de carácter crónico y una pérdida progresiva de movilidad que le impedía seguir cumpliendo con sus funciones laborales. Cuando la situación se hizo insostenible, decidió acudir al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), en busca de protección frente a este declive físico.

El INSS analizó su expediente, pero resolvió que las lesiones y enfermedades no alcanzaban el umbral necesario para otorgar la incapacidad permanente absoluta. Esta decisión motivó la presentación de una demanda por parte de don Félix, quien acompañó su reclamo de exámenes clínicos y testimonios que evidenciaban una realidad muy distinta a la valorada administrativamente. Con este paso, el trabajador abrió una vía legal para obtener el amparo que requería su situación.

Qué es la incapacidad permanente: cómo pedir la pensión, que enfermedades otorgan la ayuda y cuánto dinero se cobra.

Victoria judicial: el capataz obtiene la pensión vitalicia tras años de lucha

El trayecto judicial estuvo marcado por la acumulación de peritajes, comparecencias y la aportación constante de documentación médica que acreditaba la naturaleza irreversible de las dolencias sufridas por don Félix. Finalmente, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, tras valorar la totalidad de las pruebas, estimó que las afecciones padecidas le privaban de toda capacidad laboral. De esta manera, revocó el criterio inicial del INSS y reconoció el derecho a percibir una pensión vitalicia mensual de 2.280 euros desde la fecha que correspondiera por ley.

La sentencia supone un cierre judicial con efectos inmediatos: garantiza al trabajador la prestación económica adecuándose a su grado real de discapacidad, y abre la puerta a que el INSS valore la interposición de un recurso en casación, si aprecia fundamento para ello. Mientras tanto, para don Félix significa el amparo legal tras años de desgaste físico no reconocido y la posibilidad de afrontar su día a día con la certeza de un sustento digno.

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