Los pastores vascos que llevaron el euskera a los bosques de Estados Unidos: grabaron sus nombres en los árboles

Los arborglifos son una huella de la historia de los inmigrantes vascos en Estados Unidos

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Arborglifo tallado en un álamo.
Arborglifo tallado en un álamo. (Idaho Basque Arborglyphs Collection / Boise State University)

Corría el año 1840 y Estados Unidos estaba en plena expansión. La promesa de nuevas tierras, avances tecnológicos y, sobre todo, el descubrimiento de yacimientos de oro atrajeron a miles de personas al recién creado país. Con ellos, llegaron cientos de hombres vascos que dejaron su huella en los bosques y montañas americanas.

Dedicados principalmente al pastoreo, estos hombres plasmaron en los árboles cientos de grabados diferentes con los que recogieron sus nombres, sus orígenes, sus orientaciones políticas o sus deseos más íntimos. Ahora, investigadores de la Boise State University y la Universidad de Nevada se dedican a registrar los arborglifos (lertxun-marrak en euskera), los tallados que estos pastores por los bosques.

El proyecto Lertxun-marrak: The Arborglyph Collaborative ha recopilado alrededor de 25.000 de arboglifos por las montañas de Sierra Nevada, las montañas Ruby o los montes Sawtooth y calculan que existen otros tantos por registrar antes de que el tiempo y los fenómenos climáticos los borren para siempre.

La huella del euskera en Estados Unidos

Arborglifo tallado en un álamo.
Arborglifo tallado en un álamo. (Idaho Basque Arborglyphs Collection / Boise State University)

Quienes llegaban desde el País Vasco al continente americano eran personas de clases sociales bajas, pertenecientes al entorno rural y con escasa formación académica y pobres o nulos conocimientos del inglés. Salían de España en busca de mejores oportunidades en la vida, para escapar del servicio militar o de la persecución política que sufrían en su tierra natal.

Durante más de un siglo, estos hombres dedicaron sus días al pastoreo de transhumancia, trasladando sus ovejas por las zonas montañosas durante la primavera y el verano. Los pastores regresaban a los valles en otoño, donde pasaban el invierno. Este ciclo anual significaba para ellos pasar periodos estivales solitarios y aislados entre las montañas.

En los meses más calurosos del año, los pastores dejaban su testimonio en los árboles. Ya fuese en euskera, español, francés o en inglés, aprovechaban el marco liso de los álamos para expresar sus pensamientos, sueños, deseos y desafíos. Los arborglifos abarcan una amplia variedad de temas, desde referencias a sus lugares de origen, deportes y relaciones personales, hasta cuestiones laborales, religiosas y políticas.

Entre las inscripciones destacadas por los investigadores se encuentran temas políticos, como “Gora Euskadi” (“Arriba Euskadi”), cuya manifestación pública en el País Vasco podría haber supuesto la detención de sus autores. También se han identificado cruces que marcan festividades de santos concretos, representaciones de barcos realizadas por pastores procedentes de localidades pesqueras y versos o poemas que reflejan el deseo de regresar a su tierra natal.

The Arborglyph Collaborative

El proyecto The Arborglyph Collaborative busca documentar el mayor número posible de tallas de árboles antes de que desaparezcan. La edad, las prácticas de pastoreo en la zona y los incendios forestales, cada vez más frecuentes e intensos a causa del cambio climático, suponen una amenaza para estos grabados, huella de la historia de familiares y amigos que abandonaron el País Vasco.

Los profesores John Biester, Cheryl Oestreicher y el bibliotecario Iñali Arrieta Baro dirigen este proyecto de conservación. Ellos y su equipo siguen los senderos de los pastores a través de los bosques de álamos de las montañas ubicados entre la costa del Pacífico y el estado de Wyoming.