Esta es la diferencia entre los huevos blancos y los huevos marrones: “Por dentro son exactamente iguales”

El precio de los huevos marrones es superior al de los blancos, pero los expertos aseguran que no tiene nada que ver con la calidad

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La elección entre huevos blancos y marrones ha generado debate entre los consumidores, que a menudo asocian el color de la cáscara con la calidad, el sabor o el precio. Sin embargo, la evidencia científica ha aclarado que estas diferencias visuales no afectan a la composición interna ni a los beneficios para la salud.

Según datos recogidos por Actalia, la clave reside en la genética de la gallina: las aves de plumaje blanco y lóbulos de las orejas claros ponen huevos blancos, mientras que las de plumaje rojizo y lóbulos rojos producen huevos marrones. Este rasgo hereditario no guarda relación con la frescura, la calidad ni la seguridad alimentaria.

La ciencia ha confirmado que, desde el punto de vista nutricional, ambos tipos de huevo son equivalentes. Una investigadora de la Universidad de Wageningen, citada por Actalia, ha subrayado que “un huevo blanco no es ni más ni menos saludable que uno marrón. Por dentro son exactamente iguales”. Vicki Koenig ha resumido el origen del color como “así de simple”.

Cada huevo aporta aproximadamente seis gramos de proteína completa, vitaminas A, D, E y B12, ácidos grasos insaturados y colina, un nutriente que favorece la memoria, el estado de ánimo y el metabolismo de los lípidos, según una ficha informativa de los Institutos Nacionales de la Salud. En cuanto al sabor, tampoco existen diferencias significativas: la percepción depende sobre todo de la frescura y del método de cocción.

El precio y la sostenibilidad, en el punto de mira

Huevos a la venta en
Huevos a la venta en el mercado de ‘La Despensa de Madrid’ en Boadilla del Monte, Madrid (Ricardo Rubio / Europa Press)

El coste de los huevos marrones suele ser superior porque proceden de gallinas más grandes, que requieren mayor cantidad de alimento y espacio. Este incremento en los costes de producción se traslada al consumidor, como han explicado los nutricionistas citados en estudios de referencia. Por el contrario, las gallinas blancas, al ser algo más pequeñas, consumen menos pienso y generan menos estiércol, lo que convierte al huevo blanco en una opción ligeramente más sostenible a gran escala.

El método de cría —ya sea campero, ecológico o en jaulas— no modifica de forma sustancial la composición básica del huevo. Sin embargo, la alimentación de las gallinas sí puede influir, especialmente si se enriquece con nutrientes como ácidos grasos omega-3 o vitamina D. Un estudio publicado en la revista Molecules ha comparado huevos ecológicos y convencionales, observando que los primeros presentan una ligera ventaja en micronutrientes relacionados con el desarrollo infantil, mientras que los segundos contienen más compuestos beneficiosos para la regulación del colesterol. En ambos casos, la densidad nutricional se mantiene elevada. Además, la sustitución de grasas saturadas por insaturadas en la dieta se ajusta a las recomendaciones de la Asociación Americana del Corazón.

Criterios para una compra informada

Supermercado
Supermercado

A la hora de elegir huevos en el supermercado, los expertos recomiendan fijarse en el método de producción, la fecha de puesta y las etiquetas del envase. Si se buscan beneficios nutricionales concretos, conviene optar por productos que indiquen un enriquecimiento específico, como la presencia de ácidos grasos omega-3 o vitamina D.

El bienestar animal también puede ser un factor determinante en la decisión de compra. En la cocina, se aconseja conservar los huevos en el frigorífico, adaptar los métodos de cocción al uso previsto y priorizar siempre la frescura, ya que estos aspectos influyen más en la calidad final que el color de la cáscara.