Aloe vera, conocida como la “planta milagro” debido a sus múltiples aplicaciones medicinales: estos son sus fáciles cuidados

Versátil y adaptable a diferentes entornos, es probablemente una de las plantas más apreciadas tanto por profesionales como por personas que se quieren iniciar en la jardinería

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Planta de Aloe Vera -
Planta de Aloe Vera - Adobe Stock

El Aloe vera se ha consolidado como una de las plantas crasas más apreciadas tanto por quienes cuentan con experiencia en jardinería como por quienes se inician en este ámbito. Su popularidad se debe, en gran medida, a la facilidad de sus cuidados y a la versatilidad que ofrece, tanto en interior como en exterior. Además de su reconocida belleza, caracterizada por hojas carnosas de un verde intenso, el Aloe vera destaca por sus múltiples aplicaciones medicinales, lo que le ha valido el sobrenombre de “planta milagro”.

La procedencia africana del Aloe vera ha marcado de forma decisiva sus necesidades de cultivo. Aunque se ha extendido por todo el mundo, su adaptación a diferentes entornos no ha restado importancia a ciertos cuidados básicos. Para disfrutar plenamente de esta planta, resulta fundamental conocer y aplicar unas pautas mínimas, que permiten cultivarla en maceta, directamente en el suelo o como parte de composiciones de plantas crasas y suculentas.

Factores clave en el cultivo del Aloe vera

De estas formas, nuestras plantas estarán más saludables

El éxito en el cultivo del Aloe vera depende, en primer lugar, de garantizar un drenaje adecuado. Esta planta, al igual que otras crasas, es especialmente sensible al exceso de agua. Es imprescindible que el lugar de plantado disponga de una buena evacuación del agua y que no llegue a encharcarse.

El sustrato también desempeña un papel esencial. El Aloe vera requiere un sustrato específico para cactus, que contiene una proporción elevada de arena. Este componente favorece la eliminación del agua sobrante y evita la compactación de la tierra, lo que podría dificultar la oxigenación de las raíces.

La luz natural es otro de los cuidados imprescindibles para el Aloe vera. Esta planta necesita recibir la mayor cantidad posible de luz solar, tanto en interior como en exterior. Sin embargo, durante los meses de verano conviene protegerla del sol directo, ya que un exceso puede provocar quemaduras en las hojas, que adquieren un tono marrón.

La temperatura ideal para el Aloe vera oscila entre los 17 y los 27 grados. Aunque es resistente, resulta conveniente resguardarla del frío y de las heladas en invierno. Si la temperatura desciende de forma continuada por debajo de los 10 grados, es preferible trasladar la planta al interior. Cuando el Aloe vera está plantado directamente en el suelo, se recomienda colocar un acolchado sobre las raíces para protegerlas de las bajas temperaturas.

Abonado y espacio

Aloe vera - Adobe Stock
Aloe vera - Adobe Stock

A pesar de su resistencia, el Aloe vera necesita un aporte de nutrientes para crecer adecuadamente. Se aconseja reforzar el sustrato en dos momentos clave del año. Al finalizar el verano, aplicar una capa de humus de lombriz proporciona los nutrientes necesarios para que la planta afronte el periodo de reposo invernal. Con la llegada de la primavera, es recomendable utilizar un abono líquido específico para cactus y crasas, diluido en el agua de riego.

El espacio para el desarrollo de las raíces es otro aspecto relevante. El Aloe vera requiere una maceta con un diámetro amplio y poca profundidad, lo que permite al sistema radicular expandirse. Planificar el trasplante con antelación ayuda a retrasar este proceso, aunque, llegado el momento, es importante realizarlo correctamente.

En ocasiones, el Aloe vera puede dejar de crecer y, simultáneamente, generar nuevas plantas en la base de la planta madre. Estos brotes, conocidos como hijos, pueden trasplantarse a otras macetas cuando alcanzan los 20 centímetros de altura. Para asegurar su correcto desarrollo, basta con aplicar los mismos cuidados que a la planta principal. Si no se desea mantener estos nuevos ejemplares, conviene eliminarlos para evitar que la planta madre destine recursos a su crecimiento.