Por qué ventilar tu casa es esencial incluso en invierno: los riesgos ocultos al no hacerlo

Los expertos advierten que renovar el aire en casa es esencial para evitar problemas respiratorios, acumulación de humedad y aparición de moho

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Por qué ventilar tu casa
Por qué ventilar tu casa es esencial incluso en invierno. Foto: Christin Klose/dpa

La ventilación diaria de las casas es un tema importante y que con el paso del tiempo ha adquirido una relevancia en el entorno de la salud y el bienestar de los habitantes de las mismas. Aunque la tendencia habitual en invierno es mantener las ventanas cerradas para evitar la entrada de frío, es fundamental renovar el aire que está dentro de cada estancia de la vivienda.

El medio Libertatea ha analizado en profundidad los motivos por los que ventilar la casa resulta imprescindible, incluso cuando las temperaturas en la calle son bajas. La calidad del aire en el interior de la vivienda se ve afectada por las actividades cotidianas y la presencia de personas, aunque el deterioro no se percibe de inmediato. En poco tiempo se pierde frescura y calidad, repercutiendo a la salud y al estado de la casa.

Consecuencias de tener las ventanas cerradas durante largos períodos de tiempo

El proceso de respiración humana se basa en el consumo de oxígeno y la liberación de dióxido de carbono. Cuando las ventanas permanecen cerradas durante un largo período de tiempo, la concentración de este dióxido de carbono aumenta progresivamente, lo que dificulta la respiración aunque se percibe de forma consciente. Este ambiente cargado puede provocar fatiga, sensación de pesadez en la cabeza, disminución de la concentración y malestar general.

La acumulación de olores también es un riesgo para la salud y la vivienda. En el interior de esta se acumulan aromas procedentes de la cocina, la transpiración, la ropa, los animales de compañía, los productos de limpieza, los cosméticos, los plásticos y el mobiliario. Además, hay numerosos objetos y sustancias que liberan compuestos volátiles que pueden irritar el sistema respiratorio y causar dolores de cabeza. La ventilación elimina estos olores y partículas, manteniendo el aire más limpio y fresco.

La humedad es otro factor crítico. Cada día se generan grandes cantidades de vapor de agua a través de la respiración, la cocina, el baño, el lavado y el secado de ropa. Sin una ventilación adecuada, la humedad supera los niveles saludables y favorece la aparición de condensación en paredes y ventanas. Puede penetrar en materiales, crear moho y deteriorar la pintura, el revestimiento y los muebles. El aire exterior, el de la calle, contiene menos vapor de agua y, por eso, ayuda a equilibrar la humedad del interior.

Consejos para ventilar en invierno sin perder el calor

El temor a perder el calor acumulado en casa es uno de los motivos que llevan a muchas personas a evitar abrir las ventanas en invierno. Sin embargo, la forma de ventilar es tan importante como el propio acto. La clave está en, durante los meses fríos, renovar el aire de manera rápida y eficaz, evitando que las paredes y los muebles se enfríen, ya que estos son los que conservan la calidez.

Según Libertatea, este sistema conserva mejor el calor interior que mantener la ventana entreabierta durante largos períodos, ya que los objetos y las paredes no se enfrían y el proceso de recalentamiento es menos lento y costoso.

El dormitorio es la estancia donde se pasa más tiempo con las puertas cerradas. Los expertos recomiendan ventilar allí antes de acostarse y justo después de levantarse para mejorar la calidad del sueño, el estado de ánimo al despertar y previene la acumulación de humedad.

La cocina y el baño son los espacios donde se genera mayor humedad y donde es más probable que se acumulen sustancias y olores en el aire, por lo que la ventilación debe tenerlos siempre en cuenta.

Señales de alerta sobre la ventilación

El cuerpo y la vivienda emiten señales cuando el aire se ha vuelto viciado o la humedad es excesiva, aunque no siempre se detecten de forma consciente. El primer indicio visible de una ventilación insuficiente es la condensación, es decir, cuando las gotas aparecen en los cristales o en los marcos de las ventanas e indican que el aire está demasiado húmedo y las superficies están frías. Si este fenómeno persiste, la humedad se traslada a las paredes, las esquinas y la parte trasera de los muebles.

El olor a cerrado suele percibirse por la mañana o al regresar a casa desde la calle. Si el ambiente resulta opresivo, es señal de que se han acumulado compuestos volátiles, olores orgánicos y partículas que no encuentran salida. Un aire interior con alta concentración de dióxido de carbono y partículas finas puede provocar falta de atención, mareos leves o dolores de cabeza tras pasar mucho tiempo en una vivienda mal ventilada. Renovar el aire mejora de inmediato el estado físico y mental, aunque si los dolores persisten, lo más recomendable es consultar a un médico.

Las manchas oscuras en las paredes, cerca de las ventanas o detrás de los muebles, son el inicio del desarrollo de moho y constituyen una señal clara de alerta. Una vez que aparece, el moho indica un exceso de humedad y falta de ventilación. Si la ropa permanece húmeda durante mucho tiempo, el aire ya está saturado de vapor de agua, lo que favorece la aparición de moho. Los tejidos absorben olores y humedad del aire, y si conservan olores desagradables, es un indicio claro de que el aire interior no se renueva lo suficiente.