¿Es verdad que hay que acelerar el coche para arrancarlo en invierno?

Poner el coche en funcionamiento requiere de sentido común y conocimiento de la tecnología del vehículo

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Una mujer arranca un coche.
Una mujer arranca un coche. (Adobe Stock)

La llegada del frío supone situaciones complejas para los conductores, que incluso hacen que el simple gesto de poner en marcha el coche pueda convertirse en un desafío para la mecánica. Esas bajas temperaturas pueden afectar a componentes clave, y cualquier error se puede traducir en averías costosas. Por ello, es conveniente dejar de lado algunas prácticas que quedaron obsoletas con los motores modernos.

Uno de los hábitos más comunes en esas épocas era pisar el acelerador mientras se giraba la llave, principalmente en los modelos antiguos. A día de hoy es innecesario e incluso puede dañar algunas piezas como el motor de arranque. Los sistemas actuales, ya sean de gasolina o de diésel, están diseñados para arrancar sin ayuda del pedal, regulando automáticamente la mezcla de combustible y aire.

La insistencia en pisar el pedal de aceleración solo incrementa el consumo y va a someter a la mecánica a esfuerzos inútiles, que no supondrá otra cosa que el desgaste de los propios elementos.

Claves de consumo

El consumo es otro factor importante a tener en cuenta. Mantener el coche al ralentí, es decir, mantener el vehículo arrancado pero sin moverse, durante largos minutos para intentar calentar el motor también carece de sentido. Además de gastar carburante, retrasa el momento en el que el propulsor alcanza su temperatura óptima. Lo recomendable es iniciar la marcha de forma suave tras unos segundos, evitando acelerones bruscos. De esta forma, el aceite podrá circular y las piezas se ajustarán sin someterlas a estrés.

También existen otras situaciones en las que se requiere de paciencia, como los motores diésel más antiguos. En su caso es necesario que los calentadores actúen antes de engranar la primera marcha. Lo mismo ocurre con los propulsores turbo, que agradecen unos instantes para estabilizarse. En cualquier caso, forzar el arranque es un error grave, pues girar la llave durante unos segundos o repetir el intento sin esperar puede acabar con una avería en el motor de arranque.

Conductor usando el embrague
Conductor usando el embrague

Por su parte, los coches con botón de encendido añaden otra condición, pisar el freno o el ebrague para activar el sistema. Este gesto, además, reduce la carga sobre la transmisión y facilita el trabajo del motor de arranque. En los modelos manuales, realizar esta práctica siempre será apropiado.

Otras medidas

Algunas organizaciones especializadas como el Real Automóvil Club de España (RACE), recomiendan tener en cuenta otros factores a la hora de poner en marcha el vehículo en situaciones de frío. En el caso de los modelos diésel, si no arrancan por estas bajas temperaturas hay que esperar a que actúen los calentadores.

Para ello, destacan la importancia de dar al contacto, esperar a que se apague el testigo de los calentadores y quitar de nuevo el contacto. De esta forma la cámara de combustión alcanzará la temperatura de encendido del motor. Es recomendable repetir el proceso de espera.

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Los problemas de arranque también pueden venir derivados de la batería, que cuando hace frío tiene más resistencia a conducir la electricidad. Se puede facilitar algo la labor pisando el embrague, o utilizando un secador o pistola de calor a una distancia de 20 cm para calentar la batería y mejorar su rendimiento.

En definitiva, arrancar bien el coche no depende de acelerar, sino de aplicar el sentido común y conocer la tecnología del vehículo. Evitar algunas costumbres pasadas y respetar los tiempos necesarios pueden prolongar la vida del coche y ahorrar combustible.