De los elefantes marinos a los pingüinos en la Antártida: la gripe aviar afecta cada vez a más especies en todo el mundo

Más allá de las granjas españolas, el virus amenaza desde hace años a las aves y mamíferos de distintos países, que se han visto obligados a establecer medidas preventivas

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Científicos del British Antarctic Survey
Científicos del British Antarctic Survey (BAS) han documentado el grave impacto de la influenza aviar altamente patógena (IAAP) en los elefantes marinos del sur en Georgia del Sur. (Connor Bamford/BAS)

Este 2025, España ha tenido que sacrificar a 2,5 millones de aves como consecuencia de la gripe aviar, una cifra que equivale a una población similar a la de Castilla y León o Galicia. Tras 14 focos detectados en aves de corral, 5 en cautivas y 95 en silvestres, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha ordenado el confinamiento en todas las granjas del país para intentar contener la expansión del virus.

Esta enfermedad altamente contagiosa y mortal, que se ha extendido por todo el mundo en los últimos años y que ha obligado a distintos países a establecer medidas preventivas, no afecta únicamente a las aves. Según un estudio de los investigadores argentinos Pablo Plaza y Sergio A. Lambertucci, del Grupo de Investigaciones en Biología de la Conservación del INIBIOMA (Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente), entre marzo de 2024 y julio de 2025 se registró un aumento de casi el 50 % en el número de especies mamíferas afectadas por la influenza aviar, por lo que habrían pasado a ser 74.

Aves de corral, gallinas y
Aves de corral, gallinas y gallos mestizos en una aldea de Palas de Rei (Lugo), el pasado 11 de noviembre. (Eliseo Trigo/EFE)

En una entrevista anterior con Infobae España, el microbiólogo José Antonio López explicaba que el virus ya no se transmite solamente entre aves o de aves a mamíferos, sino también entre mamíferos: “Ya se ha visto en lobos marinos, en zorros, en mustélidos y esporádicamente ha pasado de estos animales a humanos”. Así, el mundo vive una “epidemia sin precedentes entre las aves silvestres y domésticas”, señalaba hace unos años en Science Media Center España la profesora Ursula Höfle, del Grupo SaBio del Instituto de Investigación en Recursos Cinegético IREC, pero también cada vez con mayor incidencia en otras clases zoológicas.

En algunas especies, la incidencia del virus ha generado una merma significativa de los ejemplares, por lo que preocupa su conservación. Un grupo de científico del British Antarctic Survey (BAS) ha documentado una disminución del 47 % de las hembras reproductoras de elefantes marinos del sur entre 2022 y 2024 en la isla de Georgia del Sur, bajo la administración del Reino Unido, a consecuencia del virus de la influenza aviar altamente patógena H5N1.

Elefantes marinos en la isla
Elefantes marinos en la isla Lagoon, cerca de Ryder Bay, isla Adelaida. (Steve Gibbs/ BAS)

Esta remota isla subantártica cuenta con la mayor población de esta especie y representa la mitad del total de los ejemplares en edad reproductiva que hay en todo el mundo. “La magnitud de este declive es verdaderamente alarmante”, señaló el doctor Connor Bamford, ecólogo especializado en focas y uno de los autores principales del estudio publicado en la revista Communications Biology. “En años normales, podríamos observar variaciones de entre el 3 y el 7 % interanuales, pero la ausencia de casi la mitad de la población reproductora no tiene precedentes. Esto representa aproximadamente 53.000 hembras desaparecidas en toda la población del sur de Georgia”.

La dispersión de la gripe aviar por todo el mundo, incluida la Antártida

El elefante marino del sur está catalogado como de preocupación menor por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), puesto que hace dos décadas se estimaba que había unos 700.000 ejemplares en todo el mundo. Sin embargo, este descenso súbito podría tener implicaciones graves en su conservación.

“Lo que resulta particularmente preocupante es que los elefantes marinos del sur son animales longevos. Incluso las disminuciones a corto plazo en la tasa de reproducción o la mortalidad en la población reproductora tendrán impactos a largo plazo en la estabilidad de la población. Es probable que las repercusiones de este brote se sientan durante muchos años”, señalaba Bamford.

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha llamado este lunes a "la serenidad y a hacer un seguimiento" ante el desarrollo de la gripe aviar en el país, que desde esta jornada lleva al confinamiento de aves de corral en 1.199 municipios. (Europa Press)

Esta zona no es la única que se ha visto afectada por el virus H5N1. En algunas zonas de Sudamérica, la disminución de los elefantes marinos han sido del 70 %, según destacan desde el BAS. Sin embargo, la población de las islas de Georgia del Sur se había considerado estable durante décadas.

El caso de Georgia del Sur demuestra que el H5N1 no se limita a zonas densamente pobladas o a granjas avícolas. En los últimos años, el virus ha alcanzado incluso áreas consideradas casi intactas por la actividad humana, como es el caso de la Antártida. Entre enero y febrero de 2025, una expedición científica de la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (UNESPA) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) documentó la dispersión del virus en esta zona.

Los resultados, publicados en marzo, mostraron que el H5N1 estaba presente en 188 animales de 13 especies distintas analizadas en 24 localizaciones del mar de Weddell y la península antártica occidental: nueve tipos de aves —como los pingüinos de Adelia, el barbijo o el papúa— y cuatro mamíferos —como el lobo antártico o las focas cangrejeras. “En muchos casos, la carga viral en los animales muertos era muy alta, lo que indica un riesgo de exposición al virus en la zona cercana a los cadáveres”, señalaba el investigador del CSIC Antonio Alcamí.

Imagen de la expedición científica
Imagen de la expedición científica en la Antártida del CSIC y UNESPA. (Antonio Alcamí/CBMSO)

Además, la presencia del H5N1 en estas regiones plantea desafíos inéditos para la conservación: muchas especies de aves antárticas ya se encuentran bajo presión por la pérdida de hábitat o el aumento de temperaturas. La llegada de un patógeno tan letal añade un riesgo adicional que podría afectar no solo a poblaciones locales, sino a la dinámica ecológica de todo el ecosistema. Entre las especies más vulnerables se encuentra el pingüino emperador, clasificado como casi amenazado por la IUCN debido al cambio climático y la pérdida del hielo marino que le sirve como hábitat.

Los expertos alertan de que este patrón de expansión subraya la necesidad de un monitoreo global constante, no solo de aves de corral o silvestres en territorios habitados, sino también de fauna en áreas remotas. La gripe aviar, lejos de ser un problema local, se perfila como un fenómeno de alcance planetario, capaz de afectar desde granjas españolas hasta las colonias más alejadas de la Antártida, con consecuencias que podrían sentirse durante décadas.