Los detalles del caso de Encarnita Polo: presuntamente estrangulada, un módulo de psiquiatría abierto y un caso de “obsesión”

La noticia se dio a conocer por un mensaje de su hija en redes sociales en el que pedía “respeto”

Guardar
Encarnita Polo, en 'Socialité'. (Mediaset
Encarnita Polo, en 'Socialité'. (Mediaset España)

La cantante y actriz Encarnita Polo, icono de la copla y del pop español en las décadas de los sesenta y setenta, falleció el pasado 14 de noviembre en la Residencia Decanos, en Ávila, a los 86 años. Lo que inicialmente se comunicó como una muerte natural pronto viró hacia un suceso de extrema gravedad: la Policía investiga su fallecimiento como un posible homicidio cometido por un compañero de la residencia.

Según fuentes policiales consultadas por diversos medios, Encarnita Polo habría muerto estrangulada mientras dormía. El presunto agresor es un hombre octogenario, residente del ala de Psiquiatría del centro, que padecería un cuadro de demencia. En circunstancias aún por esclarecer, abandonó su unidad, accedió a la zona en la que descansaba la artista y la atacó.

Tras el suceso, el hombre fue trasladado al módulo de Psiquiatría del Hospital Provincial de Ávila, donde permanece bajo custodia policial. Los investigadores sostienen que no existe, por el momento, un motivo claro más allá de una posible “obsesión”, aunque la investigación continúa abierta.

Residencia Decanos en Ávila. (Google
Residencia Decanos en Ávila. (Google Maps)

El silencio de la familia

La noticia se conoció inicialmente a través de un comunicado de su hija, Raquel Waitzman Polo, quien informó del fallecimiento y pidió “respeto y privacidad” en estos momentos de dolor. “Para mí fue, ante todo, mi madre: una mujer fuerte, divertida y con un carácter único”, expresó la hija en su texto de redes sociales. “Necesito vivir este duelo en silencio y en paz”. El cuerpo de la artista fue velado en Ávila en un acto íntimo, y será enterrado en la misma provincia, donde vivía desde hacía años junto a su hija.

Encarnación Polo Oliva, nacida en Sevilla en 1939, se convirtió desde joven en una figura singular en la música española. Inició su carrera en la copla, pero su carisma y energía la llevaron hacia un pop festivo que marcó una época. Su éxito “Paco, Paco, Paco”, convertido en himno intergeneracional y rescatado por la viralidad de las redes sociales décadas después, selló su lugar en la historia musical.

Sin embargo, su trayectoria estuvo acompañada de episodios de notable adversidad. Tras su divorcio del compositor Adolfo Waitzman en 1978, sufrió una larga y dolorosa batalla judicial por la propiedad de su piso en Madrid, que terminó con su desahucio en 2002. A ello se sumó, en 2012, la pérdida de 70.000 euros en el escándalo de las preferentes de Bankia, una estafa que le arrebató los ahorros de su vida.

A pesar de las dificultades económicas, Polo se mantuvo activa en la escena social madrileña y conservó estrechas amistades en el ámbito cultural, entre ellas la locutora Encarna Sánchez, con quien compartió décadas de confidencias y apoyo mutuo. En 2021 superó un cáncer de mama diagnosticado a tiempo. “El cáncer es como un mal novio, muy traicionero”, dijo entonces.

Una trabajadora de la residencia de mayores de Alcorcón denuncia la falta de material sanitario. (Twitter)

Una artista querida por varias generaciones

Con éxitos como Pepa Bandera y actuaciones en cine, televisión y espectáculos de variedades, Encarnita Polo quedó grabada en la memoria colectiva del país. Su presencia escénica, su cercanía y su estética inconfundible la convirtieron en una figura icónica del flamenco-pop.

Su relación con la almeriense Encarna Sánchez fue una de las más significativas de su vida. Ambas vivieron en el mismo edificio durante años y compartieron momentos de intimidad, complicidad y apoyo. Encarnita fue una de las pocas que jamás habló mal de la locutora, incluso en los momentos más polémicos.

Encarnita Polo en imagen de
Encarnita Polo en imagen de archivo (Europa Press)

Residencia Decanos: un complejo de grandes dimensiones

La residencia donde vivía la artista, gestionada por DomusVi, cuenta con más de 200 plazas y unidades separadas según el nivel de autonomía de los residentes. La investigación policial trata ahora de determinar cómo el presunto agresor pudo abandonar el módulo de Psiquiatría y llegar hasta el dormitorio de la artista, una cuestión clave para esclarecer responsabilidades.