Una familia vive en un contenedor marítimo, lo que califican como “un sueño” si no fuera por los “más de 2.100 euros” que pagan de factura de la luz

Lo han convertido en su hogar temporal mientras reforman su vivienda soñada

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Casa contenedor azul (Idealista)
Casa contenedor azul (Idealista)

La transformación de viejos contenedores marítimos en viviendas se impone como tendencia, ya que se obtienen espacios luminosos, acabados cálidos y una estética industrial que permite seducir a diseñadores y propietarios. Las casas contenedor han pasado de ser una mera curiosidad a convertirse en una opción real.

Algunas firmas y plataformas como Homedit y Ros Container documentan estos proyectos que llevan a cabo empresas como Neo Container, para convertirlos en casas o piezas combinables. El proceso es sencillo, ya que tan solo se deben comprar módulos de 6 a 12 metros, cortar huecos para ventanas, aislar paredes y techos e instalar electricidad y agua.

En la localidad belga de Zemst, una familia decidió dar un paso algo fuera de lo común, ya que se han mudado a vivir en un contenedor marítimo de 48 metros cuadrados mientras reforman su futura casa. Glenda y Joris han convertido este suceso en una experiencia única que, según cuentan, les ha unido más que nunca.

Alternativa creativa

Según indicaron al medio belga HLN, ambos comenzaron esta aventura en noviembre de 2024, cuando vendieron su vivienda anterior y compraron una casa antigua que necesitaba una completa reforma. Al no poder afrontar dos hipotecas al mismo tiempo ni querer gastar dinero en un alquiler temporal, tomaron la decisión de comprar un contenedor y adaptarlo como un hogar provisional.

La familia ha conseguido incluir un baño, una cocina y un dormitorio en el que duremen los cuatro. “Nos dijeron que estábamos locos, pero estamos cumpliendo un sueño”, contaba Glenda. Mientras tanto, sus hijos Féline y Jannes, de 8 y 4 años, ayudaban en las obras de la casa.

El contenedor azul, bautizado como “Bluey” por su color, costó menos de 10.000 euros y fue reacondicionado por ellos mismos. “Queríamos algo práctico, sin tirar el dinero en alquileres. Lo reformamos poco a poco y lo hicimos nuestro”, explicaba Joris, que trabaja a diario en la renovación de la vivienda principal.

Facturas elevadas

Pese a todas las ventajas que enumera la familia, la vida dentro de un contenedor también supone algunos desafíos. El principal problema es la factura de la luz: “Pasamos de pagar unos 250 euros al año a más de 2.100. Usamos calefactores eléctricos en invierno y aire acondicionado portátil en verano, porque cuando hace calor fuera, dentro es insoportable”. Además, tener el contenedor en el patio les supone otro gasto debido a la tasa de registro de la propiedad.

Su espacio reducido no ha sido un obstáculo para la familia. Los niños también participan en las obras al igual que los abuelos, y pueden disfrutar del gran jardín donde instalaron una casa de juegos y una cama elástica. “A veces nos sentimos culpables porque casi siempre estamos trabajando, pero ellos se lo toman como una aventura”, comentaba Glenda.

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Siguiendo la proyección esperada, la familia podrá mudarse a su nueva casa en mayo de 2027. “No es lo ideal, pero es temporal. Y lo que estamos construyendo juntos vale la pena”, concluye la pareja en HLN. Mientras tanto mantedrán la unión y los esfuerzos necesarios para lograr su futuro soñado.

Las casas contenedor ofrecen en la actualidad un camino práctico hacia la vivienda modular, con sus riesgos y virtudes. Conviene asesorarse, cuidar la cimentación y el mantenimiento anticorrosión para que la idea no quede solo en un capricho y se pueda convertir en una alternativa duradera.