
Alberto, 36 años, abre la ventana de su casa para que podamos oír bien los golpes. A su derecha varias pistas de pádel y a su izquierda las de tenis. Raquetazos y gritos, risas y ánimos de los jugadores. “Estoy estudiando una oposición para ser profesor y a las cinco de la tarde lo tengo que dejar. Es imposible concentrarse”. A su lado está José Antonio, 66 años, que asegura que ha tenido que gastarse 7.800 euros para cambiar las ventanas de su casa para mejorar la insonorización. “Tengo las pelotas metidas en la cabeza”, explica. “Quiero mudarme, pero mi mujer duda. Es que los fines de semana empieza a las 9 de la mañana con los golpes. Es horrible”.
Quien sí se ha mudado es David, 53 años, que vive encima de Alberto. No enseña su casa, que también da a las pistas. “Yo me fui hace tres años. Tuve la posibilidad de trasladarme con mi pareja. Pero ya me dirás que hago con esta vivienda. Ni la puedo alquilar ni vender. Nos hemos quejado al Ayuntamiento y al colegio, pero nadie nos hace caso”. Le escucha su hermana Aurora, que tiene otro inmueble en el domicilio. “Yo teletrabajo. Es un ruido incesante. Me han diagnosticado insomnio crónico. Todo esto te altera el ritmo de vida y el sistema nervioso”. Mientras, fuera, los raquetazos siguen.
Son las 20.30 horas de un día cualquiera y las pistas que se han construido en el Colegio Salesianos de Carabanchel (Ronda de Don Bosco) están a pleno rendimiento. Las tres pistas que hay se alquilan a través de la plataforma Playtomic de lunes a viernes de 17 a 23 horas. Los sábados el horario se amplía de 9.30 a 21.30 horas y los domingos, de 9.30 a 14 horas. Jugar una hora y 30 minutos cuesta 23,92 euros. Las pistas de tenis, por su parte, son utilizadas por una academia privada, Challenge Tennis. Y es que los Salesianos han visto el deporte de palas y raquetas, que gana adeptos en España, una buena línea de negocio para generar ingresos al margen de su actividad educativa. El problema es que a apenas 50 metros están las viviendas de la calle Eugenia de Montijo. “Aquí hay 24 familias, de las que 16 tienen casas que dan a las pistas. Es imposible convivir”, sentencia David.

La primera denuncia vecinal llegó en 2021. Técnicos municipales visitaron en mayo y junio de ese año las instalaciones y se comprueba que los valores acústicos varían “considerablemente” dependiendo de la intensidad del juego y de los gritos de los jugadores. Los ruidos superan los 65 decibelios permitidos. Así que se hace una medición oficial en marzo de 2022. El Ayuntamiento de Madrid determina, no obstante, que se cumplen los Objetivos de Calidad Acústica (OCA). José Luis Peñuelas, ingeniero de la empresa Acusticalia, señala que “el Consistorio hace trampas en el protocolo de medición”. ¿Por qué? “El Ayuntamiento mide la fuente sonora del entorno de las pistas de pádel en mediciones de larga duración, cuando lo que hay que hacer es medir la actividad concreta en el horario que se produce para que ningún ruido ambiental lo enmascare”.
Queja al Defensor del Pueblo
Los vecinos han recurrido a esta empresa para que haga mediciones “más fiables”, que utilizará “LAEQ 5 segundos, series de tres mediciones de cinco segundos separados por tres minutos. Hay que medir el suceso en concreto, el grito y el peloteo. Lo que hace el Ayuntamiento es medir 24 horas y hacer una media. Y claro, el nivel de ruido ambiental no vale”, especifica Peñuelas. Y es que las quejas no han servido. Los vecinos volvieron a pedir al Ayuntamiento que hiciera mediciones en 2024. El Consistorio volvió a determinar que todo estaba en regla. “Algunos estamos tan desesperados que incluso hemos recurrido al Defensor del Pueblo”, afirma Alberto, uno de los vecinos.
Esther Gómez, concejala de Más Madrid, se interesó por este problema y se reunió con los vecinos. Llevó el tema a la comisión de urbanismo en marzo de este año... y sorpresa. “El colegio tenía licencia para construir las pistas, pero no tenía licencia para abrir las pistas de pádel al público. Tuvieron esta actividad suspendida unos meses y han presentado una declaración responsable, con la que pueden abrir mientras el Ayuntamiento resuelve”. La licencia para organizar actividades abiertas y de pago depende de la Ley de Espacios Públicos y Actividades Recreativas, por lo que la licencia de la pista escolar no es suficiente para su explotación económica. Este diario se ha puesto en contacto con la dirección del centro, que ha preferido no hacer comentarios.
A los vecinos no les ha quedado más remedio que ponerse en manos de un abogado. Se trata de Ricardo Ayala, uno de los miembros de ‘Juristas por el Ruido’, una asociación de profesionales del derecho que se creó en 2001 para ayudar jurídicamente a todos aquellos ciudadanos que tienen problemas de ruido en urbanizaciones, chalés, viviendas en núcleos residenciales... "Las víctimas del ruido los son por partida triple: por el propio agente agresor, por la inacción culposa de las autoridades y funcionarios competentes, y por la incomprensión ciudadana. Frente a la invasión acústica en nuestros hogares de las canchas deportivas, sobre todo el pádel, los ciudadanos deben saber que tienen derecho a no ser molestados", señala.
El bufete de Ricardo Ayala ya ha conseguido que el juzgado de Primera Instancia Número 83 de Madrid haya ordenado el cierre de dos pistas de pádel colindantes a una veintena de viviendas en la calle Orense. La sentencia hincapié en cómo el ruido de las pelotas chocando casi ininterrumpidamente contra las raquetas y las paredes de metacrilato son lesivas para el día a día de los vecinos. Y es que cada vez que la raqueta golpeaba la pelota se superan los decibelios permitidos por la norma. Un partido de una hora puede generar un mínimo de 720 golpes, y teniendo en cuenta que la actividad se prolonga desde la mañana hasta la noche, la actividad de ambas pistas resulta incompatible con el desarrollo normal de la vida de los vecinos, dictaminó el juez. La empresa que gestiona las pistas ha recurrido.

Actuar cuanto antes
“Los abogados que luchamos contra el ruido aconsejamos a las víctimas que no demoren actuar contra los agresores acústicos y las autoridades cómplices ante la jurisdicción contencioso-administrativa y la civil, y si se está en juego el riesgo de su salud psíquica, pueden acudir a la vía penal. Es por ello que nuestro trabajo como especialistas en medio ambiente urbano consiste en que los sufridos vecinos conozcan sus derechos y cómo ejercerlos frente a las administraciones conniventes de estos negocios. Los ayuntamientos permiten que los agresores acústicos abusen de sus negocios en detrimento de los vecinos", afirma Ayala, que señala que en este caso de Carabanchel estudiarán todas las medidas legales pertinentes. “En Salesianos Carabanchel demandaremos por contaminación lumínica. Todo esto es un delito ambiental porque afecta a la salud”, matiza Ricardo Ayala.
En julio de 2024, el Ayuntamiento de Madrid ya ordenó el cierre de las cuatro pistas de pádel que también había construido los Salesianos en el colegio San Juan Bautista, más conocido como los Salesianos de Estrecho, y que alquilaban a particulares a diario. En este caso, aunque los vecinos de la zona se quejaban del ruido y de la potente iluminación, el cierre se produjo porque no tenían licencia.
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