Daron Acemoglu, premio Nobel de Economía, sobre la IA en el trabajo: “En España el aumento de la productividad ha sido anémico, especialmente en la economía de servicios”

El catedrático del MIT advirtió que las pymes se enfrentan a grandes retos para adoptar la inteligencia artificial y otras tecnologías avanzadas, pese a ser el principal motor de crecimiento

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Daron Acemoglu, premio Nobel de
Daron Acemoglu, premio Nobel de Economía 2024, durante su ponencia en Vigo (VIGO GLOBAL SUMMIT)

La segunda edición del Congreso Económico Internacional VIGLOBAL, celebrada esta semana en Vigo, ha contado con la presencia del premio Nobel de Economía 2024, Daron Acemoglu, encargado de cerrar el evento con una charla en la que reflexionó sobre el impacto de la inteligencia artificial ene le empleo, la productividad y la desigualdad. Entre los retos de la IA, destacó que su implementación no ha supuesto un gran avance productivo en España.

Durante su ponencia, titulada El progreso en un punto de inflexión: tecnología, poder y los desafíos globales, destacó que las pequeñas y medianas empresas son el motor del crecimiento de territorios como Galicia, pero también advirtió que estas pymes se enfrentan a grandes retos para adoptar la IA y otras tecnologías avanzadas. Para el economista, estas compañías son “más lentas” que las grandes corporaciones y “hay una gran brecha ahora en la computación en la nube o en robótica”, algo que “va a ralentizar la expansión de la IA”.

“La IA tiene una naturaleza de propósito general. Va a afectar a todo, desde la educación hasta el transporte”, afirmó el economista turco. Sin embargo, advirtió de que su impacto dependerá de cómo se utilice. “No hacemos el mejor uso de estas tecnologías”, sentenció. Sobre el aumento de la productividad, el Nobel recordó que “muchos informes prometen un crecimiento económico de hasta un 5% anual gracias a la IA, especialmente en países como Estados Unidos”. Pero recordó que “la electricidad tardó 40 años en expandirse” y que la IA requerirá cambios organizativos más profundos para desplegar todo su potencial.

Según explicó el catedrático del MIT (EEUU), las pymes tienen dificultades a la hora de incorporar las tecnologías de automatización, donde el reto es proporcionar mejores herramientas a las empresas para ampliar las capacidades de los trabajadores y, por ende, del mercado. Concretamente, “en países como España, el aumento de la productividad ha sido anémico, especialmente en lo que se refiere a la economía de servicios, donde mejorar la eficiencia es un gran desafío”, señaló.

“La productividad aumentará con la IA de manera más lenta”

La Reina Letizia ha defendido que la Inteligencia Artificial "bien utilizada puede ser muy útil" pero ha recordado que "la inteligencia humana es irreemplazable". (Europa Press)

A nivel más global, Acemoglu señaló que “el mundo envejece rápidamente, la población se estabilizará en unos 20 años, lo que supondrá un cambio enorme a nivel laboral. Serán necesarios ajustes”. Además, apeló a “reimaginar todo lo que se puede hacer con IA”, pero siempre llevada al terreno de la automatización para aumentar la productividad. Al finalizar su exposición, el Nobel declaró: “todo ello me lleva a concluir que la productividad aumentará con la IA de manera más lenta y será mucho más dolorosa de lo que se había imaginado”. Además, esta transición -expuso- podría ampliar las desigualdades sociales y alimentar fenómenos como el auge del populismo de extrema derecha.

En contraposición a la automatización, el economista defendió la idea de una “inteligencia artificial pro-worker”, orientada a ampliar las capacidades humanas en lugar de sustituirlas. “La automatización pura no es el camino. Si cada trabajador mejora su rendimiento un 40%, el crecimiento será más sostenible que si solo automatizamos, adaptándose a un entorno cambiante”, defendió. “La automatización de las tareas que asumen los humanos será de manera gradual, en torno a un 3% y 6%”.

Además, Acemoglu destacó que el el mercado no implementa aún esta idea porque el sector tecnológico está dominado por apenas seis grandes empresas que “compran a sus competidores y limitan la innovación” y apeló a “adoptar una postura proactiva en regulaciones y políticas” en las que la sociedad civil debe formar parte. Con este modelo, se evitarían desigualdades, se crearían nuevos mercados y las pymes podrían adaptarse mejor a un mundo cambiante. “La IA a favor de las personas trabajadoras es factible, pero requiere una orientación clara en la investigación y en las políticas públicas. Necesitamos una regulación que garantice que esta tecnología avance en la dirección correcta. Los datos no pueden ser gratuitos ni quedar solo en manos de unos pocos”, concluyó.