Paula Vázquez presenta ‘Hasta el fin del mundo’ en TVE: “No pregunto las audiencias porque no quiero que supediten mi trabajo”

La presentadora relata a ‘Infobae España’ su experiencia al frente de ‘Hasta el fin del mundo’, el reality de aventura que llega este miércoles 12 de noviembre a La 1

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TVE estrena este miércoles 12 de noviembre una de sus grandes apuestas de entretenimiento. El reality de aventura Hasta el fin del mundo llega al prime time de La 1 con Paula Vázquez al frente. La presentadora ha explicado a Infobae España que la experiencia le ha rejuvenecido y le ha permitido redescubrir su pasión por la televisión, gracias a un formato que se aleja de los habituales y a un rodaje exigente y estimulante.

Durante la entrevista con este medio, la gallega ha relatado que el rodaje de Hasta el fin del mundo ha supuesto un reto físico y emocional. “Me ha tocado trabajar con un equipo más joven, hacer sinergia, evolucionar, que todo sea más inmediato, improvisar muchísimo. Y eso rejuvenece, la verdad”, ha afirmado. En los dos meses de grabación, el equipo ha recorrido 16.000 kilómetros sin apenas descanso, una experiencia que, según la presentadora, “te pone las pilas”.

Ante la inevitable comparación con Pekín Express, formato que Vázquez también presentó, la comunicadora explica que en Hasta el fin del mundo “no hay expulsados”, lo cual marca la principal diferencia entre ambos formatos. “Todos han llegado hasta el final, que eso para mí es un extra del programa, que creo que le da muchísimo contenido”, apunta. Además, destaca que cada pareja de concursantes realiza su ruta de manera autónoma, sin apenas interacción con el resto, lo que evita la habitual “intoxicación” entre participantes y permite que cada uno viva la experiencia de forma única.

“En este formato nos hemos dejado el alma”

Sobre la evolución de la televisión en España, Paula Vázquez ha compartido con Infobae España su visión positiva sobre el rumbo del medio. Aunque ha señalado que le atraen los formatos de entretenimiento más ficcionados que triunfan fuera de España, ha destacado que el público nacional sigue prefiriendo la telerrealidad y los talent shows.

Concursantes de 'Hasta el fin
Concursantes de 'Hasta el fin del mundo'. (RTVE)

La presentadora ha valorado el respaldo de TVE y el trato recibido por parte de la cadena, que la ha definido como un “talismán”. La gallega confiesa sentirse muy querida y cuidada, y ha elogiado la apuesta de la cadena por el programa y la promoción que ha recibido: “Así da gusto defender un formato. Aunque te dejes el alma, que en este formato nos lo hemos dejado”.

Respecto a la presión de las audiencias y la competencia con las cadenas privadas, la presentadora asegura que no deja que los datos condicionen su trabajo. “No lo pregunto y no lo miro porque no quiero que supedite mi trabajo. Yo lo hago con la misma fuerza, lo vayan a ver diez millones, trescientos mil o treinta mil”, asevera, reconociendo que tanto las buenas como las malas noticias siempre acaban llegando.

Así es ‘Hasta el fin del mundo’

Hasta el fin del mundo es la adaptación española del formato de la BBC Race across the world. En el concurso, los participantes deben recorrer más de 15.000 kilómetros por toda América Latina sin usar aviones ni dispositivos electrónicos, ni siquiera teléfonos móviles o GPS. Esta limitación obliga a cada pareja a gestionar al detalle sus recursos, planificar rutas sin herramientas digitales y tomar decisiones clave sobre transporte y alojamiento en cada etapa.

Adelanto de 'Hasta el fin del mundo'. (RTVE)

Antes de embarcarse en la travesía, los concursantes de Hasta el fin del mundo reciben tan solo 1.300 euros, una cantidad calculada como el importe aproximado de un vuelo desde Costa Rica hasta Ushuaia.

El recorrido atraviesa ocho países: Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile, cruzando selvas, volcanes, humedales como los de Corrientes y la Patagonia argentina, además de alcanzar el extremo austral en Tierra del Fuego. Cada tramo, de unos mil quinientos kilómetros de media, expone a los concursantes a una variedad de ecosistemas y los aproxima a culturas prehispánicas como la inca, quechua, aymara, aimacha, Guna Yala y paraca.

La dinámica establece que en cada episodio, las parejas deben llegar a un punto de control, anotando su posición en un libro de viaje. El orden de llegada determina cuándo saldrán en la siguiente etapa y les da cierto control sobre la elección de ruta, siempre respetando las diferencias horarias. Además de decidir cómo desplazarse y dónde pasar la noche, si el dinero escasea pueden realizar trabajos puntuales para obtener fondos adicionales.

En la primera etapa, que une Costa Rica y Ciudad de Panamá con un trayecto de 1.048 kilómetros, los concursantes afrontan desafíos ambientales como dormir en cabañas suspendidas en árboles o en el interior del cráter de un volcán en el Valle de Antón. La interacción con la naturaleza se profundiza con iniciativas como la colocación de cámaras para monitorear fauna salvaje y la limpieza de manglares. Asimismo, las seis parejas ponen a prueba sus habilidades locales cocinando platos de la gastronomía caribeña, en un proceso que favorece la conexión con las comunidades y fomenta el aprendizaje cultural.