El nuevo impuesto para coches eléctricos que plantea Reino Unido y que asusta a los conductores españoles

Los tributos a la gasolina y el diésel aportan 27.730 millones de euros anuales, lo que representa el 2% de los ingresos totales británicos. La industria teme que este impuesto pueda desincentivar la compra de coches eléctricos

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Imagen de recurso de un
Imagen de recurso de un automóvil eléctrico. (Freepik)

El Gobierno británico ha planteado la posibilidad de introducir un nuevo impuesto dirigido específicamente a los coches eléctricos, que se calcularía en función de los kilómetros recorridos por cada vehículo.

Según una información del diario británico Daily Telegraph, esta propuesta, que ha sido impulsada por la ministra de Hacienda, Rachel Reeves, responde a la necesidad de compensar la caída de ingresos fiscales derivada del descenso en la recaudación de impuestos sobre los combustibles tradicionales. La medida podría incluirse en los presupuestos de 2026 y entrar en vigor en 2028.

El auge de la electromovilidad ha provocado que uno de cada cuatro coches nuevos en el Reino Unido sea ya eléctrico, lo que ha reducido de forma significativa los ingresos procedentes de los impuestos sobre la gasolina y el diésel. Actualmente, estos gravámenes aportan 27.730 millones de euros anuales, lo que representa el 2% de los ingresos totales del Estado, aunque se prevé que esta cifra continúe disminuyendo progresivamente.

El modelo propuesto contempla un cargo de 3,5 céntimos de euro por cada 1,6 kilómetros recorridos por un coche eléctrico, lo que supondría un coste aproximado de 284 euros al año para un conductor medio. Si la tasa se implementa, el Gobierno laborista de Keir Starmer estima que podría recaudar más de dos mil millones euros a partir de 2030. De este modo, el Reino Unido se sumaría a países como Islandia y Nueva Zelanda, que ya han adoptado sistemas tributarios basados en el kilometraje recorrido por los vehículos eléctricos, según ha detallado este diario.

Enfado del sector del automóvil

En unas declaraciones recogidas por El País, el Ejecutivo británico ha defendido la iniciativa alegando motivos de equidad fiscal. Según sus argumentos, “el impuesto sobre los carburantes se aplica a la gasolina y el diésel, pero no hay nada para los vehículos eléctricos”. Sin embargo, la propuesta ha generado una fuerte controversia en el sector del automóvil. La SMMT, la asociación que representa a los fabricantes de automóviles británicos, ha calificado la medida de “grave error estratégico”, al considerar que penalizaría a un segmento de mercado que ya presenta dificultades de venta.

9 de cada 10 españoles que tienen intención de comprar coche optará por un eléctrico.

La industria teme que la introducción de este impuesto pueda desincentivar la compra de coches eléctricos y, al mismo tiempo, perjudicar la imagen del Reino Unido como destino de inversión. Esta preocupación resulta especialmente relevante en un contexto en el que las ventas de vehículos eléctricos han experimentado un crecimiento, impulsado en parte por los incentivos gubernamentales.

Las ventas de coches eléctricos, al alza en España

En España, las ventas de vehículos electrificados, tanto eléctricos e híbridos enchufables, también se mantienen al alzo. Después de registrar máximos en junio, las ventas en septiembre han alcanzado las 22.205 unidades, con un aumento del 102,7% en el mes, lo que ya representa el 21,31% del mercado total, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). En total, en el tercer trimestre ya se han sumado un total de 172.376 unidades electrificadas vendidas, lo que representa un incremento del 98,4% respecto al mismo periodo del año anterior.

Por el momento, la iniciativa británica todavía no entra en los planes del Gobierno español, que se encuentra centrado en incentivar la movilidad sostenible precisamente aumentando los impuestos a los carburantes tradicionales. La Ley de Movilidad Sostenible que pretende sacar adelante en el Congreso contempla nuevos impuestos a los vehículos que posean las etiquetas B y C de la Dirección General de Tráfico (DGT) en Zonas de Bajas Emisiones (ZBE).