“El juego de la pelota es peligroso para los perros”: un adiestrador canino explica los motivos

Jaime Vidal asegura que este hábito que forma parte del día a día de muchos canes puede provocar obsesión, estrés y daños en las placas de crecimiento óseo

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Montaje de Infobae de Jaime
Montaje de Infobae de Jaime Vidal, educador canino y entrenador de perros especialistas, junto a un perro que juega a la pelota. (Canva/TikTok/@masqueguau)

El juego de lanzar la pelota puede ser uno de los momentos favoritos del día tanto para los perros como para sus amos, pero, este rito casi diario en la vida de muchas mascotas podría estar poniendo en riesgo su salud. Jaime Vidal, educador canino y entrenador de perros especialistas, alerta sobre las consecuencias negativas que puede acarrear y asegura que “el juego de la pelota es peligroso para los perros” en el uso que le dan algunas personas. A través de su cuenta de TikTok (@masqueguau), Vidal explica que practicar esta actividad de forma repetida y explosiva, una costumbre extendida entre muchos propietarios para cansar a sus animales, puede provocar daños físicos y emocionales.

Según ha explicado Vidal, que durante tres años formó parte de la Unidad Canina Protección Civil-Bomberos de Rescate y Salvamento de Martorelles (Cataluña), la creencia de que agotar físicamente al perro mediante este tipo de juegos garantiza una mejor conducta es errónea y puede tener efectos perjudiciales. El especialista ha subrayado que, aunque el riesgo existe a cualquier edad, los perros jóvenes son especialmente vulnerables, ya que su desarrollo óseo no ha finalizado y las placas de crecimiento —situadas en los extremos de los huesos largos— permanecen como tejido blando y no calcificado. Lesionar estas zonas puede provocar deformaciones y favorecer la aparición prematura de artrosis en el futuro, advierte el experto.

Diferenciar entre afición y obsesión

En otro de sus videos, Vidal insiste en la importancia de distinguir entre un perro que disfruta de esta actividad y otro que desarrolla una obsesión. “No tiene nada que ver que a un perro le guste la pelota, pero que cuando la guardas todo está normal y tengo un perro sin problemas y hace de perro, se relaciona con otros perros, investiga, explora y coge comida, a un perro que cuando sospecha que lleva una pelota en el bolsillo, automáticamente deja de ser un perro, no se mueve de mi lado, todo el rato está mirando la del bolsillo, todo el rato está diciendo ‘Pelota, pelota, pelota, pelota, pelota‘. Y a veces, incluso, si otro perro se acerca, muestra conductas agresivas”, indica.

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En este sentido, recalca que el juego de la pelota “no es nada recomendable porque fácilmente crea perros adictos, genera un estrés enorme en los perros y además también podría provocarles daños físicos, especialmente en perros que están en etapas de desarrollo”.

Vidal también desmiente la idea de que esta actividad se corresponda con la conducta predatoria natural de los perros porque trazan similitudes entre la caza a la que recurren estos animales en una vida no doméstica con la búsqueda incesante de la pelota. “No es una actividad natural, por mucho que os digan, el perseguir ochocientas cincuenta veces una presa para matarla y no comérsela. Esto no lo haría ningún animal, ningún ser vivo en la naturaleza. Así que no compremos la idea de que es conducta predatoria porque no tiene nada que ver con la conducta predatoria. Los perros y todos los animales salvajes predan para comer, no para caer en una estúpida obsesión”, insiste.