“No fallan las personas, falla el sistema”: la exclusión en España ha crecido un 52% desde 2007

Pese a la recuperación del empleo, la exclusión alcanza a familias con trabajo, propietarios y personas consideradas tradicionalmente seguras

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“No fallan las personas, falla
“No fallan las personas, falla el sistema”. (Europa Press)

España enfrenta en 2025 un escenario social marcado por una brecha que no deja de ensancharse. La exclusión severa es hoy un 52% superior a la registrada en 2007, menos de veinte de años, según el IX Informe sobre Exclusión y Desarrollo Social presentado por la Fundación FOESSA y Cáritas.

Un indicador que pone en evidencia el deterioro sostenido del tejido social y a la incapacidad del modelo económico y político para corregir las desigualdades acumuladas tras casi dos décadas de crisis. “Esta realidad demuestra que no fallan las personas, falla el sistema”, ha afirmado el coordinador del estudio, Raúl Flores.

La revisión de datos desde 2007 señala que los periodos de crecimiento no han servido para revertir los retrocesos sociales y que las mejoras macroeconómicas no se han traducido en una recuperación equitativa.

El estudio, elaborado por 140 investigadores de 51 universidades y entidades sociales, confirma que 4,3 millones de personas viven a día de hoy en exclusión severa, 1,4 millones más que antes de la gran recesión.

En términos globales, 9,4 millones se encuentran en exclusión social, dos millones más que hace 17 años. FOESSA subraya que ya no se trata de un fenómeno asociado a crisis puntuales, sino de un proceso estructural que se ha instalado en la base del sistema.

La exclusión crece incluso en “épocas de bonanza”

Uno de los elementos más críticos del informe es que la exclusión no retrocede cuando la economía mejora. Los datos muestran que, tras cada fase de recuperación, el suelo social queda más degradado. Entre 2019 y 2023, en pleno periodo de crecimiento del empleo, la privación aumentó entre hogares con perfiles tradicionalmente considerados seguros: familias con personas ocupadas, parejas con hijos o propietarios con hipoteca.

“La privación se está cronificando y se ha extendido a las clases medias trabajadoras”, señala el documento. El diagnóstico apunta a un modelo que genera crecimiento sin cohesión y que ya no garantiza movilidad social ascendente ni estabilidad vital.

El modelo de crecimiento
El modelo de crecimiento no garantiza estabilidad vital. (Imagen de Archivo)

Vivienda y empleo, en el centro del bloqueo social

El informe identifica dos motores principales de esta ruptura de la cohesión: la vivienda y el mercado laboral. “La vivienda es hoy el factor que está activamente reconfigurando nuestra estructura social, expulsando a uno de cada cuatro hogares de una vida digna y triturando el difícil equilibrio de las clases medias”, ha advertido Flores. Es más, el 45% de quienes viven de alquiler están en riesgo de pobreza o exclusión, el porcentaje más alto de la Unión Europea.

FOESSA describe una “paradoja residencial”: 3,8 millones de viviendas permanecen vacías (14,4% del parque), mientras el acceso a una vivienda digna se convierte en un privilegio para amplias capas de la población. Por tanto, según el informe, el problema no es de la oferta total, sino del modelo de acceso, precios y uso de la vivienda.

En el ámbito del empleo, la precariedad es ya un rasgo estructural. “La precariedad laboral se ha convertido en la nueva normalidad del mercado de trabajo español, afectando al 47,5% de la población activa (11,5 millones de personas) atrapadas en diversas modalidades de inseguridad”, señala el documento.

Uno de cada diez trabajadores vive en exclusión social, y más de un tercio de quienes se encuentran en exclusión moderada o severa tienen empleo, lo que cuestiona la integración por esta vía. El mercado laboral ya no funciona como red de protección: una parte creciente de la población trabaja sin lograr unos mínimos de estabilidad, derechos ni ingresos suficientes.

Las hipotecas sobre vivienda marcan récord en 15 años para un mes de julio.

La desigualdad se hereda y se profundiza

La exclusión golpea con mayor fuerza a la infancia y la juventud, consolidando una transmisión intergeneracional de la desigualdad. Uno de cada tres menores (29%) se encuentra en exclusión severa, la más alta por grupos y una de las mayores de Europa.

“El origen familiar condiciona las oportunidades vitales con una intensidad que desmiente la idea de que el éxito depende mayoritariamente del talento y el esfuerzo individual”, recoge el informe. “El esfuerzo personal no basta para alcanzar el éxito y no quiebra la reproducción social, sino que la refuerza”.

La juventud afronta lo que FOESSA define como “pesimismo estructural”, debido a un futuro marcado por la precariedad, los problemas de acceso a la vivienda y la incertidumbre en torno al sistema de protección social y las pensiones. El resultado es una generación que percibe que las expectativas vitales son hoy más bajas que las de sus padres.

“El esfuerzo personal no basta
“El esfuerzo personal no basta para alcanzar el éxito”. (Freepik)

Un giro necesario hacia la corresponsabilidad y el cuidado

FOESSA concluye que España se encuentra en una encrucijada que requiere cambios de fondo. “España necesita ir más allá del modelo clásico en el que el Estado asume en solitario la responsabilidad del bienestar, para avanzar hacia un nuevo pacto social basado en la corresponsabilidad inteligente y articulada entre Estado, mercado, familias y comunidad”, señala el informe.

Ese nuevo pacto, centrado en el cuidado, sería, según el estudio, esencial para revertir la tendencia de exclusión creciente y evitar que vaya a más el 52% de exclusión severa y se consolide como rasgo permanente del país.