Franca Viola, la mujer que se negó a casarse con su secuestrador: un precedente que acabó con una de las leyes más atroces en Italia

El artículo 544 del Código Penal italiano, que permitía a los agresores sexuales eludir la justicia si se casaban con la víctima

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Franca Viola, la mujer que
Franca Viola, la mujer que se negó a casarse con su violador y sentó el precedente en Italia (Montaje Infobae, Mujeres Bacanas)

A lo largo de la historia italiana, la familia y el matrimonio han estado estrechamente vinculados a valores religiosos y morales, lo que ha colocado estos conceptos bajo la constante intervención de la Iglesia y del poder político. Esta interacción ha influenciado directamente la legislación familiar, configurando normas que reflejan el peso de la tradición sobre la vida privada.

El casamiento, además de ser uno de los momentos más relevantes en la biografía de las personas, ha atravesado periodos de violencia institucionalizada, como la práctica del matrimonio obligado con niñas de tan solo 12 años que se instauró en la antigua Roma hasta principios del siglo XX, cuando se elevó a los 14. Algo que sin duda ha marcado una evolución excesivamente lenta en cuanto a la protección de los derechos de la infancia y de la mujer.

Pero los derechos en este sentido han sido vulnerados desde diferentes perspectivas, como lo fue el artículo 544 del Código Penal italiano, que permitía a los agresores sexuales eludir la justicia si se casaban con la víctima. Esto dio pie a una gran cantidad de secuestros y matrimonios forzosos, negando la posibilidad de elección. Unos hechos que vivieron cientos de mujeres en Italia, y que terminaban aceptando para eludir la humillación pública, hasta que Franca Viola (1947), respaldada por su familia, se negó a la propuesta de matrimonio.

Franca Viola, la mujer que
Franca Viola, la mujer que se negó a casarse con su violador y sentó el precedente en Italia (Montaje Infobae, Mujeres Bacanas)

Un precedente en una sociedad que esperaba sumisión

Concretamente, el artículo 544 dictaba lo siguiente: “Para los delitos previstos en el capítulo primero -violación, unión carnal de abuso por parte de funcionarios, actos violentos de lujuria o secuestros con fines lascivos o matrimoniales- y en el artículo 530 -corrupción de menores-, el matrimonio que contraiga el autor del delito con la víctima extingue el delito, incluso respecto de quienes participaron en él; y, si ha habido condena, cesan su ejecución y sus efectos penales”. Una normativa verdaderamente atroz que vulneraba al completo la libertad de la mujer, normalizando un “matrimonio reparador” para evitar la exclusión social y proteger el honor familiar.

No obstante, gracias a la valentía de Franca, el rumbo de las italianas cambió por completo. A los 17 años (en 1965), Franca y su familia siciliana rechazaron la propuesta de matrimonio de Filippo Melodia, un hombre con antecedentes mafiosos. Esta negativa provocó una serie de amenazas y agresiones contra los Viola, que culminaron el 26 de diciembre de 1965. El hombre, junto a varios cómplices, irrumpió en la casa familiar, agredió a la madre de Franca y secuestró a la joven junto a su hermano menor. Aunque Mariano, su hermano, fue liberado poco después, ella permaneció ocho días en cautiverio, sometida a violencia y presión para aceptar casarse con su agresor, como relata Mujeres Bacanas.

Franca Viola, con el respaldo de su familia, se negó a aceptar este destino y llevó el caso a la justicia. Una acción inédita en una sociedad que esperaba sumisión por parte de las víctimas. Tras un proceso judicial intenso y bajo amenazas constantes, Melodia fue condenado a 11 años de prisión. Pero la historia de Viola no quedó ahí, sino que con ese acto logró que la ley fuese derogada en 1996. Años más tarde, recibió el reconocimiento como Gran Oficial de la Orden del Mérito de la República Italiana.

La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, durante la presentación del estudio ‘Prevalencia de la violencia contra la infancia y la adolescencia’. (Europa Press)

Evolución de la ley matrimonial en Italia

Tras años de normas que priorizaban el honor familiar sobre los derechos de la víctima, el 15 de febrero de 1996 entró en vigor la Ley n.º 66 que redefinió la violencia sexual como un delito contra la persona, y no solo contra la moral pública. Este cambio representó un punto de inflexión fundamental, pues trasladó el foco del debate jurídico al reconocimiento de la dignidad y la integridad individual.

En años posteriores, el marco legal continuó renovándose. Tal y como recoge Tra i Leoni, en 2009, el decreto ley n.º 11 introdujo el delito de acoso, tipificado como “actos persecutorios”. Más adelante, en 2013, la Ley n.º 119 buscó combatir la violencia de género y el feminicidio. En 2019, la Ley n.º 69, conocida como “Código Rojo”, estableció nuevas disposiciones para la prevención y persecución de la violencia machista y doméstica, inspirándose en el Convenio de Estambul, ratificado por Italia en 2013.

La abolición del matrimonio reparador y del delito de honor selló el fin de prácticas jurídicas que negaban los derechos de las mujeres. El coraje de figuras como Franca Viola y su familia contribuyó a abrir paso a una sociedad más igualitaria y a un marco legal actualizado, con penas más severas, campañas preventivas y servicios de apoyo para las víctimas.