El rey Juan Carlos carga contra Jaime de Marichalar y halaga la nueva vida de Froilán en Abu Dabi: “Ahora es él quien se preocupa por mí”

Las esperadas memorias del rey emérito, Reconciliación, publicadas este 5 de noviembre en Francia, desvelan por primera vez la visión más íntima y humana de Juan Carlos I. El monarca, que describe su vida actual en Emiratos Árabes como un “exilio casi carcelario”, dedica su último capítulo —Mi cotidianidad en la isla de Nurai— a uno de los pilares de su día a día: su nieto Felipe Juan Froilán de Marichalar.

El tono cambia respecto a los capítulos anteriores. Aquí el monarca se muestra más abuelo que rey, más hombre que institución. “Es uno de mis mayores orgullos. He quitado una preocupación a Felipe y a la Corona, y he ayudado a la familia”, escribe en una de las frases más personales de todo el volumen.

Juan Carlos no elude los episodios turbulentos que marcaron la juventud de su nieto. “El divorcio de sus padres y cierta falta de autoridad paterna lo llevaron a una vida desordenada”, reconoce, en una clara alusión a Jaime de Marichalar. “Alimentaba la crónica de sucesos con un comportamiento poco ejemplar: iba de fiesta en fiesta, de discoteca en discoteca, se veía envuelto en peleas y malas compañías. ¡Qué desperdicio! Me entristecía mucho”.

Según relata el emérito, la situación llegó a preocupar tanto a la familia que el propio Felipe VI “lo convocó al palacio para reprenderlo”. Fue entonces cuando don Juan Carlos decidió intervenir: “Le propuse venir a instalarse a Abu Dabi, donde podría ayudarlo a encontrar trabajo y alojamiento. No lo aceptó de inmediato; se tomó un tiempo para reflexionar y pasar las fiestas de fin de año en España. Luego tuvo el valor de dar el paso”.

El nieto rebelde aceptó el reto a comienzos de 2023. Desde entonces, asegura su abuelo, su vida dio un vuelco. “Primero lo acogí en mi casa, antes de que se mudara a un estudio en la ciudad. Sin que yo se lo pidiera, la primera mañana se levantó a las siete para acompañarme en el desayuno —sé que esa era más bien la hora a la que solía acostarse en España, ¡y además el cambio horario jugaba en su contra!—. Luego me siguió en mis entrenamientos deportivos. En un solo día, se adaptó a una vida sana y ordenada. Empezó a hacer deporte y dieta”.

En las páginas de Reconciliación, el emérito narra con orgullo su convivencia con Froilán, al que siempre llama ‘Felipe’. Juntos comparten comidas, partidos de fútbol por televisión y largas charlas sobre la vida. “Le explico: ‘Hazte unos huevos fritos, están buenos y son fáciles. No olvides echar un chorrito de aceite de oliva cuando calientes la sartén’”, cuenta con humor, mostrando una faceta doméstica inédita del exjefe del Estado.

Más allá de las anécdotas, el rey destaca la transformación de su nieto. “En apenas un mes se transformó. Es una alegría inmensa verlo florecer así [..] no imaginaba que en tan poco tiempo pudiera cambiar de esa manera. Nada podría darme más satisfacción personal que tener a mi lado a mi nieto, convertido en un joven equilibrado y alegre. Solo necesitaba que se le diera una oportunidad. Me alegra haber podido hacerlo”. De hecho, Froilán trabaja actualmente en cuestiones logísticas relacionadas con eventos internacionales en Emiratos, un empleo que, según fuentes cercanas, ha reforzado su disciplina y autoestima.

De hecho, el monarca admite que la compañía de Froilán le ha ayudado a sobrellevar su aislamiento. “Mi papel era antes ocuparme de los demás. Ahora es él quien se preocupa por mí. Los papeles se han cambiado. Su compañía me alegra y su amabilidad me emociona. Pese a las vicisitudes de la Corona seguimos siendo una familia”, escribe. En su relato, el joven se convierte en un sostén emocional, una figura que equilibra la soledad del abuelo y canaliza su deseo de seguir siendo útil.

La infanta Elena, según personas del entorno del emérito han afirmado a Vanitatis, ha recibido con emoción el libro. “Lo ha considerado uno de los mayores regalos de su vida”, aseguran. En Zarzuela, en cambio, las memorias se leen con cierta prudencia: reconocen el cambio de Froilán, pero su regreso a España no está aún sobre la mesa.