Montse Bueno, 70 años, salió adelante tras la muerte de su marido y se compró un piso: “Me encuentro con muchas mujeres que se estancan cuando envejecen”

La transformación de su hogar en Barcelona, organizada con la interiorista Montse Morales, muestra cómo la personalización del espacio favorece la independencia y el bienestar en la tercera edad

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Mujer en una casa de
Mujer en una casa de alquiler (Freepik)

La historia de Montse Bueno, una exempresaria de Barcelona de 70 años, ilustra una tendencia que cobra fuerza: la reinvención personal a partir de la madurez. Tras enviudar y retirarse de la vida laboral, decidió redefinir su entorno y su día a día. Según explicó Montse Morales, la interiorista que ha acompañado a Bueno en su útlimo proyecto, al diario La Vanguardia, la protagonista optó por una transformación completa de su rutina y su hogar. Con el objetivo de priorizar su independencia y bienestar sin descuidar los lazos familiares, adquirió y reformó un piso diseñado a su medida, reflejando sus intereses y su momento vital.

El nuevo hogar de Bueno fue concebido para combinar amplitud y luminosidad, con una superficie de 170 metros cuadrados en la parte alta de Barcelona. Según la propia protagonista, citada por La Vanguardia, “quería un piso para mí sola que me diera un cambio de vida, pero no buscaba que fuera pequeño”. Esta declaración apunta a la ruptura con la idea tradicional de reducir espacio o aspiraciones al envejecer. Bueno además compartió su interés por conservar áreas generosas para la lectura, los viajes y la convivencia familiar, algunas de sus actividades preferidas para disfrutar del tiempo libre.

Una reforma adaptada a la dueña

La cercanía del piso a la casa de su hija permite a la protagonista compartir momentos cotidianos con su nieto, una opción que también fue contemplada durante la reforma. Morales aseguró que “no es la típica abuela, es muy familiar, pero también disfruta mucho de su propia independencia; eso se ve reflejado en el diseño y distribución”.

La reorganización del espacio interior priorizó la funcionalidad. Destacan la cocina, con una isla central y numerosos armarios, y el lavadero, reforzado con vidrios para mejorar la entrada de luz natural. La especialista indicó que uno de los retos principales fue crear un ambiente donde la calma estuviera presente en todos los rincones. “Creo que se puede tener una vida activa, pero sin estrés, desde la serenidad, a cualquier edad. Montse encarna perfectamente ese estilo de vida; se levanta, lee las noticias en su rincón de la cocina, desayuna con tranquilidad. En toda la casa hay rincones pensados para disfrutar de los pequeños momentos”, expresó Morales a La Vanguardia.

Una tercera edad activa

El dormitorio principal cuenta con conexión directa a un despacho, equipado con una cama suplementaria para posibles futuras visitas. Además, la suite incorpora un vestidor y un baño con zonas diferenciadas para mayor funcionalidad. El color y la selección de mobiliario fueron elegidos bajo criterios de practicidad y sencillez, solicitados por la propietaria.

Dos trabajadores llevan a cabo
Dos trabajadores llevan a cabo reformas en el hogar. (Getty Images)

Morales remarcó, también para La Vanguardia, que “hay mucha gente que se encierra en casa y envejece más rápido. Renovar el entorno, estrenar una casa o un diseño nuevo te da ganas de vivir y disfrutar”. La experiencia de la reforma, y el uso flexible de los espacios, se plantea como incentivo para que otras personas mayores mantengan la iniciativa y la independencia en la tercera edad.

El caso de Montse Bueno refuerza la importancia de adaptar los entornos domésticos a nuevas etapas vitales. El enfoque en la personalización del espacio y la convivencia refuerza el mensaje de que la edad no limita la posibilidad de tomar decisiones orientadas a la calidad de vida y la actividad diaria, como subraya el testimonio compartido por La Vanguardia.