Mazón le estalla a Feijóo: la dimisión dinamita los planes de Génova y abre una crisis en el PP de la Comunidad Valenciana

El nuevo escenario electoral favorece a Vox y no disgusta al PSOE. Para frenarlo, el PP debe cerrar la sucesión cuanto antes, pero hay escollos

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Alberto Núñez Feijóo y Carlos
Alberto Núñez Feijóo y Carlos Mazón en un acto en Asturias en enero. (Jorge Peteiro/Europa Press)

Alberto Núñez Feijóo tuvo un papel relevante en la gestión política de la DANA, más allá de haber consentido a Carlos Mazón un año y cinco días más al frente de la Comunidad Valenciana, decisión que le estalló en el funeral de Estado el pasado 29 de octubre, cuando prefirió ni acercarse. Apenas un mes antes, cumbre del PP en Murcia, líder nacional y barones autonómicos aplaudieron al dirigente que pasó las horas más críticas de la tragedia en una sobremesa. Un año después, Núñez Feijóo ha reaccionado, pero el plan no se ha ejecutado como esperaba y las consecuencias escapan ahora de su control.

Tal como informó Infobae, los planes de Génova eran que Mazón saliera, pero en las próximas elecciones autonómicas, previstas en 2027. Es decir, que ya no fuera candidato. Fue el propio Mazón quien tumbó esto. Abatido, asustado tras lo vivido en el Museo de las Artes y las Ciencias, les planteó la dimisión. Este lunes era una fecha propicia. La citación de Maribel Vilaplana iba a levantar más ampollas. Ella testificaba a las 9:30, pues declaración institucional en el Palau a las 9:00. Además, se sentaba en el banquillo y por primera vez un fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. No bastó. La comparecencia de Mazón fue un morir matando.

El president ha desvelado que Núñez Feijóo le aconsejó no declarar la emergencia nacional, convencido de que el Gobierno en ese caso no enviaría más recursos a las zonas asoladas por las riadas. Por una creencia. Fue también el líder del PP quien, en esas horas críticas, detuvo a su barón en sus elogios a Pedro Sánchez. Mazón empezó agradeciendo la “rapidez” y “coordinación” del Ejecutivo y la “cercanía” del presidente, halagos que acabaron una vez Núñez Feijóo pisó Valencia. A partir de ese momento, comenzó la estrategia de confrontación.

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El precio de salvar a Mazón

Había que salvar a Mazón, lo que tenía un precio muy alto. La primera mano en el fuego fue Núñez Feijóo afirmando que había estado informado “en tiempo real”, algo que los registros telefónicos de Mazón, pronto en posesión de la jueza de Catarroja, desmienten. El PP también quemó munición culpando a las instituciones científicas competentes de las alertas meteorológicas, pero una tras otra hicieron su trabajo. Todos estaban en su puesto, menos uno. Este lunes, Núñez Feijóo justificó: “Ninguna emergencia nacional depende de una sola persona”. La persona, Mazón, se encontraba con Vilaplana “hablando de fútbol”, ha declarado ella.

Aunque la postura era no la dimisión sino la no reelección, Núñez Feijóo se había convencido al fin de que cuando menos urgía dar a Mazón un segundo plano, que el foco pasara a una figura emergente y la mirada, a las siguientes autonómicas. La razón ya no era otra que la indiferencia de Mazón ante el clamor, largos meses, hizo que la responsabilidad de su permanencia, dolorosa para tantos, llegara a las puertas de su despacho, donde cada vez más voces y cada vez más insistentes le sugerían quitárselo de encima si no quería que le restara opciones y engordara las de un Gobierno al que se lo estaban poniendo demasiado fácil por este flanco.

La apuesta de no dar la razón al rival y no destituir a Mazón cuando hubiera convenido en vista de la sucesión de acontecimientos, el cálculo político en una cuestión tan delicada, ha derivado en que los riesgos que se corrían se estén empezando a pagar. Aplaudir, agradecer y mantener a Mazón doce meses y cinco días dirigió la furia de los afectados del Palau de la Generalitat a la calle Génova. Y ahora, Génova tiene un nuevo problema, que es resolver el después, a dos años de unas elecciones y con Vox al alza. Pero antes de disputar poder al resto, la disputa de poder es interna, y no sencilla.

María José Catalá, alcaldesa de
María José Catalá, alcaldesa de Valencia. (Europa Press)

La sucesión de Mazón

Son tres los nombres que aspiran a tomar el relevo. Bien posicionado Juanfran Pérez Llorca, secretario general del PP de la Comunidad Valenciana y portavoz en Les Corts. Mano derecha de Mazón. Además, su relación con Vox es fluída dado que ha tenido que sentarse con ellos largas horas a negociar desde una investidura a unos presupuestos, en ambos casos con éxito. El segundo nombre es el de Vicente Mompó, el elegido por la cúpula autonómica. Es presidente del PP de Valencia y de la Diputación. Pero Núñez Feijóo quiere a María José Catalá, alcaldesa de Valencia. La ve ganadora. Pero el PP de la Comunidad Valenciana no la quiere a ella.

Principalmente, son dos las razones por las que no ven a Catalá de candidata. Una, que su relación con Vox no es buena, y Vox es clave para el PP en esta región. La segunda, que sacar a Catalá del Ayuntamiento pondría en riesgo mantener el consistorio. Se trataría, así, de un movimiento bastante comprometido. Y si Núñez Feijóo lo impone, suya sería la responsabilidad en caso de que saliera bien y en caso de que saliera mal. La prioridad del PP es cerrar rápido la crisis, y a poder ser con una única opción que se pueda vender como de consenso, sin vencedores ni vencidos por ocupar la plaza vacante en el Palau.

Donde no quedan vacantes es en Les Corts. El diputado Carlos Arturo Mazón Guixot mantiene su escaño, es decir su aforamiento, por lo que pueda pasar. Salvo adelanto, le pertenece hasta 2027, cuando la Comunidad Valenciana haya cerrado la legislatura más triste que recuerda, con las víctimas en la memoria y en el centro.