Los príncipes de Gales adelantan su mudanza en medio de la polémica del príncipe Andrés

Para celebrar su nueva vida en Forest Lodge, los monarcas organizaron una fiesta de bienvenida en su actual barrio

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Los príncipes de Gales, Guillermo
Los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, junto a sus tres hijos en un vídeo difundido por Kensington Palace. (RRSS)

La familia real británica atraviesa uno de sus momentos más tensos en los últimos años. La situación del príncipe Andrés, marcado por los escándalos que han deteriorado su imagen pública y la de la monarquía, ha obligado al rey Carlos III a tomar una drástica medida: la retirada definitiva de sus títulos y su expulsión del Royal Lodge, su residencia durante décadas.

El hermano del monarca se encuentra ahora en una posición marginal, apartado de los actos oficiales y con un futuro incierto dentro de la institución. Aunque desde el entorno real aseguran que el rey no lo abandonará por completo, sí se ha establecido una clara línea divisoria entre los asuntos familiares y las responsabilidades oficiales. Mientras tanto, el heredero al trono, el príncipe Guillermo, y su esposa Kate Middleton han iniciado una nueva etapa. Los príncipes de Gales han adelantado su mudanza a Forest Lodge, en Windsor, aprovechando las vacaciones escolares de sus tres hijos.

Aunque inicialmente el traslado estaba previsto para el 5 de noviembre, la familia decidió anticiparlo debido al rápido avance de las reformas en la propiedad. La decisión coincide, casualmente, con el revuelo generado por el desahucio de Andrés, un momento que el matrimonio habría aprovechado para realizar el cambio con mayor discreción.

Adelaide Cottage, era la vivienda que los Gales ocupaban desde 2022. En ella atravesaron uno de los periodos más complicados de su vida familiar y pública, marcado por los problemas de salud de la princesa y por la intensa exposición mediática. Ahora, en Forest Lodge, esperan comenzar una etapa más tranquila y estable, cerca de las residencias reales pero con mayor privacidad para sus hijos, George, Charlotte y Louis.

Un cambio en medio de la tormenta

El nuevo hogar de los príncipes se encuentra a escasos minutos de la antigua residencia del príncipe Andrés, lo que ha generado inevitables comparaciones. Durante un tiempo, se barajó incluso la posibilidad de que Guillermo y Kate ocuparan el propio Royal Lodge, pero la negativa de Andrés a abandonar la propiedad retrasó cualquier movimiento. Finalmente, la pareja optó por Forest Lodge, una casa también perteneciente a la Corona y recientemente renovada.

Quién es quién en la casa real británica: del rey Carlos, el más tardío de la historia, al polémico príncipe Andrés.

El traslado no ha estado exento de polémica. Algunas fuentes locales señalan el malestar de ciertos vecinos por las medidas de seguridad implementadas en la zona, que han restringido accesos y modificado rutas habituales. No obstante, desde el Palacio de Kensington recalcan que el príncipe de Gales asumirá personalmente el coste de las obras y el alquiler de la vivienda, subrayando así su compromiso con la transparencia y la gestión responsable de los recursos públicos.

Una nueva etapa para los Gales

Forest Lodge representa para los príncipes de Gales mucho más que un cambio de domicilio. La nueva casa cuenta con ocho dormitorios, seis baños y nueve ventanales. Se trata de una apuesta por la estabilidad familiar y por mantener una vida más discreta, lejos de la presión que conlleva vivir en el centro de Londres.

Los príncipes de Gales, Guillermo
Los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, durante la cena de Gala en honor a Donald Trump. (Instagram @princeandprincessofwales)

En medio de la mudanza y antes de que le príncipe Guillermo se marchara a Brasil han decidido celebrar estos cambios. Los invitados fueron los encargados de la reforma, todos se juntaron en un local elegido por los monarcas.

Un testigo de la fiesta ha comentado que los príncipes quisieron agradecer el intenso trabajo de las últimas semanas, que les ha permitido instalarse antes de tiempo. Los vecinos también se pudieron acercar al evento. Todo esto se interpreta como un gesto simbólico: el comienzo de una nueva etapa que busca equilibrio entre tradición, modernidad y vida familiar.