Los corgis de Isabel II, víctimas inesperadas del nuevo escándalo del príncipe Andrés

El desahucio del hijo de la difunta reina obliga a decidir quién se quedará con los perros más famosos del Reino Unido

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Isabel II junto a uno
Isabel II junto a uno de sus corgis en una imagen de archivo.

El príncipe Andrés lleva semanas acaparando titulares por motivos poco honorables. Tras años marcado por su vínculo con el delincuente sexual Jeffrey Epstein, su reputación ha caído en picado, y con ella también su posición dentro de la familia real británica. El Palacio de Buckingham anunció recientemente que Andrés no solo pierde su título de príncipe, sino que también deberá abandonar Royal Lodge, la residencia de 40 hectáreas en Windsor donde ha vivido por más de dos décadas sin pagar alquiler.

La decisión, tomada directamente por su hermano el rey Carlos III, marca el punto final de una relación tensa y llena de polémicas. Según fuentes cercanas a la Casa Real, Carlos III pretende que Andrés se mude a una propiedad más modesta dentro del complejo de Sandringham, probablemente a York Cottage, y que el propio rey será quien se hará cargo de los detalles logísticos del traslado.

El desahucio, sin embargo, no afecta solo al príncipe. También implica la separación definitiva entre Andrés y su exesposa Sarah Ferguson, con quien seguía compartiendo hogar en Royal Lodge pese a haberse divorciado en 1996. Y, como suele ocurrir en estas situaciones tan polémicas, aquí también hay dos víctimas colaterales: Muick y Sandy.

El príncipe Andrés con los
El príncipe Andrés con los corgis Muick y Sandy durante el funeral de la reina. (GLYN KIRK/Pool via REUTERS)

Se trata de los famosos corgis de la reina Isabel II, quienes saltan a los titulares ante su futuro incierto. Los animales fueron un regalo de las princesas Eugenia y Beatriz, para su abuela, durante la enfermedad del príncipe Felipe en 2021. Tras la muerte de la monarca en 2022, sus fieles compañeros pasaron a vivir con Andrés y Sarah, quienes asumieron su cuidado en la amplia residencia de Windsor.

Ahora, con la mudanza forzada y la separación definitiva de la pareja, surge la incógnita por saber quién se quedarán los corgis, además de sus otros cinco perros. Tal ha sido la curiosidad por los canes en las islas británicas que desde Buckingham Palace se ha emitido un comunicado breve pero tranquilizador: “Los corgis se quedarán con la familia”. Sin embargo, no especificó con cuál de los dos vivirán o si, en cambio, pasarán a vivir con una de las hijas, que conservan sus títulos pese a la caída en desgracia de su padre.

La pasión de Isabel II por los perros

Los corgis eran parte del legado emocional de Isabel II, quien tuvo más de 30 de estos perros a lo largo de su vida. Sus mascotas eran tratadas con el mismo rigor y cariño que los miembros de la familia real, e incluso más en algunas ocasiones. Por ejemplo, contaban con menús personalizados, chefs que se dedicaban a sus platos y una cuidadora solo para ellos, la señora Fenncick, que se encargaba de enviar cada mes las dietas de los perros a la cocina del palacio.

La reina Isabel con unos
La reina Isabel con unos de sus corgis. (AP Photo)

Un antiguo chef del palacio, Darren McGrady, concedió una entrevista a HELLO! en la que desveló que los platos de los canes incluían carne de ternera, cordero, pollo de corral y hasta conejo, todo cuidadosamente troceado y revisado para evitar huesos. En los días en que alguno “se sentía un poco estreñido”, bromeó, se añadía col al menú; en otros, un poco de arroz para el efecto contrario.

Royal Lodge, el mejor hogar para los corgis Muick y Sandy

Durante estos años, los jardines de Royal Lodge, con sus 8 hectáreas y su acceso directo al Great Windsor Park, fueron el paraíso canino perfecto. Pero el cambio de domicilio alterará su rutina. Aunque Buckingham asegura que las mascotas “seguirán dentro del entorno familiar”, no se ha confirmado si sus nuevas moradas contarán con las mismas comodidades que su residencia anterior.

Quién es quién en la casa real británica: del rey Carlos, el más tardío de la historia, al polémico príncipe Andrés.

Mientras Andrés prepara sus maletas y Ferguson busca nuevo hogar, los británicos observan con nostalgia cómo el último vínculo vivo entre la reina y sus adorados corgis se ve arrastrado por el escándalo que envuelve a su hijo.