El rey Juan Carlos I se arrepiente en sus memorias de su relación con Corinna Larsen: “Fue un error que lamento profundamente”

Las memorias del padre de Felipe VI, ‘Reconciliación’, se publicarán el próximo 5 de noviembre en Francia y, en ellas, el Emérito habla de los capítulos que más han marcado su vida

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Juan Carlos I y Corinna
Juan Carlos I y Corinna Larsen en una imagen de archivo

“Sabía que, desde hacía dos años, ya no contaba con la unanimidad popular”. Los escándalos que rodeaban la vida de Juan Carlos I le obligaron a poner fin a sus casi cuatro décadas de reinado y dejar el trono a su hijo, Felipe VI. Fue el 2 de julio de 2014 cuando abdicó en favor de su heredero. Entonces, tenía 76 años y creía que el marido de la reina Letizia “había alcanzado ya la madurez, la preparación y el sentido de la responsabilidad necesarios para asumir con plenas garantías la Jefatura del Estado”. Cinco años después, el Emérito confiesa en sus memorias, Reconciliación, que no pudo hacer frente a la “crisis moral” que desató su viaje secreto a Botsuana junto a Corinna Larsen.

El mes de abril de 2012 marcó un antes y un después en la vida del marido de la reina Sofía. El entonces soberano se encontraba cazando elefantes en el país de situado en el sur de África, junto a su examante. Sin embargo, aquel viaje terminó siendo su peor pesadilla pues, desafortunadamente, tropezó en la habitación que se la había habilitado en el campamento, se cayó y se rompió la cadera, quedando en un estado grave. “Yo luchaba contra mí mismo y contra este cuerpo que me traicionaba. Me negaba rotundamente a aparecer en público vestido de militar en una silla de ruedas o con muletas, pasando revista a las tropas”, admite en sus memorias sobre este complejo capítulo en su vida.

Su delicado estado de salud le obligó a regresar a España lo antes posible, provocando que su equipo de seguridad improvisase un regreso con nombre falso. El escándalo fue tal que no tuvieron otra opción más que contar todo lo que había ocurrido, confirmando así su agitada vida amorosa al margen de su matrimonio. "Lo siento. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”, fueron las primeras palabras que pronunció el monarca nada más salir del hospital. Pero no todo quedó ahí.

Dos meses después, se supo que el rey Emérito había donado 65 millones de euros a Corinna Larsen de una fortuna oculta que tenía en Suiza, una gran cantidad de dinero que había logrado aunar con testaferros y cuentas opacas. Aquello marcó el principio del fin de su reinado. “Lo que más deseo, mientras viva, es tener un retiro tranquilo, restablecer una relación armoniosa con mi hijo y, por encima de todo, regresar a España, a casa”, admite en Reconciliación, haciendo alusión a su decisión de establecer su residencia en Abu Dabi con el fin de mantenerse alejado de los focos.

“Machó mi reputación ante los españoles”

Corinna Larsen en una imagen
Corinna Larsen en una imagen de archivo (Europa Press)

En sus memorias, el Emérito asegura que su romance con Corinna Larsen “fue un error que lamento profundamente”. “Puede parecer banal: muchos hombres y mujeres se han dejado cegar hasta no ver la evidencia. En mi caso, tuvo un efecto devastador en mi reinado y en mi vida familiar. Erosionó la armonía y la estabilidad de esos dos aspectos esenciales de mi existencia, llevándome finalmente a tomar la difícil decisión de abandonar España”, afirma Juan Carlos I.

En otro extracto del libro también se puede leer que el royal español que Larsen “manchó mi reputación ante los ojos de los españoles. En aquella caza del hombre, me convertí en una presa fácil. Pero esa debilidad es la de un hombre. Jamás interfirió con mis preocupaciones como Rey por mi país”. Otro de los temas en los que indaga es en el momento en el que pidió perdón tras abandonar el hospital debido a su caída en Botsuana. “El jefe de la Casa Real y el jefe de Comunicación me instaron a pedir perdón nada más salir de mi habitación del hospital. Era consciente de que debía presentar disculpas. Tal vez no elegí las palabras adecuadas ni el momento oportuno. En tiempos de crisis, es difícil contentar a todos".

“Algunos pensaron que un Rey no debía disculparse. Otros, que no había hecho suficiente. Debía demostrar a los españoles que era consciente de la gravedad de la situación. ¿Sería capaz de reparar ese vínculo que me unía a ellos desde hacía más de treinta y cinco años?“, reflexiona, poniendo el foco de atención en las palabras pronunciadas entonces: ”Me he equivocado, no volverá a ocurrir".