Las tarjetas de crédito españolas robadas catapultan su precio en el mercado negro de la dark web: “Es comparable a una entrada de cine”

El tipo de información que se comercializa va mucho más allá del simple número de tarjeta. Los anuncios suelen incluir nombres, direcciones, correos electrónicos y otros datos personales para superar las verificaciones de fraude

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Imagen de recurso de un
Imagen de recurso de un robo de tarjetas de crédito.(NORDVPN/Europa Press)

El valor de las tarjetas de crédito robadas en la dark web —una parte de Internet fuera del control de las autoridades— ha alcanzado niveles inéditos, con subidas de precio que llegan hasta un 444% en algunos mercados. Así lo muestra un reciente estudio de la compañía de ciberseguridad NordVPN que ha analizado 50.705 registros de tarjetas robadas puestos a la venta durante mayo de 2025.

Este fenómeno, que afecta a consumidores de todo el mundo, ha situado a España como el país con las tarjetas más caras de Europa, con un precio medio de 10 euros por unidad. El análisis de la compañía revela que, aunque el precio global de una tarjeta robada ronda los siete euros, existen notables diferencias entre países. En el caso español, el coste medio ha pasado de 5,79 euros en 2023 a 10 euros en 2025, lo que representa un aumento del 73,6%.

Los investigadores han aclarado que no accedieron ni adquirieron información individual de tarjetas ni datos de usuarios, sino que examinaron únicamente los metadatos presentes en los listados de los mercados clandestinos.

La investigación destaca que el precio de las tarjetas robadas no depende únicamente de la cantidad disponible. Estados Unidos concentra más del 60% de las tarjetas comprometidas, seguido de Singapur con aproximadamente un 11% y España con cerca de un 10%.

Sin embargo, la abundancia de tarjetas estadounidenses no se traduce en precios bajos: su valor medio es de 9,89 euros, situándose en la mitad de la tabla. Las tarjetas más costosas proceden de Japón, donde alcanzan los 19,77 euros. En el extremo opuesto, países como la República del Congo, Barbados y Georgia presentan precios mínimos de 0,86 euros por tarjeta.

Factores que determinan el precio

El informe de NordVPN atribuye la evolución de los precios a factores como la oferta, la demanda y la eficacia de los controles antifraude. En mercados donde la oferta es limitada y los mecanismos de detección de fraude son más estrictos, como en Japón, los precios tienden a ser más elevados. Por el contrario, en países con gran volumen de datos robados, como Estados Unidos o España, las tarjetas suelen venderse en lotes, lo que reduce el precio individual.

Se ganaban la confianza de las víctimas y las engañaban simulando tener una relación amorosa para conseguir beneficios económicos (Guardia Civil)

El tipo de información que se comercializa en la dark web va mucho más allá del simple número de tarjeta. Los anuncios suelen incluir nombres, direcciones, correos electrónicos y otros datos personales, lo que facilita a los delincuentes superar las verificaciones de fraude y suplantar la identidad de los titulares.

Según Adrianus Warmenhoven, experto en ciberseguridad de NordVPN, “incluso con la subida de precios, los datos de las tarjetas siguen siendo lo suficientemente asequibles para los delincuentes novatos”.

Warmenhoven explica que, en los principales mercados, el coste de una tarjeta robada es comparable al de una entrada de cine. “Las tarjetas se venden habitualmente al por mayor, son válidas durante largos periodos de tiempo y pueden utilizarse sin problemas a nivel local. Así que, por unos pocos dólares, los delincuentes pueden optar entre ir al cine o comprar una tarjeta para cometer fraude, robar cuentas o incluso sacar el dinero de otra persona”, señaló el especialista de NordVPN.

El valor de una tarjeta robada también depende de su fecha de caducidad. Warmenhoven indica que “las tarjetas con fechas de caducidad más lejanas tienen mayor valor. Alrededor del 87% de las tarjetas que hemos analizado pueden utilizarse durante más de 12 meses, lo que facilita su reventa”.

Así obtienen beneficios a través de las tarjetas

El proceso de obtención de beneficios a partir de tarjetas robadas, conocido como carding, implica varias etapas y actores. Los “harvesters” se encargan de recolectar los datos. En segundo lugar están los “validators”, quienes utilizan bots para comprobar la validez de miles de tarjetas por hora, con el objetivo de identificar qué tarjetas funcionan realmente. En ocasiones, utilizan pequeños proveedores de pago o comercios bajo su control para distribuir los intentos y evitar la detección de fallos.

Una vez validada una tarjeta, puede utilizarse para retirar dinero en cajeros, adquirir tarjetas de regalo, cupones o servicios de viaje y alojamiento, que posteriormente se revenden. “La monetización y el blanqueo van de la mano, pues se emplean varios pasos para ocultar el origen de los fondos”, detalla el experto.