El rey Juan Carlos confiesa en sus memorias dónde le gustaría ser enterrado: “Me parece que nada está decidido ni organizado”

El exmonarca publicará sus memorias: ‘Reconciliación’, el próximo 5 de noviembre en Francia y la prensa gala comienza a desengranar algunos de los capítulos más importantes de su vida

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Juan Carlos I. (EUROPA PRESS).
Juan Carlos I. (EUROPA PRESS).

A pocos días de que Reconciliación, las memorias del rey Juan Carlos escritas junto a la historiadora franco-venezolana Laurence Debray, lleguen a las librerías francesas, los medios galos Le Point y Le Figaro han adelantado algunos de los fragmentos más reveladores. En ellos, el monarca aborda con sorprendente franqueza no solo los grandes hitos de su reinado, sino también un tema tan delicado como su propio final.

El libro, que verá la luz el próximo 5 de noviembre y que un mes más tarde llegará a nuestro país, marca el regreso del antiguo jefe del Estado al primer plano público, tras años de silencio en su residencia de Abu Dabi. A sus 87 años, el padre de Felipe VI reconoce que necesitaba recuperar el control sobre su historia: “Tengo la sensación de que me están robando la historia de mi vida”, confiesa en uno de los pasajes. Y añade que detesta el título de “emérito”, prefiriendo el de “rey padre”, un modo de reivindicar su legado sin renunciar a la condición que marcó casi cuarenta años de su existencia.

El volumen, según sus editores, combina memoria, reflexión y una clara voluntad de reconciliación. En esta obra, se propone ofrecer su versión de los acontecimientos que marcaron su vida pública y privada, desde los momentos de gloria de la Transición hasta los episodios más controvertidos de su reinado. Pero uno de los capítulos que más ha llamado la atención de la prensa francesa lleva por título “Mirar a la muerte de frente”, donde el rey aborda con serenidad y cierta melancolía cómo imagina su despedida.

En ese fragmento, Juan Carlos I reflexiona sobre su regreso pendiente a España, un anhelo que define como su mayor deseo. “Lo que más deseo, mientras viva, es tener un retiro tranquilo, restablecer una relación armoniosa con mi hijo y, por encima de todo, regresar a España, a casa”, escribe desde Abu Dabi, donde vive desde 2020. Esa confesión, íntima y directa, muestra la nostalgia de un monarca que, pese a la distancia, sigue sintiendo España como su único hogar.

El Rey Juan Carlos, la
El Rey Juan Carlos, la Infanta Elena y Froilán, juntos en Abu Dabi hace dos años. Fotografía de archivo (EUROPA PRESS).

El rey aborda también un tema que siempre ha estado rodeado de misterio: su entierro. Hasta ahora, ningún miembro de la familia real había hablado públicamente sobre los preparativos de su propio funeral, pero el monarca rompe el tabú. “Actualmente, me parece que nada está decidido ni organizado. La única certeza es el proceso tradicional de la puesta en el pudridero: una ceremonia lúgubre”, explica en sus memorias.

El llamado pudridero se encuentra en la basílica del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, el histórico complejo donde reposan los restos de la monarquía española desde el siglo XVI. En ese espacio, los cuerpos de los reyes y reinas permanecen entre 25 y 40 años, hasta que la descomposición natural permite reducirlos a los pequeños cofres de plomo que se depositan finalmente en el Panteón de Reyes.

El propio don Juan Carlos describe con detalle el proceso: “El cuerpo reposa durante veinticinco años en una sala llamada el pudridero, donde literalmente el difunto se descompone. Luego, los monjes del monasterio de El Escorial quiebran los huesos del cadáver, en presencia del jefe de la Casa Real. Esos huesos se colocan en una especie de urna sellada que abandona la cripta provisional para ser instalada en la necrópolis real”, detalla, dejando constancia de una tradición tan antigua como solemne.

El Gobierno, abierto a que Juan Carlos I se sume a algún acto por la muerte de Franco.

Su futuro depende del Gobierno

Pero el monarca plantea una duda inédita: el espacio en el Panteón de Reyes está prácticamente agotado. “Está lleno”, asegura. “Hay espacio para construir otro. ¿Qué decidirá el Gobierno? Todo está en sus manos. Es una cuestión de presupuesto y de voluntad”. Sus palabras dejan entrever cierta inquietud por el destino final de sus restos, aunque insiste en que esa tradición no es algo que le obsesione: “No sé si me libraré de ella, pero poco me importa. No me obsesionan esas consideraciones”.

Lo que sí tiene claro el rey emérito, que el próximo 5 de enero cumplirá 88 años, es dónde quiere descansar: en España. Según se desprende de sus reflexiones, su deseo es que sus restos reposen junto a los de sus padres, don Juan de Borbón y doña Mercedes, y los de su hermano, el infante Alfonso, en El Escorial, como dicta la costumbre familiar.