Pablo Urdangarin, hijo de la infanta Cristina, atendido por el equipo médico tras un golpe en pleno partido

Pablo Urdangarin ha vivido un momento marcado por la tensión en el que ha sido uno de los partidos más emocionantes de la Liga Asobal de balonmano, y ha tenido lugar bajo la atenta mirada de su madre, la infanta Cristina, y su novia, Johanna Zott. Ambas mantienen una relación estupenda y siempre que pueden comparten grada para ver al joven.

Aunque el balonmano no es un deporte de contacto como el fútbol, los golpes aparecen en cualquier momento. Durante el derbi Granollers-Barcelona, un partido muy esperado por su intensidad y porque Pablo se enfrenta a su ex equipo, ha recibido un golpe en el labio mientras intentaba marcar. La herida comenzó a sangrar y el equipo médico le tuvo que atender en mitad del partido. Durante unos minutos, Pablo se quedó en el banquillo con evidente dolor, pero pronto pudo volver a la pista para seguir jugando.

Desde la grada, la infanta Cristina y Zott observaban cada detalle con preocupación. Ambas, acompañadas de amigos, siguieron de cerca cómo los médicos atendían a Pablo, mientras que Iñaki Urdangaron volvía a estar ausente en el partido, dejando todo el protagonismo a la madre y a la novia del jugador.

Al terminar el partido, la tensión se convirtió en cariño. La infanta se acercó a su hijo para abrazarlo y revisar el apósito en el labio, mientras que su novia le dio un beso suave en la comisura, evitando tocar la herida. Un momento íntimo que mostró la cercanía familiar y el apoyo de ambas.

A nivel deportivo, pese a que el Granollers perdió 28-35, Pablo brilló y se llevó el MVP del partido. Desde que llegó al equipo catalán, se ha consolidado como uno de los grandes activos del club. Esta temporada, en seis partidos, ha marcado 22 goles, con una media de más de tres por encuentro, y la pasada temporada firmó su récord personal con 117 goles, la cifra más alta de su carrera hasta ahora.

El fin de semana fue intenso para la familia Urdangarin, ajeno a los Premios Princesa de Asturias, donde sus tíos, los reyes Felipe y Letizia, y sus primas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, fueron protagonistas en diferentes actos culturales y deportivos. Sin embargo, Pablo permaneció ajeno y se mantuvo el foco en su carrera deportiva, demostrando profesionalidad y constancia.

El golpe en el labio no frenó su rendimiento. Su actuación ante el Barcelona evidenció no solo su talento, sino también su resiliencia y capacidad de recuperación, cualidades que lo situaron como uno de los jugadores más prometedores del BM Granollers. La presencia de su madre y Johanna Zott reforzó además la importancia de un entorno familiar cercano que le dio confianza en los momentos más complicados.

Con su rendimiento constante, su progresión y el apoyo de su familia, Pablo Urdangarin se confirmó como un nombre a seguir en el balonmano español, capaz de brillar dentro de la cancha mientras su entorno seguía siendo un pilar fundamental en su carrera.