Incertidumbre en el trono tailandés: la muerte de la reina y el coma de la princesa dejan la sucesión en el aire

La muerte de la reina madre Sirikit Kitiyakara, ocurrida el pasado 24 de octubre de 2025 a los 93 años, ha marcado un momento de gran conmoción en Tailandia y ha reabierto el debate sobre el futuro de la monarquía. La madre del actual monarca, el rey Maha Vajiralongkorn (Rama X), falleció en el King Chulalongkorn Memorial Hospital de Bangkok a causa de una infección sanguínea, tras varios años de problemas de salud.

Su desaparición no solo simboliza el fin de una era en la dinastía Chakri, sino que llega en un momento especialmente delicado: el trono carece de un heredero claro y la persona que muchos tailandeses consideraban la sucesora más probable, la princesa Bajrakitiyabha Mahidol, permanece en coma desde 2022.

La situación se agrava por el hecho de que, en virtud de la Ley de Sucesión de 1924, corresponde al rey elegir a su sucesor entre sus descendientes. Si el monarca no lo hace antes de su fallecimiento, la decisión pasa al Consejo Privado y, posteriormente, al Parlamento, que debe aprobar al nuevo soberano. Esta normativa, redactada hace más de un siglo, favorecía tradicionalmente a los varones, aunque deja abierta la posibilidad de que una princesa ocupe el trono si no existe un heredero masculino designado.

La princesa Bajrakitiyabha Mahidol, hija primogénita del rey Vajiralongkorn y nieta de la reina madre Sirikit, era considerada desde hace años la figura más preparada para continuar la dinastía. Diplomática, licenciada en Derecho por la Universidad de Cornell y con una destacada carrera en la ONU, representaba una imagen moderna y respetada dentro y fuera del país. Además de recordar a la población a su abuela, tan querida y respetada por todos.

Sin embargo, su futuro político se truncó en diciembre de 2022, cuando sufrió un colapso debido a un fallo cardíaco que la dejó en coma. Desde entonces, permanece hospitalizada, y aunque la Casa Real ha emitido algunos comunicados, su estado sigue siendo grave y sin signos de recuperación.

Su situación ha dejado un vacío de liderazgo en la generación más joven de la familia real. Aunque su medio hermano, el príncipe Dipangkorn Rasmijoti, de 20 años, figura como heredero presumible, su juventud y su escasa exposición pública generan dudas sobre su capacidad para asumir el trono en el corto plazo.

Por ahora, ninguna designación oficial ha sido anunciada, y el silencio del Palacio Real ha alimentado la especulación en el país y en el extranjero.

En un contexto en el que la monarquía tailandesa enfrenta una creciente presión social y política, el relevo dinástico adquiere un peso determinante. Cualquier decisión sobre la sucesión requerirá no solo la voluntad del monarca, sino también la aprobación del Parlamento y la aceptación del pueblo, que en los últimos años ha protagonizado protestas pidiendo reformas a la institución.

La figura del próximo monarca deberá equilibrar la autoridad tradicional con la legitimidad democrática, algo que será clave para mantener la estabilidad del país. La muerte de la reina madre Sirikit deja a Tailandia en duelo, pero también en vilo: sin una sucesión clara, el futuro de la monarquía más longeva del sudeste asiático se encuentra en un punto de inflexión.