El intento de la Unión Europea por destinar activos rusos a Ucrania se atasca por falta de consenso interno

La ausencia de garantías jurídicas y el desacuerdo sobre la distribución del riesgo entre los países miembros han frenado el avance del plan impulsado por Bruselas para apoyar a Kiev durante la guerra

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El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski,
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, asiste a la cumbre de líderes de la Unión Europea en Bruselas, Bélgica, el 23 de octubre de 2025. REUTERS/Yves Herman

Bruselas ha sido el escenario de otra jornada sin acuerdo en torno al uso de los activos rusos congelados para financiar un rescate económico a Ucrania. Las reservas de Bélgica, país sede de la entidad financiera Euroclear — que concentra la mayor parte de esos fondos —, frenaron cualquier avance en la posibilidad de ofrecer a Kiev un préstamo de 140.000 millones de euros a partir de los activos soberanos rusos.

No es un rechazo, pero falta “mucho más trabajo jurídico”

En la cumbre celebrada este jueves, los líderes europeos — con la excepción de Hungría, que se mantiene al margen de los compromisos financieros con Kiev — emplazaron a la Comisión Europea a mover ficha y plantear “opciones de apoyo financiero” a la nación invadida por Rusia. El plan de emplear los activos soberanos rusos para este nuevo préstamo pierde empuje, aunque permanece sobre la mesa. Se necesita “mucho más trabajo jurídico” antes de dar con una fórmula que deje satisfechos a todos los socios.

La UE se ha comprometido a abordar las apremiantes necesidades financieras de Ucrania para los próximos dos años, incluido el apoyo a sus esfuerzos militares y de defensa. Rusia debe detener la guerra de inmediato”, declaró António Costa, presidente del Consejo Europeo, a través de las redes sociales.

El número de muertos a causa del "ataque masivo" ejecutado durante las últimas horas por el Ejército de Rusia contra la capital de Ucrania, Kiev, ha ascendido a ocho, según ha confirmado el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, quien ha especificado que entre los fallecidos figura un niño. , (Fuente: X/Zelenski)

La propuesta sobre la mesa marca un punto de inflexión: por primera vez, la Comisión Europea había sugerido no solo aprovechar los rendimientos de los activos congelados, sino emplearlos directamente como garantía del crédito. Bruselas quiere entregar la mayor parte del dinero a Ucrania en forma de préstamo sin intereses, una deuda que solo se devolvería cuando Rusia cese la guerra y asuma el pago de daños. Para ello, prevé un contrato de deuda específico que estaría respaldado por los Estados miembros y financiado con el saldo disponible de Euroclear, bloqueado en sus cuentas por las sanciones.

El plan está lejos de convertirse en realidad. Los líderes políticos, tras largas discusiones, constataron que no existen las condiciones políticas necesarias para desbloquear la operación, principalmente por las objeciones planteadas desde Bruselas, sede de Euroclear y foco de la preocupación belga. Se decidió entonces encargar a la Comisión un nuevo paquete de propuestas, pero sin concretar ningún modelo. El asunto volverá al orden del día en el Consejo Europeo de diciembre.

Las cifras siguen sorprendiendo. Euroclear mantiene inmovilizados unos 180.000 millones de euros, según datos de la Comisión. La idea sería destinar 140.000 millones al préstamo específico y dejar el resto para que sigan generando intereses con los que respaldar otros créditos ya concedidos a Kiev. Bruselas estima que este instrumento de “préstamo de reparación” podría generar 45.000 millones de euros anuales entre 2026 y 2028, justo antes de la entrada en vigor del futuro presupuesto plurianual de la UE.

Delegaciones diplomáticas consultadas describen la situación actual como una pausa técnica y no como un rechazo total. El primer ministro belga, Bart de Wever, dejó clara su postura antes incluso de sentarse en la mesa de negociaciones: pedía garantías vinculantes y alianzas compartidas, de modo que la responsabilidad de eventuales demandas futuras por el uso de estos fondos recayera en todos los países miembros. “Si quieren hacer esto, tendremos que hacerlo todos juntos. Queremos garantías de que, si el dinero tiene que ser devuelto, cada Estado miembro contribuirá”, reclamó De Wever.

La cautela se extiende también a otros socios. Aunque Bélgica haya puesto cara visible a las reservas, hay más gobiernos que insisten en ampliar las garantías y compartir el peso del riesgo, incluso más allá de las fronteras comunitarias, reclamando una implicación clara de los países del G7.