Una mujer de 88 años sufre un ictus y los médicos no lo descubren hasta tres días después por no realizarle un TAC

El persona sanitario ignoró los síntomas durante tres días de una paciente ingresada en el centro

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Escáner cerebral. (Europa Press)
Escáner cerebral. (Europa Press)

Una familia gerundense ha denunciado al Hospital Josep Trueta (Girona) por el retraso en el diagnóstico de Montserrat, una mujer de 88 años, que sufrió un ictus cuando estaba ingresada. Pese a los indicios que presentaba la paciente, los especialistas tardaron tres días en pedir la prueba que confirmaría el accidente cerebrovascular.

Según ha informado el diario catalán Regió7, la octogenaria acudió al hospital el pasado 2 de octubre por un infarto. Los médicos intervinieron de urgencia para destaparle una arteria y la mujer quedó ingresada durante varios días en una habitación monitorizada, para controlar su recuperación. Durante dos días, parecía que Montserrat mejoraba sin problemas, hablando de forma lúcida y tranquila tanto con las visitas como con el personal médico.

Sin embargo, la mejoría fue tan solo un espejismo y el día 5 de octubre sus familiares vieron cómo Montserrat no podía hablar bien ni razonaba de forma coherente. Rápidamente, alertaron a los sanitarios de la emergencia, pero las enfermeras atribuyeron el fallo del lenguaje a la edad de la paciente. “La gente mayor en los hospitales suele desorientarse”, le dijeron a la familia. Entre el domingo y el lunes, todo aquel que acudía a visitar a la octogenaria resaltaba la afasia que sufría la mujer, insistiendo ante los médicos del cambio en su salud, pero la respuesta era siempre la misma.

Lo que ocultaba la afasia de Montserrat era el ictus que se desarrollaba en su cerebro, que los facultativos descartaron con un simple examen físico.

El TAC tardío confirmó el diagnóstico

Una paciente durante una prueba
Una paciente durante una prueba de TAC (AdobeStock)

Llegado el martes 7 de octubre, el equipo sanitario decidió por fin encargar una tomografía computarizada (TAC) para Montserrat. La prueba dejaba claro que la mujer había sufrido un ictus en la noche del sábado, tres días antes, como habían aventurado los familiares. Según han podido saber ahora, el accidente cerebrovascular pudo deberse a la operación a la que fue sometida la octogenaria, pues un coágulo pudo haberse desprendido de la arteria y desplazarse hasta el cerebro, provocando el ictus.

La familia, que asegura que no recibió ni una disculpa en el hospital, ha puesto el caso en manos de un bufete de abogados, que estudia interponer acciones legales contra el centro.

Sin actuación pese a estar en un hospital

El ictus ocurre cuando el flujo de la sangre en una parte del cerebro se interrumpe o se reduce, lo que impide la llegada de oxígeno y nutrientes esenciales al tejido cerebral. Ante esta problemática, es crucial la actuación rápida de los servicios sanitarios, pues cada minuto que pasa reduce las posibilidades de recuperación.

Se trata de una de las principales causas de incapacidad permanente y la tercera causa de muerte en el país, con más de 22.786 fallecimientos en 2024, según las estadísticas del INE. La dificultad para hablar, la pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo o los hormigueos son signos de que se está produciendo un accidente cerebrovascular, que puede dejar secuelas físicas y cognitivas.

Actualmente, Montserrat se encuentra en un centro sociosanitario para seguir un programa de rehabilitación, que le permita recuperar el habla y la movilidad.