Ley de Propiedad Horizontal: si un vecino no paga, los propietarios pueden embargarle los bienes

La legislación actualizada ha reforzado las herramientas legales que disponen los vecinos para hacer frente a la morosidad dentro de los edificios

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Buzones en una comunidad de
Buzones en una comunidad de vecinos. (Unsplash)

Algunas comunidades de propietarios tienen que enfrentarse al impago de cuotas comunitarias de algunos vecinos. Sin embargo, desde la entrada en vigor de la nueva Ley de Propiedad Horizontal, cuyo texto fue incorporado al marco jurídico de España el pasado 3 de abril, la legislación actualizada ha reforzado las herramientas legales que disponen los vecinos para hacer frente a la morosidad dentro de los edificios. Esta nueva normativa ha establecido procedimientos más claros y eficaces tanto en el ámbito extrajudicial como judicial.

La reforma de la Ley de Propiedad Horizontal, tal y como destaca El Heraldo, introduce mecanismos concretos para mejorar la convivencia y la gestión dentro de las comunidades. Entre los cambios más relevantes figura la inclusión de vías directas y prácticas para actuar ante vecinos que acumulen deudas por impago de los gastos comunes. Según establece el artículo 21 de la nueva ley, está previsto no solo el reclamo formal de la deuda, sino también una serie de medidas que afectan tanto a los derechos del propietario moroso como a sus bienes.

Reclamación formal y vías legales contra los propietarios morosos

En primer lugar, la comunidad debe realizar una reclamación expresa al titular deudor. Este paso, imprescindible antes de acudir a otras vías, se puede llevar a cabo mediante un requerimiento documental a través de servicio notarial o por burofax. La utilización de estos canales busca asegurar una constancia legal del intento de cobro y dejar registro de la notificación, requisito necesario para los procedimientos posteriores.

Si el propietario persiste en el impago tras recibir la reclamación, la Ley de Propiedad Horizontal otorga la posibilidad de llevar el caso ante los tribunales, lo que permite a la comunidad iniciar un proceso judicial para recuperar la deuda. Este procedimiento está habilitado incluso para cantidades inferiores a los 2.000 euros, en cumplimiento de una directiva europea que obliga a que todos los dueños colaboren en el sostenimiento del inmueble y sus servicios asociados.

Uno de los avances más destacados por la reciente modificación legal es la supresión del derecho a voto del vecino moroso dentro de las juntas de propietarios. Esto significa que quienes tengan cuotas pendientes no podrán participar en las decisiones colectivas de la comunidad, lo que ejerce una presión añadida para que regularicen su situación. De forma paralela, y si la deuda no se satisface voluntariamente, la comunidad puede solicitar el embargo de bienes del titular deudor: tanto financieros como propiedades inmuebles pueden ser objeto de esta medida, a lo que se suman además los intereses generados por la demora.

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Transparencia, mediación y nuevas normas en la convivencia vecinal

Además del procedimiento judicial, la ley contempla la posibilidad de hacer pública la identidad del deudor y los detalles de la deuda dentro de la propia comunidad, siempre respetando los límites establecidos por la Ley de Protección de Datos. Así, se habilita la exposición en zonas comunes de los datos básicos sobre el impago, con el objetivo de fomentar la transparencia y la responsabilidad colectiva, aunque evitando la vulneración de derechos fundamentales.

Por otro lado, la nueva normativa no limita su campo de acción solo al tema de los impagos, sino que introduce novedades en otros ámbitos de la vida comunitaria. Entre ellas, se encuentra la regulación más estricta de los pisos turísticos, cuya aprobación o limitación exige el respaldo de al menos tres quintas partes de la junta de propietarios.

Así, la Ley de Propiedad Horizontal renovada incorpora medidas destinadas a facilitar la mediación y el arbitraje como vías alternativas para resolver los conflictos derivados de la morosidad. Estas fórmulas, que pretenden agilizar la resolución y reducir la carga de los juzgados, requieren el acuerdo previo de las partes, y pueden permitir acuerdos flexibles de pago o la renegociación del importe debido, evitando así la prolongación de disputas legales y los costes asociados.