Ni lluvia ni charcos: el truco para que tus zapatillas no se estropeen

Aplica estos sencillos pasos para conservar tu calzado en las mejores condiciones

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Botas mojándose en el agua.
Botas mojándose en el agua. (Pexels)

Si el otoño se caracteriza por algo es por el cambio de temperaturas con respecto al verano. En esta estación, es habitual que las precipitaciones empiecen a ganar protagonismo y el frío se adueñe de las calles.

Si en tu localidad las lluvias ya han llegado, es probable que no te pongas algunas zapatillas por miedo a que se mojen y se puedan estropear. Existe, sin embargo, una forma de usar el calzado de manera segura.

El truco para que las zapatillas no se estropeen

Según explica una experta en zapatillas en su cuenta de TikTok (@homesweetorder), estos son los pasos que debes seguir para proteger tu calzado. Lo primero que tienes que hacer es limpiar la superficie.

Se recomienda usar un cepillo suave específico para zapatillas que elimine el polvo y la suciedad sin dañar el material. Es importante repasar toda la superficie, incluyendo los bordes de la suela y las zonas de piel, para que quede completamente limpia antes de aplicar cualquier producto.

En algunas superficies delicadas, se utiliza además una pequeña piedra pómez que permite retirar manchas. Una vez limpio, llega el momento del impermeabilizador. Este se aplica a una distancia de unos quince o veinte centímetros, asegurando que toda la zapatilla quede impregnada de manera uniforme. Tras dejar que se seque, se recomienda realizar una segunda aplicación para reforzar la protección.

Para limpiar mejor, debes saber estos trucos

Cómo prolongar la vida de tus zapatillas después de la lluvia

Proteger las zapatillas de la humedad no termina con la aplicación del impermeabilizador. Después de un día de lluvia, es fundamental secarlas correctamente para evitar deformaciones, malos olores o deterioro de los materiales. Lo primero es retirar cualquier exceso de agua con una toalla limpia y suave, presionando ligeramente sin frotar para no dañar la superficie.

A continuación, rellena el interior con papel absorbente o con plantillas especiales que ayuden a mantener la forma del calzado y absorban la humedad interna. Es importante evitar fuentes de calor directo, como radiadores o secadores, ya que el calor intenso puede endurecer el material y alterar la estructura de la zapatilla. Lo ideal es dejar que se sequen al aire en un lugar ventilado y protegido de la luz solar directa.

Alternar el uso de diferentes pares permite que cada zapatilla respire y se recupere entre usos, evitando que la humedad y el sudor queden retenidos en el interior. Esto no solo ayuda a reducir el desgaste de los materiales, sino que también previene malos olores y mantiene la forma y la comodidad del calzado durante más tiempo.

Por último, revisa periódicamente las suelas, costuras y cordones. Reemplazar o reparar pequeños daños a tiempo evita problemas mayores y garantiza que el calzado siga siendo cómodo y seguro.

Con estos cuidados adicionales, tus zapatillas no solo resistirán la lluvia, sino que se mantendrán en perfecto estado durante toda la temporada. Además, conservarán su aspecto, comodidad y confort como si fueran completamente nuevas, listas para cualquier ocasión y para acompañarte durante todo el otoño.