Los privilegios de Nicolas Sarkozy en la cárcel: celda individual, visitas de Carla Bruni tres veces por semana y teléfono

El expresidente de Francia cumple una condena de un año de prisión efectiva por los delitos de corrupción y tráfico de influencias en el denominado “caso de las escuchas”

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Nicolas Sarkozy y su esposa,
Nicolas Sarkozy y su esposa, Carla Bruni-Sarkozy, el día de su entrada en prisión (REUTERS/Benoit Tessier)

El expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, ha ingresado este martes, 21 de octubre, en la prisión de La Santé, ubicada en el centro de París. Le Monde y Le Parisien detallaron que periodistas y reporteros gráficos procedentes de distintos países se dieron cita desde temprano tanto ante la residencia del exmandatario como a las puertas del centro penitenciario, con el objetivo de documentar la imagen histórica del primer presidente de la V República Francesa que entra en la cárcel.

Sarkozy, quien ocupó la presidencia entre 2007 y 2012, cumple una condena de un año de prisión efectiva, tal como estableció recientemente el Tribunal de Casación tras el fallo por los delitos de corrupción y tráfico de influencias en el denominado “caso de las escuchas”. Diversos medios, entre ellos Le Monde, han subrayado que el antiguo jefe de Estado se encuentra apartado del resto de internos, dentro de un módulo especial diseñado para reclusos de alto perfil o con necesidades específicas de seguridad.

Nicolas Sarkozy (REUTERS/Sarah Meyssonnier)
Nicolas Sarkozy (REUTERS/Sarah Meyssonnier)

Según publicó Le Parisien, Nicolas Sarkozy ocupa una celda individual que dispone de ducha privada, escritorio, televisor y una línea telefónica sometida a controles estrictos. “El módulo en el que se encuentra, destinado a reclusos de alto perfil o con necesidades de seguridad específicas, cuenta con vigilancia permanente y un régimen de movimientos restringido, pero ofrece mayor privacidad y confort que el de los presos ordinarios”, explican fuentes penitenciarias citadas por el diario. Estas condiciones, consideradas excepcionales en el sistema penitenciario francés, removieron el debate público sobre la existencia de privilegios para los líderes políticos.

Sin compartir espacios comunes y con beneficios exclusivos

El entorno próximo de Sarkozy defendió su ubicación y régimen carcelario especial como una “medida de seguridad lógica”, aduciendo la notoriedad pública del expresidente y los posibles riesgos que acarrearía su convivencia con otros reclusos. Algunos sectores políticos y parte de la opinión pública han interpretado, en contraste, que el trato recibido por Sarkozy confirma la existencia de beneficios exclusivos para exdirigentes dentro del sistema judicial francés, según reflejó Le Monde.

Nicolas Sarkozy y su esposa,
Nicolas Sarkozy y su esposa, Carla Bruni-Sarkozy, el día de su entrada en prisión (REUTERS/Sarah Meyssonnier)

A diferencia de la mayoría de los internos, Sarkozy no comparte ni duchas ni espacios comunes. Dispone de un espacio privado destinado a actividad física y puede recibir correspondencia y visitas tres veces por semana, incluyendo las de su esposa Carla Bruni y las de su equipo legal, según especifica la cobertura de Le Parisien. El resto de los aproximadamente 700 reclusos de La Santé suelen afrontar condiciones de vida más estrictas, con celdas colectivas y servicios básicos compartidos, debido a la saturación crónica en las prisiones francesas, aunque el recinto fue renovado en 2019 para adecuarse a estándares europeos de derechos humanos.

El propio expresidente mantiene su posición y continúa sosteniendo “su inocencia”. Además, ha anunciado la presentación de un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Ha reiterado sus críticas hacia el proceso judicial que lo llevó a prisión, afirmando que es víctima de una “persecución judicial sin precedentes motivada por razones políticas”, según recogieron Le Monde y Le Parisien.