La vivienda agrava la brecha generacional: los ‘baby boomers’ acaparan el patrimonio mientras los jóvenes acumulan deuda

Un informe de Fedea revela cómo la propiedad inmobiliaria sigue siendo el motor de acumulación patrimonial para los mayores y una barrera que limita la riqueza y diversificación financiera para el resto

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La falta de acuerdos políticos para solucionar la crisis de la vivienda preocupa a los españoles: “Al final siempre se benefician los mismos” (Infobae España)

La vivienda sigue siendo el principal activo de los hogares españoles, representando el 80,2% del patrimonio total. Su evolución ha marcado el pulso de la riqueza familiar: en las dos décadas estudiadas, con el fuerte retroceso durante la crisis de 2008 (-20,5%) y su posterior recuperación, el valor de la vivienda aumentó un 66% y apuntaló el crecimiento del capital de los hogares, pero también levantó una importante barrera para el ahorro y la estabilidad financiera de las familias jóvenes, según los datos del informe “Evolución de la Riqueza de las Familias en España (2002–2022)” de Fedea.

Comprobada la gran relevancia de las propiedades inmobiliarias en la consolidación del patrimonio, la preocupación por la actual crisis habitacional se redobla, especialmente entre los menores de 35 años. Todos los datos apuntan a que el acceso a la vivienda ha estado fuertemente condicionado por la generación, creando una dinámica patrimonial dual y excluyente para los más jóvenes. Los baby boomers y la generación X temprana pudieron adquirir inmuebles en condiciones favorables: precios moderados, crédito accesible y empleo estable. En cambio, los millennials se enfrentan a precios elevados, menor disponibilidad de crédito y mayor precariedad laboral, lo que limita su capacidad de formar patrimonio y hace saltar las alarmas entre sus sucesores, la llamada generación Z.

El impacto de esta dinámica se refleja en la propiedad de la vivienda habitual: los hogares menores de 35 años han visto caer su tasa de propiedad de casi 65% en 2008 a menos del 40% en 2022, mientras que los mayores de 65 años superan el 90% de propiedad. Así, la vivienda actúa simultáneamente como motor de acumulación patrimonial para los mayores y barrera para los jóvenes.

Endeudamiento y fragilidad financiera entre los jóvenes

La dificultad de acceso a la vivienda se traduce directamente en endeudamiento. Los menores de 35 años presentan la ratio deuda-activos más alta del periodo, alcanzando en 2017 su pico en el 49% y descendiendo al 30% en 2022 tras un peirodo de desapalancamiento. Esta deuda se concentra principalmente en hipotecas y créditos vinculados a la compra de la vivienda principal, a diferencia de los perfiles más ricos y mayores, donde predomina la diversificación financiera.

Durante el boom inmobiliario, los hogares jóvenes incrementaron su endeudamiento, que posteriormente se redujo tras la crisis, pero sin que esto se tradujera en una mejora significativa en la acumulación de patrimonio. En contraste, los nacidos entre 1946 y 1975 pudieron financiar y acumular vivienda con niveles de deuda mucho más moderados, consolidando riqueza de manera más segura y diversificada.

Dos personas observan inmuebles en
Dos personas observan inmuebles en alquiler y en venta en un escaparate de una inmobiliaria ubicada en Palma de Mallorca (Matias Chiofalo / Europa Press)

El informe advierte que esta dinámica puede reforzar una brecha patrimonial hereditaria, consolidando la desigualdad intergeneracional y limitando la movilidad económica de los más jóvenes. Mientras los mayores amplían su ventaja patrimonial con el tiempo, los millennials enfrentan un modelo de acumulación más frágil y excluyente. Además, la desigualdad dentro del propio colectivo joven aumenta, con un índice de Gini más alto que el de otros grupos de edad. Todo ello restringe su capacidad de ahorro, ya que los niveles de activos y la presencia de ahorro financiero entre millennials son inferiores a los de generaciones anteriores a la misma edad. En resumen, el endeudamiento juvenil refleja un patrón de vulnerabilidad patrimonial ligado casi exclusivamente a la vivienda habitual, sin acceso a activos alternativos que permitan diversificación y seguridad financiera

La distancia patrimonial se amplía

El acceso diferencial a la vivienda tiene un efecto directo en la capacidad de acumulación y diversificación de patrimonio. En 2022, los mayores de 65 años acumulaban una media de 321.987 euros en activos reales, frente a los 92.264 euros de los menores de 35. Estas dos cifras representan una brecha de 229.723 euros, que se ha multiplicado por cinco respecto a los 45.726 euros de 2002. La riqueza mediana también se desplomó, pasando de 101.040 euros a únicamente 23.500 euros.

El Gobierno pondrá a disposición el número 047 para informarse del acceso a la vivienda (Congreso)

Además, las generaciones más consolidadas cuentan con más segundas viviendas: en los mayores de 65 años, la media supera las dos propiedades por hogar, mientras que los millennials apenas acceden a una vivienda. De hecho, su patrimonio se concentra casi exclusivamente en la vivienda habitual, con muy escasa diversificación financiera ni acceso a segundas propiedades. La mediana de activos reales apenas roza los 2.000 euros, lo que evidencia que muchos carecen de un colchón patrimonial. En los grupos jóvenes, la vivienda habitual representa más del 75% de los activos, mientras que entre los hogares más ricos se observa una diversificación tanto inmobiliaria como financiera.