Asociaciones ecologistas proponen liberar en el Pirineo catalán ejemplares de lince boreal, extinto en esta zona desde 1930

La prueba se realizaría con machos castrados para evitar una expansión descontrolada y evaluar los efectos del depredador en estos ecosistemas

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Un ejemplar de lince boreal
Un ejemplar de lince boreal (Lynx lynx) en el Zoo de Madrid, España. (Carlos Delgado/Wikimedia Commons)

El lince boreal (Lynx lynx), también conocido como europeo, euroasiático o común, desapareció de Cataluña presumiblemente en 1930, cuando el último ejemplar en libertad fue cazado y su piel exhibida en la comarca de Ripollès. Este gran depredador, que se cree que fue relativamente abundante en el Pirineo catalán hasta finales del siglo XIX y principios del XX, se vio afectado por la caza intensiva, la destrucción de su hábitat y la escasez de presas, puesto que los conejos y ciervos disminuyeron en esa época en algunas zonas.

Desde hace casi un siglo, el gran felino ya no vive en el Pirineo catalán, pero ahora dos asociaciones ecologistas proponen recuperarlo. Según informó el medio El Periódico, Amics del Parc Natural de l’Alt Pirineu y ADLO Pirineo quieren realizar una prueba piloto en el Parque Natural del Alto Pirineo para comprobar cuáles podrían ser los efectos de una futura reintroducción.

La idea inicial no es soltar a los linces boreales con el objetivo de que comiencen a reproducirse y vuelvan a poblar esta zona. Desde las organizaciones ecologistas subrayan que el proyecto consistiría en liberar machos castrados, posiblemente procedentes de Rumanía, para monitorizar su impacto en el ecosistema.

Esto permitiría evitar el riesgo de expansión descontrolada mientras se estudia la viabilidad de una futura reintroducción. Además, señalan que esto podría ser beneficioso por cuestiones relacionadas con el equilibrio entre depredadores y presas: en primer lugar, el lince boreal se alimenta de corzos, rebecos, muflones o ciervos, que en los últimos años han experimentado un crecimiento notable en el monte catalán; en segundo lugar, su presencia desplazaría a zorros, martas o garduñas, que son depredadores del urogallo, que se encuentra en peligro de extinción.

Lince Boreal. (CSIC/Europa Press)
Lince Boreal. (CSIC/Europa Press)

El largo proceso hasta su aprobación y las primeras críticas a la propuesta

Se recupera así un proyecto que se rechazó en 2016, cuando se planteó algo similar en el Valle de Arán. Al final, no se llevó a término a consecuencia de la falta de consenso y la oposición de cazadores y ganaderos. Sin embargo, desde Amics del Parc Natural de l’Alt Pirineu y ADLO Pirineo explican a El Periódico que se escogerían “zonas más bien aisladas” y “poco frecuentadas por rebaños de cabras u ovejas”. Además, en caso de que se produjese alguna depredación, habría compensaciones económicas.

El plan todavía se encuentra en sus primeros pasos y, de verse cumplido, sería tras un complejo proceso administrativo: primero, debería ser presentado un borrador a la dirección del Parque Natural del Alto Pirineo, quien debería elevarlo a la Generalitat de Catalunya. Después, si esta estuviese de acuerdo, sería el Ministerio de Transición Ecológica el encargado de valorarlo.

Además, comienzan a surgir voces críticas con respecto a esta propuesta, especialmente desde la caza. Para ello, se centran en estudios científicos que avalan que podría producirse una hibridación entre el lince ibérico y el boreal, como el publicado en 2024 por la Estación Biológica de Doñana (CSIC), que demostró que esto ya había ocurrido en el pasado al concluir que los ejemplares más recientes comparten más material genético que los antiguos.

Primera suelta de lince ibérico en Palencia. (WWF)

Los sectores que rechazan la propuesta, por tanto, señalan que esto podría poner en riesgo la identidad genética y evolutiva del lince ibérico, una especie única y endémica de la península y en la que se han puesto tantos esfuerzos para su conservación. De hecho, gracias a estos se ha conseguido que aumente el número de ejemplares, provocando que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) rebaje su grado de peligro de extinción de amenaza a “vulnerable”.

Por su parte, José Antonio Godoy, uno de los autores del mencionado estudio, señala que es cierto que se espera que “la mayoría de los genes que entran en una especie procedente de otras tengan consecuencias negativas y sean eliminados con el tiempo por la selección natural”, aunque no siempre ocurre e incluso puede obtenerse el resultado contrario. Además, añade que “no sabemos aún qué consecuencias tuvo la introgresión pasada que hemos detectado en el lince ibérico y mucho menos podemos predecir las consecuencias de una futura hibridación natural o intencionada”, por lo que es necesario seguir investigándolo.