Vox devora lentamente a un PP con poco margen de maniobra: las claves del éxito en las encuestas de Abascal a costa de Feijóo

Los populares quieren disputar voto por voto en los terrenos más cómodos para los de Santiago Abascal, lo que ha entregado la iniciativa política a la extrema derecha

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Santiago Abascal y Alberto Núñez
Santiago Abascal y Alberto Núñez Feijóo, en el Congreso de los Diputados. (Eduardo Parra/Europa Press)

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, comenzó el curso político convencido de que el voto de Vox era “recuperable” porque, afirmó, “la única posibilidad de que haya un cambio de Gobierno en España es que el PP tenga los votos suficientes para poder gobernar. No hay otra posibilidad”.

El líder popular llegó a la presidencia con la misión de reconducir al partido a su modelo clásico, el papel central que encarnó en su día Mariano Rajoy. Pero el escenario de ahora es muy distinto al de años atrás, pues debe hacer frente al momentum de Vox. Feijóo se ha visto obligado a rediseñar su proyecto ideológico para disputar voto por voto en el terreno de juego de Vox. De ahí que los populares hayan endurecido su discurso sobre la inmigración —Feijóo propuso un sistema de visados por puntos similar al de Reino Unido—; sobre la política verde y el campo —alega por eliminar políticas climáticas—, e incluso estén dispuestos a romper con antiguos tabúes, como es la cuestión del aborto.

Precisamente esta impotencia para frenar el avance ultra ha hecho que el partido de Santiago Abascal sea quien imponga la agenda política al PP, una estrategia que le ha llevado a cosechar varios tropiezos.

La cuestión del aborto es el último ejemplo. El PP de Madrid, que marca la línea dura del partido, aprobó la semana pasada una propuesta legislativa de Vox que obligaba a los médicos a informar a las mujeres que quisiesen abortar sobre un supuesto síndrome post aborto —que finalmente quedó desmentido por la propia ciencia—. Después de cerrar filas con su alcalde, el PP tuvo que dar marcha atrás días después. Los de Abascal, por su parte, aprovecharon el viraje para retratar al PP como la “derecha cobarde” que “copia” su discurso.

En Gaza tampoco han sido capaces de marcar una postura clara, tratando de hacer equilibrismos entre la línea pro palestina del Gobierno y el apoyo incondicional a Tel Aviv que predica Vox.

Un reguero de votos para el partido ultra

La sangría de votos ha quedado reflejada en varios sondeos de diversos espectros políticos, que muestran a Vox como el gran reforzado y refuerzan al PSOE por el descenso del PP. El barómetro del instituto 40dB para EL PAÍS y la Cadena SER muestra que los de Feijóo perderían un 14,5% de los votos que obtuvo en las últimas generales en beneficio del partido de Santiago Abascal, frente al 3,2% que entonces apoyó a Vox y ahora se decantaría por los populares.

El dato preocupante para los populares es el del ansiado voto joven, que recaería en manos de los de Abascal, quienes han sabido aprovechar el alcance de las redes sociales y la difusión de los bulos y la desinformación.

El estudio de Sigma Dos para el diario El Mundo, por su parte, vaticina que la extrema derecha captaría más de un millón de votos del PP, que si bien saldría como primera fuerza, perdería poder en la Cámara Baja.

El estudio difundido por el programa de Antena 3 Espejo Público —que elaboró la consultora de investigación social del ex gurú de Moncloa, Iván Redondo— catapulta también a los de Abascal, que alcanzaría los 74 escaños en detrimento, una vez más, del PP.

El calendario electoral favorece a Abascal

Javier Franzé, Doctor en Ciencias políticas, menciona en una conversación con Infobae España varias lecturas que pueden explicar la difícil situación que vive el PP. La primera de ellas, señala, es el calendario, que beneficia a los de Abascal.

Franzé afirma que el votante, sobre todo de los partidos como Vox, que son de una identidad fuerte ideológicamente, suele reafirmar sus principios cuando no tienen todavía una fecha electoral para calcular qué es lo que va a pasar. “Veremos qué pasa cuando se acerque el horizonte electoral y se empiecen a hacer cálculos acerca de la conveniencia de votar al ganador directamente, como puede ser el PP; o, si la elección está muy segura, votar a Vox para reforzar la posición del partido dentro de ese bloque y negociar más duro con los populares”, añade.

Vox le quita cartas de gobernabilidad al PP

La formación que lidera Santiago Abascal nació de disidentes del PP que buscaban nutrirse del voto de la derecha desencantada, presentándose así como la única alternativa real frente a la “derechita cobarde” del PP.

Vox fracturó un bloque, el de la derecha, monopolizado hasta entonces por el PP, como ocurrió con Podemos y posteriormente Sumar en la izquierda. Pero a diferencia del PSOE con los partidos del bloque progresista, Franzé señala que el PP juega con menos cartas en su alianza con la extrema derecha. No hay que olvidar que la posibilidad de un Gobierno de derechas en coalición con Vox fue el principal impedimento para que Feijóo gobernara en las pasadas elecciones.

Esas cartas de las que habla el politólogo son la incompatibilidad de combinar a Vox con los partidos nacionalistas vasco y catalán. “Vox representa una amenaza para ellos muy clara. En cambio, al PSOE le permite jugar con dos barajas: su espectro político y los nacionalismos periféricos. De hecho, en 2023 fue lo que hizo y es lo que viene pasando en esta legislatura. Pierde en número de votos, pero forma gobierno”, comenta.

Santiago Abascal. (Carlos Luján/Europa Press)
Santiago Abascal. (Carlos Luján/Europa Press)

Feijóo está obligado a posicionarse en cuestiones incómodas

La tercera cuestión que juega en contra de los populares es la polarización, que sirve de combustible para los extremismos. En un contexto político en el que hay que elegir entre blanco y negro, el PP se ve arrastrado a tomar posición continuamente en temas muy divisorios para ellos, lo que les ha llevado a cometer errores tácticos en su estrategia.

Vox, consciente de ello, ya ha tendido varias trampas a los populares. La última ha sido su posición sobre el aborto, un tema en el que existe una posición centrada de Génova y una línea dura que marca el PP de Madrid. Por eso, y aunque el PP tiene mayoría absoluta en Madrid, tuvo que generar un discurso duro para contener a Vox. Y el bandazo a última hora reforzó la tesis de Vox, que afeó que el PP opina “dónde y con quién esté hablando”. El msmo cuestionamiento se ha visto también con la inmigración, cuando el PP tuvo que pronunciarse sobre los disturbios en Torre Pacheco. Vox retó además a los de Ayuso a romper con el reparto de menores migrantes.

Este “aprieto” que vive el PP, explica el politólogo, requiere un liderazgo sin temor a Vox ni a las rivalidades que piden una línea más dura. “Me parece que ahí puede haber otra cosa. Yo creo que Feijóo, que apareció originalmente como la idea de volver al centro, no ha logrado un liderazgo nítido. No marca un rumbo”, añade. “Es difícil la situación. Esta no es una cuestión ideológica, sino realmente sortear un aprieto que es muy difícil”, admite.

Vox solo tiene que esperar

Está claro que el PP debe jugar en un terreno con poco margen de maniobra. ¿Y qué hay de Vox? Pues tiene la posición más cómoda porque puede salir ganando desde una posición de espectador. “Parece que a Vox le va bien en un perfil más bajo. Quizá entendiendo bien que la situación ya está decantada hacia el bloque de la derecha, en principio, y que ellos lo que tienen que hacer es mostrarse menos espectaculares que en el 2023 para ganar espacio. Tan solo deben reafirmarse en su posición”, explica.

A Vox le acompaña también el escenario internacional, marcado por la llegada de Donald Trump y el auge de los extremismos en Europa. Y aquí Abascal ha tratado de buscar un espacio, posicionándose en Europa como un actor capaz de construir con Trump y contra China y buscando apoyos en América Latina (el caso de su amistad con Milei) para ganar el voto de los inmigrantes latinoamericanos en España.