“Ningún sindicato en Suecia deja que un trabajador gane menos de 2.150 euros al mes”: un economista lo explica

Aunque en el país europeo no existe un salario mínimo oficial, los convenios colectivos y la presión sindical aseguran los ingresos elevados y los derechos laborales para la mayoría de los empleados

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Un grupo de trabajadores suecos
Un grupo de trabajadores suecos (Montaje Infobae con imágenes de @guidoagostinelli / TikTok y Canva)

En Suecia ningún sindicato permite que un trabajador reciba un salario inferior a 2.150 euros mensuales. Así lo ha asegurado el economista Guido Agostinelli en un vídeo publicado en su perfil de TikTok, donde ha explicado cómo funciona el modelo sueco. El testimonio del experto describe las claves económicas y sociales del país, desde cómo funcionan sus impuestos hasta por qué no tienen estipulado un salario mínimo oficial.

Los sindicatos determinan los salarios mínimos

El economista ha detallado en su publicación: “En este país, la presión tributaria es de las más altas del mundo, llegando a casi el 42%”. A pesar de la elevada carga impositiva, Agostinelli ha subrayado la calidad de vida en Suecia y la existencia de unos derechos laborales robustos.

Uno de los aspectos que destaca el experto es el papel de los convenios colectivos: “Hay cobertura de convenios colectivos por casi el 90% de los trabajadores y una altísima sindicalización. Así que como es un país altamente productivo y el salario lo fija también el sindicato, no necesitan un salario mínimo, porque ningún sindicato avala que alguien gane menos de 2.500 dólares al mes”. Esto equivale a unos 2.150 euros, cifra que representa la base mínima salarial en la práctica para la gran mayoría de los empleados del país.

Altos impuestos, sí, pero un Estado eficiente

Según Agostinelli, la economía sueca se sostiene gracias a un Estado presente y activo, financiado a través de una estructura fiscal exigente. En este sentido, el economista detalló a sus seguidores: “Todo el buen funcionamiento del Estado y las acciones que hace el Gobierno se financian con impuestos. Por ejemplo, el IVA es el 25%, los impuestos personales pueden superar el 50%, junto con una decisión política clara de hacer pagar más a las personas físicas que a las personas jurídicas”.

Añadió además que las empresas abonan un 20,6% de impuestos, bastante por debajo de los niveles individuales más altos. Este modelo, lejos de limitar el desarrollo económico, ha sostenido tasas de crecimiento y ha financiado servicios sociales reconocidos internacionalmente.

TikTok de una española en Suecia

Digitalización, formalidad y empleo público

Uno de los récords de Suecia, ha resaltado Agostinelli, es el bajísimo grado de economía sumergida: “La informalidad es totalmente marginal, es el 2,5% de los trabajadores y ostenta todo un récord junto con Noruega", ha explicado el experto, y enfatiza la incorporación masiva de medios de pago digitales: “En el caso de Suecia, [el dinero en efectivo] representa solo el 1% del PBI. Prácticamente todo se paga por medios digitales, lo cual dificulta aún más la informalidad”.

En cuanto al ámbito laboral público, el economista ha precisado que “el empleo público supera el 29% del empleo total y, en promedio, el empleado público que depende del Gobierno central gana más que el promedio del asalariado del sector privado”. Agostinelli ha recordado, además, la existencia de empresas estatales en sectores estratégicos desde hace más de setenta años, como LKAB, dedicada a la minería, y System Bolaget, encargada del monopolio en la venta de bebidas alcohólicas de alta graduación.

Bienestar social y longevidad

La consecuencia directa de este modelo es palpable, según el economista: “No solo se vive bien, sino que se vive más tiempo. La expectativa de vida es superior a los ochenta y tres años”. Para el experto, los efectos positivos del modelo nórdico benefician al conjunto de la sociedad e invita a la reflexión sobre su posible imitación: “Más allá de las diferencias culturales, ¿podemos aprender algo de este modelo?”, cuestiona.