Las 24 familias de un barrio en Barcelona se enfrentan al pago de 600.000 euros para que urbanicen una de sus calles: llevan 30 años con la reivindicación

La comunidad pide al Ayuntamiento que pague la mitad de la obra

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Un edificio en construcción en
Un edificio en construcción en Barcelona. (Albert Gea/Reuters)

Los vecinos de la calle de Montlar, situada en el Pie del Funicular del vecindario de Sarrià, tendrán que hacerse cargo de la primera urbanización de la vía. La calle, ubicada junto al paseo de las Aigües, todavía es de grava y tierra. Tras insistentes reivindicaciones, y después de 30 años, el Ayuntamiento ha accedido a urbanizar la calle. Se trata de un tramo de 200 metros. No obstante, esto compromete a los vecinos a asumir el pago de toda la reforma. A pesar de que se trata de la vía pública, el Reglamento de la Ley de Urbanismo promulga que las primeras urbanizaciones de las calles corren a cargo de los propietarios de las viviendas ubicadas en dicha zona. Sin embargo, debido a la extensa cuantía del importe, los vecinos de la comunidad han solicitado al Ayuntamiento que pague la mitad del proyecto.

En consecuencia, lo que parecía ser una buena noticia se ha convertido en un auténtico problema para los vecinos de la calle de Montclar. Después de tres décadas solicitando la urbanización de la vía pública que pasa por sus hogares, lo que parecía ser la colaboración de los poderes públicos para mejorar su vida cotidiana se ha transformado en un contratiempo económico brutal. La ley declara que, en este caso, son las 24 familias las que deben hacerse cargo del proyecto, asumiendo sus costes.

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El consistorio ha comunicado la correspondiente factura a los miembros de la comunidad. La suma asciende a una horquilla económica que oscila entre los 13.000 y 61.000 euros para cada familia. Según argumenta el Ayuntamiento, la cantidad a pagar por cada familia viene determinada por la edificabilidad potencial urbanística de la parcela y el techo construido existente, así como el porcentaje de longitud de su fachada.

Una reforma menos ambiciosa

Los vecinos de Montclar reclaman que la reforma de su calle sea mucho más sencilla y asequible de lo que plantea el Ayuntamiento. Según ellos, el proyecto municipal es demasiado ambicioso para un barrio de montaña.

“El Ayuntamiento quiere urbanizar la calle como si fuera el bulevar de una gran ciudad, y eso es un barrio de montaña, donde nosotros simplemente lo que queremos es que no se nos levante polvo, pasar por aquí y no tropezar, que si vas con la moto, no te pongas en un reguero y se te caiga la cosa”, explica una vecina, a la que le correspondería pagar casi 40.000 euros por la obra.

Miquel Fígols, otro residente de la misma calle, comparte la queja. En su caso, debería aportar más de 30.000 euros para una urbanización que considera innecesariamente lujosa.

Viviendas en construcción en Barcelona.
Viviendas en construcción en Barcelona. (David Zorrakino/Europa Press)

“Pueden poner lo que quieran, porque al final el proyecto es del Ayuntamiento y harán lo que tengan que hacer, pero que no nos carguen a nosotros una obra de esta exquisitez con el material. Aquí hay gente que no podrá pagar estos importes, parece que estemos en un barrio rico”, critica.

Además, los vecinos no están de acuerdo con otros puntos del plan: quieren poder seguir aparcando en la calle y se oponen a que pase a ser de sentido único. Aseguran que, si esto ocurre, aumentaría el peligro.

Este proyecto llega décadas después de que se urbanizara el primer tramo, en 1993. Entonces se anunció que la segunda fase se haría poco después, pero no se concretó. Han pasado 32 años y la reforma, que al principio despertó ilusión, ha terminado generando preocupación por el coste. El plan municipal contempla iniciar las obras a finales de 2026. Incluirá la renovación de las redes de alcantarillado, la instalación soterrada de las líneas eléctricas y telefónicas, nuevo alumbrado y un pavimento de adoquines. Si el Ayuntamiento no modifica la propuesta, el vecindario ya ha advertido que se movilizará y llevará la queja al síndico de agravios.