El pueblo medieval de Madrid que es perfecto para una escapada de otoño: un casco antiguo de Interés Cultural y un misterio bajo su plaza

El municipio a 50 kilómetros de la capital ha sido escenario de películas de Hollywood por sus paisajes desérticos

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Plaza Mayor e iglesia de
Plaza Mayor e iglesia de Santa María la Mayor, en Colmenar de Oreja / Comunidad de Madrid

Al sureste de Madrid, se encuentra Colmenar de Oreja, un pequeño pueblo de 8.888 habitantes que cuenta con un casco antiguo que no solo contiene los principales enclaves, como una plaza mayor o una iglesia, sino que además ha sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2013. A 50 kilómetros de Madrid, recorrer las calles de este municipio es equivalente a viajar a la Edad Media, especialmente al siglo XII. Es precisamente de este momento histórico de cuando data el misterio que se esconde bajo su plaza.

Colmenar de Oreja está en la comarca de Las Vegas, zona conocida por su vino, con bodegas centenarias, y su aceite. Su trazado y muchos de sus edificios, como la Iglesia de Santa María la Mayor (siglo XIII) y la Plaza Mayor (construida entre los siglos XVII y XVIII), son testimonio de su rica historia. No obstante, este pueblo, donde vivir cuesta la mitad que en la capital, también destaca por ser atractivo para la industria del cine de Hollywood. Las ventajas de rodar aquí es la cercanía con Madrid, con un paisaje de lo más variado: muy verde en invierno o primavera y muy seco en verano. Es tal el paisaje similar a páramos desamparados que llega incluso a similar desiertos, perfectos para películas de western.

El casco urbano ha siso el protagonista de películas diversas desde el Hollywood de los años 60 hasta Wes Anderson en la década de 2010. Algunos ejemplos son Asteroid City (Wes Anderson, 2013), en la que dos de sus escenarios son los jardines del Zacatín y la plaza Mayor de Colmenar de Oreja. El pueblo madrileño también ha acogido figuras como Yul Brynner en El Retorno de los Siete Magníficos (Burt Kennedy, 1966) o a Aitana Sánchez-Gijón en la serie de 1995 La Regenta.

Y es que el cine es, en muchas ocasiones, trampolín para descubrir lugares que han sido destacados por su riqueza arquitectónica. La declaración como Bien de Interés Cultural incluye diversas localizaciones de su casco antiguo. Desde la plaza Mayor, común en todos los municipios españoles, a la Iglesia de Santa María la Mayor. También han sido bautizados como hitos arquitectónicos excepcionales el Teatro Municipal Diéguez, el Museo Ulpiano Checa, la Ermita del Cristo y el Convento de la Encarnación. Todos ellos fueron construidos entre los siglos XVII, XVIII y XIX. Y, por fin, la joya de la corona: el misterio que se esconde bajo la plaza. Este secreto es el Arco de Zacatín, un túnel que fue un sistema de puentes construido entre 1636 y 1794 para unir los barrios separados por el barranco con el mismo nombre. Aunque si no solo se quiere gozar con el sentido de la vista, Colmenar de Orejas también alberga cuevas, bodegas, fábricas y almazaras cuya historia enológica es ampliamente conocida.

La Quinta de los Molinos, declarado Bien de Interés Cultural del mes en Madrid

El conjunto histórico que representa la Quinta de los Molinos ha sido destacado por la Comunidad de Madrid como el Bien de Interés Cultural del mes. Las quintas, como la que ahora se destaca, son casas de campo donde había trabajadores que debían pagar la quinta parte de sus recolecciones a los señores feudales. La Quinta de los Molinos, diseñada por el arquitecto y urbanista César Cort Botí, es especialmente atractiva por ser una de las últimas quintas de recreo construidas en Madrid

En Colmenar de Arroyo se encuentra uno de los mayores tesoros históricos de nuestro país. Este municipio, del siglo XI, tiene un búnker perteneciente a la Guerra Civil, conocido como Blockhaus-13

Este espacio identitario para los madrileños estaba dedicado al recreo y contemplación y ha llegado a la actualidad con un alto grado de preservación. La Quinta de los Molinos es, por tanto, especialmente atractiva por sus almendros, si lo que se busca es su belleza natural. Mientras que entre sus elementos arquitectónicos destacan el palacete y el portal de acceso desde la calle Alcalá. Su doble fachada, con orientación hacia los jardines y el núcleo urbano, representa un tipo de solución característica de las quintas de la burguesía en el siglo XIX.